ERC frena el optimismo del Gobierno sobre los Presupuestos para 2023
Los independentistas no descartan presentar una enmienda a la totalidad ante los «incumplimientos» del Gobierno.
El plazo para presentar estas enmiendas termina el próximo viernes a las 14 horas.
Víctor Ruiz de Almirón y Àlex Gubern
Madrid
Quedan 48 horas para que el viernes a las 14 horas se cierre el plazo para que los grupos parlamentarios presenten sus enmiendas a la totalidad al proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2023. El Ejecutivo concentra sus contactos con dos socios prioritarios: ... ERC y PNV. Especialmente los independentistas catalanes, que aportan 13 escaños en el Congreso de los Diputados.
Es el plazo que el Ejecutivo considera límite. Pues no quieren valorar un escenario en el que ERC llegue a presentar la enmienda a la totalidad para luego retirarla antes de la votación de las mismas que es el 27 de octubre. Esta mañana, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha asegurado en una entrevista en TVE, que las conversaciones con los grupos parlamentarios «van bien». Y ha dicho tener «esperanzas» de que finalmente sus socios habituales no presenten esas enmiendas.
Sin ERC en la ecuación la mayoría del Gobierno quedaría en el alambre. En su nueva situación en Cataluña, con Junts fuera de la Generalitat, el Gobierno consideraba que podría negociar con los independentistas de Oriol Junqueras en una posición de ventaja. Pero ERC está encareciendo su apoyo, sin aceptar que ahora su posición es más vulnerable. La actual va a ser la última ventana de negociación de la legislatura y ERC la quiere aprovechar.
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La ministra Montero trasladaba esta mañana su confianza en que el acuerdo llegue a buen puerto: «Saben que en un escenario tan poliédrico como el del Congreso de los Diputados muchas veces las negociaciones se prolongan más allá de lo que a todos nos gustarían, pero espero que todo el mundo comprenda que es necesario para nuestro país y nuestros ciudadanos que tengamos unas nuevas cuentas públicas que promueven el bienestar, que nos protegen frente a las consecuencias de la guerra y sobre todo nos permiten que todo el mundo encare este próximo año en mejores condiciones».
Pero en ERC ponían pie en pared. La presentación de la enmienda a la totalidad no está en absoluto descartada. En primer lugar molestaba una información en el diario La Vanguardia en la que se daba cuenta de una reunión en el día de ayer entre el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y representantes de ERC. Y en la que se trasladaba el sentir del Gobierno respecto a que el acuerdo estaba encauzado.
El portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, escribía un tuit en el que afeaba al Gobierno haber filtrado esa reunión como mecanismo de presión y en el que ha denunciado que «el PSOE a día de hoy sigue sin cumplir sus propios compromisos». Y advertía de que a su partido «no se le presiona con titulares que no se ajustan a la realidad».
Separar negociaciones
Aunque el Congreso y el Parlament siempre han funcionado como vasos comunicantes, en Esquerra, aunque con dificultades, tratan de aislar los dos ámbitos de actuación política, y en ningún caso, al menos aparentemente, plantean que la aprobación de las cuentas del Gobierno y de la Generalitat se pueda negociar de manera conjunta, a modo de acuerdo de socorro mutuo.
Ello pese a que en Madrid es el PSOE el que necesita los votos de los diputados republicanos para sacar adelante los Presupuestos, mientras que en Barcelona es al revés; Esquerra necesitará probablemente los votos del PSC si quiere sacar adelante los las cuentas de la Generalitat ante la más que probable negativa de Junts, una vez los de Borràs ya están fuera del Govern.
En este contexto, ¿quién necesita más a quién? La dureza con la que el portavoz en el Congreso Gabriel Rufián abrió hace una semana la fase de tanteo con el Gobierno hace indicar que, ahora mismo, Esquerra está dispuesta a apretar a Pedro Sánchez en tanto que, según aseguran desde el partido, prorrogar las cuentas catalanas es una posibilidad en la que no se sienten incómodos si no se logra el apoyo de Junts, lo más probable. Los sectores más favorables a un acuerdo con los socialistas abogan por un acuerdo conjunto.
Los más refractarios, con Oriol Junqueras al frente, abogan por tratar de aguantar en solitario en el Parlament para poder negociar con más dureza en el Congreso. Ahora mismo, se imponen los segundos para disgusto del presidente Pere Aragonès, que como exconsejero de Economía es muy consciente de las dificultades que implica no poder aprobar las cuentas para el próximo año.
De alguna forma, la única manera que tienen en ERC de poner sordina a quienes les acusan de venderse al Gobierno -«Lo han hecho a cambio de cuatro mentiras, cuatro titulares y un poquito de alfombra roja», le espetó la diputada de Junts Nogueras a Rufián en el Congreso- es, efectivamente, obtener alguna concesión tangible al Ejecutivo de Pedro Sánchez. De nuevo aparece, como ya adelantó Rufián, la carpeta de la 'desjudicialización', con la reforma del delito de sedición como capítulo principal.
En ese sentido la posición del Gobierno es que los Presupuestos tienen un cauce y que la mesa de diálogo otro. La reforma del Código Penal para rebajar el delito de sedición, que iría mucho más allá y tocaría otras penas, es algo que el Gobierno dice dispuesto a hacer. Pero insiste en que no la plantea porque «no hay mayoría» en las Cortes para sacarla adelante.
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