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Las ballenas regresan a Galicia

Tras varios años en los que sólo se producían avistamientos puntuales, este otoño se han visto más de 80 ejemplares a entre tres y doce millas de las costas

Un ejemplar de ballena azul, el animal más grande del planeta, avistado por los científicos del BDRI frente a Galicia BDRI

NATALIA SEQUEIRO

En la pequeña cala de Caneliñas en Cee, los restos de una gran nave industrial con el tejado derrumbado conforman la última muestra del pasado ballenero de Galicia . Hasta que en el año 85 se cazó el último gran cetáceo , allí llegaban los barcos con las capturas que después eran despedazadas en la factoría de Ibsa. La caza de ballenas ha estado ligada a la economía gallega desde la Edad Media hasta hace apenas 32 años , cuando la sobrepesca mundial estuvo a punto de hacer desaparecer a los animales más grandes del planeta. Después de un largo periodo de tiempo en el que sólo se producían avistamientos puntuales, este año las ballenas han regresado a las aguas gallegas.

A principios de septiembre un grupo de pescadores y la guardia costera de Muros localizaron no muy lejos del Monte Louro lo que parecía ser un ejemplar de ballena azul, el más grande de los rorcuales que cruza los océanos con sus entre 24 y 27 metros de largo y sus 100 o 120 toneladas de peso. El avistamiento, registrado con un teléfono móvil, despertó el interés de los investigadores. Desde la prohibición de la caza no se había vuelto a ver una ballena azul en aguas gallegas . Aunque no hay datos científicos muy rigurosos se estima que en todo el atlántico este, su número no supera los 1.000 ejemplares.

Bruno Díaz, director del BDRI, Bottlenose Dolphin Research Institute con sede en O Grove, decidió unos días después soltar amarras. Estuvo navegando entre mediados de septiembre hasta el 31 de octubre frente al litoral gallego y descubrió que la ballena de Muros no era un ejemplar perdido o desorientado que se había acercado a la costa. Durante su expedición, los científicos del BDRI realizaron hasta cinco avistamientos de ballenas azules, más de 60 de rorcuales comunes, cuatro rorcuales morteños, 11 rorcuales caliblancos y dos ballenas jorobadas. «Fue realmente una grata sorpresa, poder observar que hay una riqueza de animales tan importante» , explica Díaz. Las ballenas fueron vistas nadando en diferentes puntos del océano entre el cabo Fisterra y las Islas Cíes. No estaban muy lejos del litoral, entre tres y doce millas de distancia.

Hasta 2015, la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma) salía todos los años con la intención de avistar ballenas frente a las costas de Galicia. A finales de la primavera y principios del verano, las ballenas comienzan su viaje desde el norte del Atlántico hasta las zonas más próximas al Ecuador para refugiase durante el invierno en aguas cálidas. Su embarcación se encontraba, casi siempre, con alguno de estos grandes cetáceos. Pero este año se han observado en una cantidad muy superior a la habitual, explica Alfredo López, biólogo del Cemma.

El retorno de las ballenas a las aguas gallegas ha abierto innumerables preguntas a los investigadores, que afirman, no contar con respuestas concluyentes. Por el momento, casi todo son hipótesis. Bruno Díaz, del BRDI no descarta que tras más de 30 años de prohibición de la caza y pese a que países como Noruega, Islandia o Japón hagan caso omiso de las restricciones, la especie se esté recuperando. Pero con una esperanza de vida de más de cien años, el periodo de tregua para el animal que se convirtió en símbolo del proteccionismo, es todavía escaso. «Seguramente vimos ballenas que nacieron poco antes de la prohibición y están regresando a las zonas donde antes iban a comer» , subraya Díaz. El investigador subraya que sus salidas han permitido comprobar que estos grandes mamíferos no estaban simplemente de paso hacia aguas cálidas, sino que llegaron para alimentarse aprovechando el fenómeno oceánico de afloramiento de nutrientes. «Observamos en Galicia a un mismo ejemplar de ballena azul, que ya había sido avistado en las Azores anteriormente, con un mes de diferencia, lo que significa que se quedó aquí» , indica el investigador.

Temores

Pero desde el Cemma apuntan que la presencia de los rorcuales podría no ser tan buena noticia. Aunque de momento es pronto para tener evidencias científicas, temen que la modificación de sus hábitos pueda estar vinculada al cambio climático. Según esta hipótesis, las ballenas se quedarían a finales del verano en Galicia y no continuarían su camino hacia el sur donde las aguas serían ya demasiado cálidas. «Si se confirma que esto es así, sería una preocupación muy grande, porque esto significaría que se les estaría reduciendo su casa» , afirma Alfredo López. Por los contactos mantenidos con investigadores canarios, López asegura que las ballenas avistadas a finales de verano y principios de otoño en Galicia han llegado finalmente a las islas. Para Cemma el hecho de que las ballenas azules viajen en grupo con otras especies de rorcuales podría también ser un mal síntoma de conservación. «Significaría que hay pocos individuos y no quieren estar solas», asevera López.

Tanto desde el BRDI como desde Cemma aseguran que es necesario seguir investigando para explicar los motivos de la gran afluencia de ballenas en las costas este verano. Bruno Díaz espera poder volver a embarcarse el próximo año para descubrir si los grandes mamíferos vuelven a elegir las aguas gallegas para alimentarse y su presencia se convierte en habitual. Díaz apuesta también por poner el valor el patrimonio histórico industrial, hoy prácticamente abandonado, y crear museos sobre la presencia de las ballenas en la Comunidad.

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