Francisco Vázquez: «Hay que salir a la calle y ser conscientes de lo grave que es la situación»

–¿Le sorprende que haya tantas voces críticas con Sánchez dentro del PSOE?

–Lo que hay son voces comprometidas con lo que ha sido el sentido constitucional del partido socialista, que es uno de los partidos que protagonizó la Transición e impulsó la Constitución. Surgen de la política de alianzas con grupos políticos contrarios a la Constitución que ha protagonizado este PSOE y por la postura del propio partido admitiendo estrategias que rompen claramente con la posición mantenida por el partido socialista hasta ahora.

–¿Y cuándo se empezó a torcer el partido?

–Esto se inició con el llamado Pacto del Tinell, que fue la ruptura del respeto a los resultados electorales en Cataluña. Entonces, el PSOE pactó con grupos independentistas rupturistas para poder gobernar. El rumbo se pierde ahí, pero tiene su continuación cuando Zapatero admite esa estrategia del socialismo catalán. Este cambio de postura del partido se consagra con la Ley de Memoria Democrática en la que Pedro Sánchez y el PSOE admitieron una enmienda de Bildu en virtud de la cual se considera una prolongación del franquismo el tiempo que hubo hasta el comienzo del Gobierno del propio Felipe González. A partir de ese momento, la deriva es que la ha llegado hasta el día de hoy.

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–¿Todo por mantenerse en el poder?

–Mantenerse en el poder, sí. Pero no solo es el ansia de Pedro Sánchez, porque esta es una posición asumida por el conjunto del partido, que ha pactado en multitud de ayuntamientos de toda España con partidos contrarios a la Constitución, y más aún, con partidos como Bildu, Junts, el BNG… Se pacta en toda España para alcanzar el poder como sea. Esto es lo que desautoriza y deslegitima al actual PSOE y lo desvincula absolutamente de lo que ha sido su línea política durante la Transición y los largos años de gobierno de Felipe González.

–¿Por qué no le interesa alcanzar un gran pacto con el PP como ha propuesto Feijóo?

–Pues porque entienden que eso provocaría una ruptura con los pactos y alianzas que tienen en multitud de lugares con partidos anticonstitucionales.

–¿Ve opciones de que cambie algo antes de la investidura de Feijóo?

–No hay ningún cambio posible, porque el actual PSOE está instalado en esta estrategia y no la va a cambiar.

–¿Así que la gobernabilidad de España queda en manos de Puigdemont?

–Pero no solo en manos de Puigdemont. Porque el pacto de investidura en el que está trabajando el PSOE no es solamente con el señor Puigdemont, El pacto es con el señor Otegi, antiguo terrorista condenado de ETA y con el partido que la representa; es con ERC, protagonista del golpe de Estado de octubre; y es con el BNG, que es un partido que propugna la derogación de la Constitución. Un pacto que va más allá de Puigdemont y se sustenta, principalmente, en todas las organizaciones comunistas integradas en Sumar. El PSOE ha optado por una vía de radicalización y ha traicionado el gran principio de la Transición que no era otro que el de la reconciliación nacional y ha vuelto a crear el frentismo y los bloques en la sociedad española. Es retrotraernos a los peores tiempos de la sociedad española y eso es imperdonable. Quien considere que debe seguir dentro del partido y no rompe con ello, pues será partícipe de esa estrategia.

–¿Usted ya no lo está?

–En las últimas elecciones yo no voté al PSOE porque entendí que no se trataba de un tema de izquierdas o derechas, sino que era un asunto de constitucionalistas y rupturistas y hoy lo que está en juego es más que la derogación de la Constitución. Hoy está en juego la continuidad de la nación española y el PSOE está en esa estrategia. Y no solo en el Gobierno de la nación, también en las autonomías, ayuntamientos y diputaciones. Sus pactos y alianzas son con estas fuerzas políticas, o sea que es el propio partido socialista el que ha roto con su compromiso constitucional y con la línea política e ideológica con la que protagonizó la Transición española. En mi opinión, es una distorsión de la historia de un partido, que con sus errores y aciertos, durante más de un siglo tuvo un compromiso inequívoco con España.

–¿Tiene arreglo este PSOE?

