La figura de Santos Cerdán en la sombra

Un hombre «discreto», de acuerdo con fuentes consultadas en la Comunidad Foral y con experiencia de décadas en la vida institucional, al que atribuyen un papel de «conseguidor» con relaciones políticas al más alto nivel en la región. De hecho, la propia sede de su compañía, registrada el pasado 10 de junio por la UCO y bajo la lupa del Tribunal Supremo, se ubica a escasos metros del Palacio de Navarra, donde tiene su despacho la presidenta de la comunidad autónoma María Chivite. Con ella mantenía contacto directo por mensajería instantánea y se reunió, según ha reconocido la propia secretaria general del Partido Socialista de Navarra (PSN), hasta en cuatro ocasiones para hablar de proyectos concedidos a la UTE compuesta por Servinabar 2000 SL y Acciona durante anteriores gobiernos con Uxue Barkos (Geroa Bai) a la cabeza.

Es el caso del de la rehabilitación del Archivo General de Navarra en 2018 o el de las gestiones en la Mina Muga. En este último escenario, allá por 2015, mismo año en el que se constituye la empresa de Egurrola y en la que tendría un 45% de participaciones Santos Cerdán, según los investigadores (algo que ambos niegan), es donde los uniformados sitúan el inicio de la presunta trama corrupta y la relación empresarial con Koldo García. Sin embargo, su vínculo con Cerdán sería mucho anterior. El primer contacto con el ex número tres del PSOE se estableció en 2006, cuando era concejal en su pueblo, Milagro (Navarra), y el empresario apareció para presentar el desarrollo de un proyecto de 'ciudad de vacaciones' a orillas del río Aragón.

Desde entonces, y antes del salto a Madrid de Cerdán, a ambos les habría unido una «fuerte» amistad, según el político. Alonso, sin embargo, la define como «personal, pero respetuosa con la profesión de cada uno».

Santos Cerdán vivió con Antxon Alonso antes de que Pedro Sánchez llegara a la Moncloa en una vivienda de 40 metros en el centro de Madrid costeada por Servinabar. Un pago al que el empresario habría accedido cuando Cerdán le comentó que iba justo de dinero. Vivieron juntos caso como si de unos compañeros de carrera se tratara (según la declaración de ambos en sede judicial) hasta que Cerdán pudo instalarse en la capital con su familia. Esa relación estrecha llevó a que, tras la salida de Arnaldo Otegi de la cárcel en 2016, Antxon Alonso le pusiera en contacto con Cerdán para establecer un canal de comunicación «discreto» entre el PSOE y EH Bildu.

Una labor de fontanería que facilitó su origen guipuzcoano, dado que tanto él como el líder de la izquierda independentista vasca son de Elgoibar. Éste no es su único nexo con el País Vasco. Afincado en Elorrio (Vizcaya), también cuenta entre sus conocidos con figuras próximas al PNV. Es el caso de Iñaki Alzaga, empresario afín a los nacionalistas, que posee un 4% de participaciones en Alegure SL, otra de las mercantiles de Antxon Alonso. Fue en uno de los medios del Grupo Noticias, que preside Alzaga, donde apareció publicado el primer comunicado de Servinabar desvinculando a Santos Cerdán de sus actividades.