El fuerte aumento del censo de españoles en el exterior abre una nueva incógnita electoral

Una cifra que se queda muy lejos de los 930.058 españoles que se encontraban inscritos en el exterior cuando José María Aznar revalidó La Moncloa.

Este fuerte crecimiento no se ha replicado en el censo interior, que ha engordado un 6 por ciento en el mismo periodo, pasando de 33 millones en 2000 a 35 millones el pasado marzo.

Como consecuencia, el peso de los españoles que residen fuera de España y tienen derecho a voto se ha más que duplicado pasando del 2,7 por ciento en 2000 al 6,19 por ciento el pasado marzo. El grueso de ese incremento se produjo a partir de 2008.

Pero será un ingrediente novedoso en este ciclo electoral por que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero cambió las reglas del sufragio exterior antes de las elecciones de 2011.

Esa reforma obligó desde entonces a que todo el que quisiera votar desde el extranjero tuviera que 'rogarlo', en un tedioso proceso burocrático que hundió la participación exterior.

La reforma se revertió el pasado mes de septiembre, poniendo fin a un sistema que ha venido limitando artificialmente el peso electoral de los residentes fuera de España, e impidiendo conocer el efecto de los dos factores que más han hecho engordar este censo en los últimos años.

Por un lado, las salidas de españoles a partir de la crisis financiera. Por otro, la nacionalización de extranjeros realizada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero con la Ley de Memoria Histórica.

Sobre este último proceso, las cifras que se venían manejando apuntaban a que se habrían convertido en españoles unos 375.000 foráneos descendientes de nacionales. Pero en una comparecencia ante el Congreso, el exsubdirector general de Protección y Asistencia Consular, Jaime Moreno Bau, elevó esa cifra.

«La Ley de Memoria Histórica dio la nacionalidad española a más de medio millón de antiguos ciudadanos extranjeros que no son nacionales», señaló en noviembre de 2021, para explicar por qué los consulados tenían un mayor número de españoles a los que atender.

Los expertos consultados subrayan que no es posible anticipar con certeza el efecto que tendrá este nuevo ingrediente electoral.

No obstante, coinciden en que podría condicionar la formación de los bloques en un contexto electoral igualado, en el que un escaño podría dar la mayoría a uno u otro. Un escenario que no es descartable en algunas comunidades en las próximas elecciones autonómicas ni en las generales.

De hecho, los expertos anticipan un mayor peso del voto exterior en estas últimas, ya que las autonómicas suelen ser vistas de forma más lejana por los residentes en el extranjero y provocan una menor movilización en el exterior.

El próximo 28-M será, por tanto, la primera prueba de fuego para comprobar qué tipo de influencia tiene a partir de ahora el nuevo voto exterior, y si tiene la capacidad de volverse decisivo en los territorios más reñidos.

El catedrático de Historia del pensamiento y Movimientos Sociales de la Universidad CEU San Pablo, Juan Carlos Jiménez, así lo considera, apuntando a que los españoles residentes en el extranjero podrían ser determinantes en la configuración de los bloques en parlamentos donde los resultados se encuentren muy ajustados y existan grandes bolsas de residentes en el exterior.

Como ejemplos, este experto cita las Islas Canarias, Cantabria o la Comunidad Valenciana. Por su parte, Rafael Martínez, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Barcelona ve esa capacidad de influir en recuentos muy ajustados, pero subraya la doble condicionalidad que debe existir para ello.

Por un lado, que los votos finalmente emitidos desde el exterior para una circunscripción superen la diferencia existente para un escaño y, por otro, que ello se produzca en un parlamento donde el poder también se decida por un parlamentario.

El voto exterior no se contabiliza en bloque sino que se reparte entre las distintas circunscripciones en función de la provincia en la que esté inscrito el votante.

La participación desde el extranjero es muy inferior a la de los residentes en España, y en las últimas elecciones celebradas antes del voto rogado se situó en el 24 por ciento. Pero como indicativo del tamaño que este censo electoral tiene ahora basta señalar que supera al de la provincia de Valencia, o a la suma de los electores de cuatro territorios como Albacete, Alicante, Almería y Álava.

Además, de cara a las generales, hay que tener en cuenta que Sánchez ha replicado el proceso de nacionalizaciones de Rodríguez Zapatero, ampliando los supuestos que permiten obtener el DNI español.

Este nuevo procedimiento arrancó a finales de octubre y tiene una duración de dos años. Por tanto, el grueso de esta nueva ola nacionalizadora aún no se recoge en el censo exterior, que marcará nuevos hitos antes de las próximas generales.