–Claro, y de una manera muy sencilla: rompiendo esos pactos y alianzas a costa de perder el poder en muchos lugares y sellar un pacto de Estado con el Partido Popular, que es lo que esperan y desean la mayoría de los españoles. La gente no se da cuenta de la situación tan grave que estamos atravesando. Estas fuerzas minoritarias que tienen el 4-5 por ciento del electorado no ocultan sus intenciones, se reafirman en sus objetivos y miramos para otro lado. Tiene que haber, como en el 77, un gran diálogo y un gran acuerdo en cuestiones importantes. Ese es el único camino que hay y que lo encabece quien quiera. Y si no tienen la generosidad de renunciar para lograrlo, pues que se busque un independiente como en Italia y que durante 2 o 3 años afronte la situación. Que ponga orden en este desbarajuste de incumplimiento de las leyes y desacato a las sentencias de la justicia. Hago un llamamiento para que la gente se dé cuenta de que la separación de poderes en España no existe.

–¿A qué se refiere?

–Hay un absoluto desacato a las sentencias de los tribunales y un reto permanente a la independencia del poder judicial y ha habido una ocupación del órgano de garantías más importante que es el Tribunal Constitucional. Y cuando digo ocupación lo digo en el sentido ideológico, político y partidista. Que no refleja la filosofía con la que se creó el Tribunal Constitucional.

–¿Y cuánto cree que tardará en hacerse realidad la amnistía?

–Eso ya lo tienen acordado. Lo llamarán amnistía, ley de alivio penal o lucero del alba, pero eso ya lo tienen pactado. Lo enmascarán presentándolo como un debate académico entre eruditos. Y no es eso, porque lo que se está planteando es una ruptura con la Transición y la propia Constitución. Es un problema político, porque se va a legitimar el intento de golpe de Estado que llevaron a cabo en octubre de 2017. Y eso es precisamente lo que encierra esa amnistía. Imagine que se hubiera hecho una amnistía tras el Golpe de Estado de 1981 y se hubieran legitimado estos golpes militares. Sería inadmisible. Sería un escándalo. Pues eso es lo que se está haciendo con unos golpistas delincuentes que intentaron acabar con la unidad de España. Lo que hay que hacer es ser claros y no tener complejos a la hora de explicarlo a la gente, para que la ciudadanía vea el alcance de las consecuencias que pueden tener los pasos que se están dando.

–¿Está la sociedad adormecida? ¿Falta salir a la calle?

–Claro que hay que salir a la calle y ser conscientes de la tragedia y de lo grave que es esto. De lo que están sufriendo muchos españoles, por ejemplo en Cataluña, donde ven que sus hijos son marginados en las escuelas y son acosados por hablar castellano en el recreo. Son acosados como si fueran niños judíos en las escuelas alemanas del nazismo. No hay diferencias. ¿No nos damos cuenta que eso es nazismo? Que es una marginación de una serie de ciudadanos por la lengua que hablan como se hizo en su día con unos ciudadanos por su raza.

–Volviendo a la actualidad política, si fracasa la investidura de Feijóo, ¿qué escenario prevé?

–No se acaba el mundo en esa derrota parlamentaria. Hay varios escenarios posibles. El primero de ellos sería que el PP ofreciera su abstención para que el PSOE y el señor Sánchez no estén obligados a pactar con los independentistas de Junts y ERC, con Bildu y el BNG. Tendrían que gobernar, al ser una mayoría relativa, desde la negociación y el acuerdo.

–¿A cambio de qué haría eso el PP?

–A cambio de retratar al partido socialista. De ponerle ante la opinión pública y obligarle a aceptar ese apoyo del PP. Si el señor Sánchez no lo acepta, quiere decir que está comprometido con ese pacto con los independentistas. Un ofrecimiento de ese tipo del PP cambia mucho el escenario. Feijóo quedaría como un líder capaz de poner sus intereses al servicio del Estado y obligaría al PSOE a retratarse y decidir si prefiere eso o a Junts. Sería una decisión muy inteligente. Y si no, que busquen un independiente, que los hay, con prestigio y con capacidad para dirigir el Gobierno durante dos o tres años. Estamos tirando por la borda la presidencia europea, con lo que eso supone para la imagen de España.

–¿No sería mejor una repetición electoral?

–También, pero que tenga en cuenta el PP que esa repetición electoral tendría como protagonista a Pedro Sánchez, que tendría un discurso muy claro: no he cedido ante los independentistas y mi compromiso es con España y la Constitución. Iría a las urnas como abanderado de la idea de España, con toda la carga de propaganda que hay detrás de un Gobierno y eso puede incidir en el electorado. Sería un aplazamiento de las medidas que van a tomar ahora con los separatistas. Serían unas elecciones de coartada que les permitirían llevar a cabo sin tanta presión las mismas medidas que tienen pensado tomar ahora.