El extremeño que soñaba con el futuro y terminó marcando la historia del teléfono en España
Rodrigo Sánchez-Arjona logró lo imposible: su pueblo, Fregenal de la Sierra, fue el primero del país en conseguir la autorización del Gobierno para instalar un «alambre telefónico»
Badajoz
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Iniciar sesión«Mr. Watson, venga aquí, quiero verle». Así arrancó y concluyó la considerada primera llamada telefónica de la historia. A un lado del teléfono, un tal Alexander Graham Bell. Al otro, su ayudante, de apellido Watson. Corría el mes de marzo de 1876. Días ... antes, Bell había patentado el teléfono. La historia de la humanidad había cambiado para siempre y de manera revolucionaria.
Graham Bell se llevó los honores durante décadas. Hay quien todavía le otorga el privilegio de haber inventado el teléfono, aunque fuese realmente el italiano Antonio Meucci, veinte años antes, quien fabricó una máquina equivalente al teléfono, bautizada como «teletrófono». Por problemas económicos, Meucci no logró la patente que sí alcanzó Bell. Tras décadas de polémica y disputa, en 2002, el Congreso de Estados Unidos reconoció al italiano como legítimo inventor del teléfono, aunque el común de los mortales le siga atribuyendo ese honor a Bell.
Es fácil encontrar cuál fue la primera llamada de la historia, no lo es tanto si buscamos la primera realizada en España. Hay cierto consenso en que se produjo apenas seis meses después de que Graham Bell patentase el teléfono. ¿Dónde? En La Habana, que era, todavía, de domino español. Una llamada corta entre el entonces vicepresidente del Cuerpo de Bomberos del Comercio de La Habana y su esposa. Si nos ceñimos a la Península, esa primera conexión se dio entre Madrid y Aranjuez en 1878. Una llamada de enamorados. Entre Alfonso XII y María de las Mercedes de Orleans, días antes de contraer matrimonio.
Sin embargo, y pese a esta ristra de efemérides, el gran secreto de la historia de la telefonía en España está en un pueblo extremeño, ubicado en la Sierra Suroeste de la provincia de Badajoz, que hoy no llega a los 5.000 habitantes: Fregenal de la Sierra. Allí, la curiosidad, el empeño y el arrojo de uno de sus vecinos consiguió que el Gobierno firmase, en marzo de 1880, la primera autorización por escrito de una instalación telefónica en España: iba desde el municipio hasta la conocida como finca de Las Mimbres, propiedad del gran protagonista de toda esta historia: Rodrigo Sánchez-Arjona.
Sánchez-Arjona –un apellido muy extremeño- era entonces el mayor contribuyente de Fregenal. El hombre más rico del pueblo. Descendiente de una familia adinerada y Caballero de la Orden del Santo Sepulcro, se doctoró en Derecho por la Universidad de Sevilla. Hacía de todo en el pueblo. Desde las obras de un nuevo cementerio hasta la canalización de un desagüe. Estaba en todo, pero había dos rasgos que le definían especialmente. Por un lado, su espíritu viajero. Visitó una larguísima lista de países a lo largo de su vida. Por el otro, su curiosidad, que llevaba a tener un especial interés por la ciencia. Sus vecinos, de hecho, le llamaban «el brujo». Decían que sabía, incluso, de hipnosis.
Ambas pasiones se unieron en 1877. Por aquellas fechas, Sánchez-Arjona visitaba París. Allí, junto a un conde francés, el Conde Du Mucel, creador de la Biblioteca de las Maravillas y uno de los mayores expertos en telegrafía de todo el mundo, acudió a una exposición mundial en la que el propio Alexander Graham Bell presentó el teléfono. Fue en ese momento en el que le picó el gusanillo por aquel aparato que venía a revolucionar el mundo y del que él se quedó perdidamente encandilado, como cuenta el fregnense Fernando González, jubilado de Correos y Telégrafos, que lleva años y años documentando e investigando sobre los pasos de su paisano.
El 8 de febrero de 1880, el Ayuntamiento de Fregenal acuerda en pleno solicitar a la dirección general de Telégrafo la instalación de una oficina telegráfica municipal en el municipio. Se pidió a los grandes contribuyentes que aportasen pinos para sostener la futura línea. Entre los contribuyentes, el único que sabía cómo funcionaba aquello y lo que podría suponer era Sánchez-Arjona, al que se le otorgan plenos poderes para que viaje a Madrid y negocie con el Gobierno.
