Los campus recuperan la presencialidad casi al 100%

Desde principios de julio, las tres universidades gallegas han ido preparándose para cumplir con las instrucciones acordadas con la Consellería de Educación para tratar de minimizar los contagios. Dos medidas han sido claves para permitir que el regreso a la presencialidad sea prácticamente total. Este curso las aulas podrán tener una ocupación del 50% frente al 30% que se exigía el pasado. La distancia de seguridad entre los estudiantes también se acorta y pasa, si no empeora la situación epidemiológica, de 1,5 a 1,2 metros. «Un aforo del 50% en muchas aulas es suficiente para todos los alumnos», explica Javier Ferreira, gerente y responsable de Covid de la Universidad de Santiago de Compostela (USC). «En Derecho hay un aula con casi 400 puestos, los 150 alumnos cogen perfectamente», ejemplifica. Además, durante el curso pasado la institución académica ya realizó esfuerzos para habilitar espacios amplios como el salón de actos de Medicina, que pueden ser utilizados para la docencia.

Hasta la semana pasada, en cada facultad se han ido organizando para adaptarse a las instrucciones del Covid . Aunque, de forma general, las tres universidades apuestan por la presencialidad, han permitido a los centros acogerse a la docencia ‘online’ si por falta de espacios o mala ventilación consideraban que no podían cumplir con la normativa sanitaria. «Esperamos estar en un 90% de presencialidad», indica el responsable Covid de la USC. En la Universidad de La Coruña, explica el rector Julio Abalde, serán pocos los centros que no acojan a todos los alumnos. Por ejemplo, la Facultad de Ciencias de la Educación continuará este año con el modo híbrido con algunos estudiantes en el aula y docencia ‘online’ para el resto. En Vigo las clases se impartirán a través de Internet en algunos grupos de Educación y Trabajo Social, Educación Física y Deportes, o Químicas. Además la enseñanza será semipresencial en los másteres del profesorado.

Acostumbrados a los continuos cambios organizativos a los que ha obligado la pandemia, los responsables de las universidades gallegas aseveran que están preparados para adaptarse en caso de que la situación epidemiológica obligase a dar marcha atrás en la presencialidad. « Tenemos conocimiento de procedimientos de protocolos que ya se pusieron en marcha el curso pasado y que permitieron en situaciones complejas mantener la actividad académica», explica el rector coruñés. «Incluso está previsto si un alumno o un profesor tiene que estar en cuarentena por contacto con algún positivo. Podrá seguir las clases de forma telemática. Tenemos alternativas para todos los escenarios», añade Julio Abalde. «Estamos preparados, ya lo hicimos el curso pasado», coincide Javier Ferreira.

Aun así los responsables académicos confían en que los elevados porcentajes de vacunación tanto en los docentes como en los propios universitarios permitan que este curso se parezca un poco más a los anteriores a la irrupción del Covid . El año pasado ya hubo cierta presencialidad, con una parte del alumnado acudiendo a la facultad y otra parte siguiendo las sesiones ‘online’ desde casa o incluso en otras aulas próximas donde no estaba el profesor.

Tanto Ferreira como Abalde coinciden en que la socialización entre los universitarios se redujo. Pese a las dificultades, ambos se muestran satisfechos por los resultados obtenidos. «Hubo una cierta normalidad. Se impartieron todas las clases, se hicieron todos los exámenes, los alumnos fueron evaluados, los resultados no variaron de forma muy importante con respecto a otros años. Pero tuvimos una merma muy importante, una merma que va más allá del ámbito docente y que incluso nos llevó a crear una unidad de atención psicológica porque muchos alumnos nos trasladaron las dificultades que les supuso no poder socializar », explica Javier Ferreira. «Los objetivos desde el punto educativo de adquisición de competencias se alcanzaron», asevera el rector coruñés. «Pero está claro que algunas competencias transversales como el trabajo en grupo, la capacidad de interacción con los compañeros pues lógicamente no fueron posibles», añade.