Feijóo hace de Valencia su prioridad y Puig marca distancias con Sánchez
El líder del PP quiere estar al menos una vez al mes en Valencia, mientras Puig quiere vender gestión territorial y que la campaña sea de baja intensidad
Las últimas encuestas electorales pronostican un empate técnico entre derecha e izquierda en la Comunidad Valenciana
Mariano Calleja y Víctor Ruiz de Almirón
Madrid
Cada lunes a primera hora de la mañana, Alberto Núñez Feijóo abre el Comité de Dirección del PP con una pregunta: «¿Cómo va Carlos?» La presión de Génova sobre Carlos Mazón, candidato a la Presidencia de la Generalitat Valenciana, va en aumento. Ya se ... lo advirtió su jefe, Feijóo, en la última Intermunicipal del partido, que se celebró en Valencia, claro, porque ahí está la gran clave de las elecciones del 28 de mayo, una idea que repiten como un mantra los populares: «Hemos venido a meter presión a esta comunidad autónoma, el PP os necesita». En concreto, les exigió «mayorías absolutamente indiscutibles». Mazón, como María José Catalá, candidata a la Alcaldía de Valencia y señalada como sucesora de Rita Barberá, aplaudieron, pero también pusieron tareas a Feijóo. Para empezar, que cuando llegue a La Moncloa arregle el problema de la financiación y el del agua. Casi nada.
Esa pregunta de Feijóo a su núcleo duro suele tener una respuesta satisfactoria para el presidente del PP, aunque no suficiente para estar tranquilo. Elías Bendodo lleva la cuenta de las encuestas. En la última que manejan los populares, el resultado es bastante ajustado, aunque se inclina a favor del PP. La candidatura de Mazón obtendría 36 diputados, el PSOE 30, Vox 15, Compromís 12 y Podem, 6. La mayoría «absolutamente indiscutible» del PP está lejos, como se ve, pero con Vox sumaría mayoría absoluta: 51 frente a los 48 del resto. Demasiado justo para lanzar las campanas al vuelo. Por eso, Mazón es prudente al máximo: nada de euforia, repite el candidato del PP, que sabe bien que con ese margen nada está decidido en las urnas.
El PP, además, reconoce que puede tener un problema añadido, llamado Ciudadanos. El partido de Patricia Guasp e Inés Arrimadas si tiene algo de pulso aún en algún territorio de España es precisamente en la Comunidad Valenciana, y también en Aragón. ¿Suficiente para lograr algún diputado? Muy posiblemente, no. Pero sí para acaparar unos miles de votos, que podrían acercarse al 3 por ciento, y que podrían ser decisivos para frenar una subida mayor del PP. El factor CS estará muy presente así en la campaña electoral del PP, para intentar atraerse lo que queda de ese partido por la base.
La batalla de mayo: Alberto Núñez Feijóo contra los barones del PSOE
Víctor Ruiz de AlmirónEl PP saldrá al ataque en mayo con candidatos renovados, sin muchas plazas que defender y muchas que poder recuperar Su mejor baza será su presidente nacional
Para el PP, ganar en la Comunidad Valenciana y poder recuperar su gobierno autonómico supondría el 'jaque mate' frente a Sánchez, según confiesan en el equipo de Feijóo. «Si el PSOE pierde esa comunidad, Sánchez no sobrevive políticamente». En Génova dan por hecho que las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo supondrían la primera victoria electoral de ámbito nacional para el PP desde 2016 y por supuesto también la primera de Feijóo como presidente del partido. Los populares dan por 'blindada' la Comunidad de Madrid y la Región de Murcia, las dos regiones donde gobiernan que se someten a elecciones en mayo, y también dar por prácticamente aseguradas, salvo hecatombe, las principales ciudades donde ya gobiernan.
Su conclusión es que no tienen nada que perder y sí mucho que ganar el 28-M, al contrario que Sánchez y el PSOE. Aun sin lograr el gobierno valenciano venderían como un éxito el previsible resultado en su conjunto. Pero si consiguen su gran objetivo, el discurso ya está preparado: «El sanchismo ha terminado». Para desgastar a los socialistas al máximo, y en concreto al presidente regional, Ximo Puig, el PP utilizará la corrupción como arma con un mensaje claro y simple, que intentará que cale en los ciudadanos: «Caso Azud=Ximo Puig».
Fuentes del PP resumen en tres claves la importancia electoral que tendrá la Comunidad Valenciana: «Es la primera comunidad gobernada por el PSOE, tiene un Gobierno frankenstein igual que en España y sería el primer vuelco clave previo al del conjunto del país». «El sanchismo se quedaría KO de un solo golpe», resumen de forma gráfica. Feijóo tiene previsto viajar a esta comunidad al menos una vez al mes. La próxima cita será ya en Fallas.
Una campaña valenciana
En la calle Ferraz son muy reacios a señalar un territorio por encima de otro en nivel de importancia. «Es más un marco del PP que nuestro porque hasta hace nada era su gran feudo», señalan desde la dirección federal donde, no obstante, se concede que «obviamente» lo que pase allí será fundamental en la lectura de la noche electoral. Y de cara a las generales. Es la cuarta región que más escaños reparte. Un total de 32. «Para nosotros es importante porque además Puig, al contrario que otros barones, es una figura a la que se le intuye recorrido». En el PSOE saben que la lectura política de las próximas autonómicas va a tener mucho que ver con cuántos de los nueve gobiernos autonómicos que defienden son capaces de retener.
La estrategia del PSOE siempre ha sido que estos comicios sirviesen como muro de contención del cambio de tendencia demoscópica en favor del PP porque entienden que lo que ha pasado en Madrid o Andalucía ha sido la consolidación de liderazgos en ejercicio. Y que eso ahora les beneficiará a ellos. «Aquí Juanma Moreno es Ximo Puig», suelen decir en el gobierno valenciano. En el equipo del presidente dicen que sus datos demoscópicos les da margen para un tercer mandato. En el PSPV sí reconocen más riesgo en la alcaldía de Valencia. «Ahí es donde el PP va a poner toda su fuerza», dicen. En Ferraz, en cambio, ponen en primera línea las opciones de Sandra Gómez. Ruido orgánico de fondo.
Al contrario que el tándem Feijóo-Mazón aquí la referencia de campaña es Ximo Puig. «El presidente del Gobierno estará en todos los territorios», replican en Ferraz. Y así será, asumen en el equipo de Puig. Si bien dejan claro dos cosas: poca campaña y muy territorial. «Aquí no estamos en campaña. Aquí gestión hasta el último día y lo que se haga muy en clave valenciana», resumen en el equipo del mandatario valenciano.
«No somos Emiliano, pero tenemos nuestro perfil», ejemplifican en referencia con los habituales choques del presidente de Castilla-La Mancha con Pedro Sánchez. El trasvase Tajo-Segura, donde precisamente el Gobierno actúa al gusto de Page, ha sido un asunto en el que Puig ha advertido a Sánchez que no va a cesar en su oposición. Y es que en el socialismo valenciano se malician con algo que se escucha habitualmente en Toledo, Mérida o Zaragoza: tendrán electores en autonómicas que no repetirán en las generales.
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