Feijóo niega a Abascal un trato preferente y evita el enfrentamiento

Con Feijóo en la presidencia nacional del PP, la relación de este partido con Vox es prácticamente inexistente. El caso de Castilla y León, donde hay una coalición de gobierno de las dos formaciones políticas, se ha convertido en una extrañeza dentro de las filas populares. En realidad, y con esa excepción, en el PP se actúa como si Vox no compitiera. Este sábado, en Toledo, intervinieron los portavoces del Congreso, del Senado, del Parlamento Europeo y todos los barones autonómicos con mando en plaza. Y no hubo ni una sola mención, ni directa ni indirecta, al partido de Santiago Abascal.

La estrategia en esta nueva etapa del PP pasa por obviar totalmente la existencia de un partido a su derecha, del que además, según fuentes parlamentarias, están consiguiendo arañar votantes. En Génova sostienen que las elecciones en Andalucía, el 19 de junio, marcaron un punto de inflexión, y desde entonces Vox ha descendido, lenta pero sostenidamente. Algo a lo que ha contribuido la marcha de Macarena Olona.

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Los populares esperan que a raíz de ese ligero retroceso de Vox, según sus estimaciones, se produzca una nueva oleada de críticas y ataques de sus dirigentes contra el PP, al comprobar que se les pueden estar escapando los votantes más moderados.

En Génova, sin embargo, tienen muy claro que no entrarán en un cruce de descalificaciones ni acusaciones con Vox. No les interesa. El objetivo de Feijóo es no depender del partido de Abascal en el futuro, pero nadie puede descartar que lo necesite. Por eso su opción pasa por evitar el choque y el enfrentamiento directo. Simplemente actúan y pronuncian los discursos sin atender ni mirar a Vox, ni siquiera de reojo. Y esa es la instrucción que se ha dado desde la dirección nacional a todos los parlamentarios.

«No vamos a tener una relación especial con Vox», sentenciaron este sábado fuentes de Génova. En la agenda de Feijóo hay una reunión prevista con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. La fecha exacta aún no está fijada, pero la previsión es que sea antes de un mes. De momento no hay ningún encuentro a la vista con el líder de Vox, Santiago Abascal, aunque Feijóo no lo descarta, «como con cualquier otro dirigente político» que quiera hablar con él, según precisan los populares.

Esa primera reunión de Feijóo con Ortuzar ha causado malestar en algunos sectores del PP, sobre todo relacionados con la vieja guardia que vivió en primera persona el giro que dio el PNV en 2018, al pasar en cuestión de días de apoyar los Presupuestos de Rajoy a votar a favor de la moción de censura que presentó Pedro Sánchez en el Congreso. «Son unos traidores, algunos lo vimos en primera persona y no lo olvidamos», comentó este sábado uno de los dirigentes veteranos del Partido Popular, que vivió en primera línea ese volantazo brusco de los nacionalistas vascos.

En Génova, sin embargo, creen que hay que hablar con todos, excepto con Bildu y ERC, y siempre que signifique sumar, «bienvenidos sean». Quieren aprovecharse de los temores del PNV al progresivo acercamiento de Bildu y el PSOE, que podría ser crucial ante las próximas elecciones autonómicas vascas.

El trato prioritario de Feijóo hacia el PNV contrasta con la indiferencia con la que se relaciona con Vox. Al presidente del PP le resulta más sencillo mantener esa estrategia al no tener escaño en el Congreso, lo que le evita participar en debates en los que Abascal le interpele directamente. Desde el Senado, puede mostrar una actitud distante y esquiva respecto al dirigente de Vox. Hasta el momento, entre ambos solo hubo un intercambio de mensajes, cuando Feijóo fue elegido presidente del PP, y una llamada de teléfono antes del verano. Nada más. Fuentes próximas a Feijóo comentaron que si Abascal quería reunirse con Feijóo, tenía que ser él quien lo pidiera, como hizo Ortuzar.

Mientras, en el PP miran con interés e indisimulado regocijo los movimientos de Macarena Olona y «las guerras internas» de Vox, según lo definen las fuentes consultadas. «Abascal sabe bien a qué se enfrenta, porque él mismo se enfrentó a su partido en su día (el PP), lo abandonó y formó uno nuevo», comentan fuentes de Génova, que creen así que el líder de Vox está probando ahora «su propia medicina».

«Están viviendo ahora los líos habituales que puede haber en cualquier partido», señalan otros populares. Fuentes de la dirección nacional aseguran a ABC que Olona mantiene buena relación con algún dirigente de Génova, e incluso hay una línea de comunicación abierta. «Macarena fue una excelente candidata en Andalucía, pero su campaña fue un desastre», la exculpan desde Génova.