Si actualmente las conexiones ferroviarias entre Extremadura y Madrid son una calamidad, más todavía lo eran en 1880. Para llegar a Mérida, había que desplazarse en carreta o caballo y, desde ahí hasta la capital, afrontar una nueva odisea. Sánchez-Arjona afrontó ese viaje como tantos otros y llegó a Madrid. Allí consiguió, que el 19 de marzo –fecha clave- el director general de Telégrafo firmase la autorización para la instalación de una estación telegráfica en Fregenal, en la que se añadía lo siguiente: «Concediendo permiso a D. Rodrigo Sánchez-Arjona para colocar un alambre telefónico entre Fregenal y su dehesa de Las Mimbres».
Ese alambre telefónico es el primero que se autoriza por escrito en España. En aquel momento, Sánchez-Arjona adquiere dos terminales recomendados por el conde francés con el que visitó la exposición de París: eran dos Grover-Bell. Poco a poco, va ideando un proyecto para crear una central telefónica que uniese todas las poblaciones dependientes del partido judicial de Fregenal, incluso tocando la provincia de Huelva, en la zona de Aracena. Con esa idea vuelve a desplazarse hasta Madrid, con la idea de que se pueblo y su comarca entren «en el mundo de la ciencia y el futuro». El Gobierno no accede. Ni en ese momento, ni tampoco años después, pese al empeño de Sánchez-Arjona.
La primera llamada y el origen de la telemedicina
Un técnico de Telégrafo toma, ya a finales de 1880, uno de los dos terminales –que actualmente está en el Museo de Telefónica- y lo instala en la oficina del que era jefe de Telégrafo en Sevilla. El día 24 de diciembre empiezan a hacer pruebas para conectar telefónicamente el terminal que se encontraba en la casa de Sánchez-Arjona y el de Sevilla, a unos 130 kilómetros de distancia. Las pruebas funcionan y los días 27, 28 y 29 se presenta el evento «en sociedad». Nadie esperaba que aquella «caja de madera», como cuenta Fernando González, «pudiese funcionar». Periódicos de la época, como La Andalucía, se hacen eco de esta gesta casi inenarrable en aquellos tiempos.
Lo curioso de aquella llamada es que, 145 años después, puede decirse que, de alguna manera, fue el origen de la telemedicina. Junto a Sánchez Arjona, presenciando la llamada, estaba el médico de Fregenal. En Sevilla, estaba el director de un hospital. En aquellos momentos, la esposa de Sánchez-Arjona estaba enferma y el médico entendió que era una buena oportunidad para poner en común con su colega de profesión ciertas dudas y posibles sugerencias. Sin saberlo, era el embrionario origen de las consultas a distancia.
Posteriormente se hicieron las mismas pruebas con Cádiz, demostrando que la conexión telefónica era posible también a 400 kilómetros de distancia. Sánchez-Arjona no cesó en su empeño de conectar toda la comarca suroeste de la provincia de Badajoz, pero ninguno de los sucesivos gobiernos responsables accedió. Los más conservadores creían que debía ser un asunto puramente privado. Los menos conservadores, creían que el teléfono debía ser competencia únicamente del Estado.
En ese debate eterno, Sánchez-Arjona acabó siempre perdiendo, pero logró una gesta imborrable, que, por encima de las grandes capitales, fuese un pueblo extremeño el que lograse la primera autorización para instalar una línea telefónica –alambre, si se quiere- en toda España. Ese pueblo, Fregenal, pide hoy que se instale allí un museo sobre la historia de la telefonía y las comunicaciones del país. Argumentos, tienen. El camino, también: lo marcó un soñador, un brujo, que logró lo imposible.
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SuscribeteCorresponsal en Extremadura desde 2025. Graduado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, comenzó su carrera colaborando en Canal Extremadura Radio para después incorporarse a la Cadena COPE en 2021. Tras dos años encabezando la información local de Badajoz, en 2023 asumió la jefatura de redacción e informativos de la Cadena COPE en Extremadura, puesto que ostenta actualmente.
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