El suceso fue la consecuencia de un intento de robo que salió mal. Según afirma la propia sentencia, el incidente se produjo cuando, al llegar a Olivenza, el acusado pidió al taxista que le llevaba que continuara por un camino de tierra, a lo que este se negó. El atacante decidió entonces abalanzarse en ese momento desde el asiento trasero del conductor sobre el taxista para, usando el cinturón de seguridad, intentar ahorcarle.
Mientras la víctima se intentaba zafar, el acusado le propinó varias cuchilladas en la cara, el cuello, el tórax y la mano izquierda, con ánimo probado por las pesquisas forenses de acabar con su vida, ya que las lesiones eran «susceptibles de provocarle la muerte por la zona vital en la que fue alcanzado».
Es por ello que la Sala lo considera autor de un delito de homicidio en grado de tentativa, por lo que le condena a ocho años de prisión —la acusación pedía 14 años— y le ordena que indemnice al perjudicado con 12.000 euros por las lesiones y secuelas sufridas a causa de la agresión.
La sentencia aún no es firme, si bien contra la misma no cabe recurso ante la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura por lo que tendría que elevarse a una instancia superior.
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