Sin embargo, según ha confirmado este periódico, la presidenta del partido, Cristina Narbona, sí que está realizando llamadas a otros líderes históricos para que se involucren en el congreso, participando en ponencias o de cualquier otro modo, de forma que quede diluido el efecto de que existe un divorcio entre el Partido Socialista de Pedro Sánchez y el Partido Socialista de siempre.
Y, en medio, José Luis Rodríguez Zapatero, absolutamente alineado con las políticas de Sánchez y su principal respaldo entre los antiguos dirigentes. Al congreso, que se celebrará el 29 y 30 de noviembre y 1 de diciembre en Sevilla, asistirán 1.095 delegados. Son 12 representantes más que en el anterior cónclave, celebrado en 2021.
Un debate silente en el PSOE, pero no por ello inexistente, tiene que ver con el escenario post Sánchez: perpetuar el modelo o volver a las esencias. En la actualidad, el Partido Socialista vive el momento menos autocrítico desde la Transición, pero es evidente que hay voces internas descontentas con la forma de ejercer el poder orgánico de Pedro Sánchez.
Felipe González desde fuera o Emiliano García-Page desde dentro, son probablemente los mejores ejemplos, pero hay más. Los congresos regionales serán el escenario de la batalla y aquí irrumpe como especialmente simbólico lo que está sucediendo en Madrid.
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