El exjefe de UDEF de Madrid tuvo que crear una red de testaferros para lavar tanto dinero

Solo el registro de esa vivienda se prolongó hasta las once de la noche, es decir, dieciocho horas, y hubo que reventar paredes, levantar suelos del patio, césped, dobles techos y agujerear el chalé. Dentro escondía más de 18 millones de euros, buena parte en billetes de 200 y 500 y envasados al vacío. Casi todo en dobles fondos de la pared y en un armario, con pocas medidas de ocultación; el policía también había recurrido al jardín como escondite. Las cámaras de seguridad, tanto en esta casa como en su segunda residencia, eran propias, sin conectar a ninguna central de alarmas.

En el chalé que la pareja tiene en Denia (Alicante), en segunda línea de playa, encontraron poco más de medio millón de euros y en su despacho de la Brigada de Policía Judicial, en la Jefatura Superior de Madrid, en una caja de cartón metida en un armario archivador había algo menos de un millón, según fuentes próximas a las pesquisas. Este detalle, tener guardado el dinero en el despacho policial y la desorbitante cantidad es para los investigadores una muestra clara de que Óscar se sentía impune.

«Es típico de quien lleva años haciéndolo sin que le pillen», señalan las fuentes consultadas. Ese día, mientras al inspector jefe, a su mujer y a otras trece personas la Unidad de Asuntos Internos de Policía Nacional les ponía las esposas se estaban llevando a cabo 27 registros en toda España: Madrid, Guadalajara, Málaga, Alicante… porque el que era jefe de Blanqueo provincial había creado una estructura perfecta de colaboradores y testaferros para blanquear las obscenas cantidades cobradas. Algunos de ellos han sido detenidos e ingresado en prisión.

Además, utilizaba otros métodos de blanqueo: licencias VTC (que compartía con su mujer y su cuñada) y compra de criptomonedas, pero el dinero lavado con esta doble vía está muy por debajo de las inversiones que le hacían terceras personas.

Pese a esa extensa red, Óscar no daba abasto a blanquear y dar salida al dinero. La razón es que no era un empleado a sueldo de los narcos, era su «socio». No tocaba la droga pero estaba al tanto de todo y había llegado a «colonizar» cualquier posible investigación que afectara a la potente organización española que está detrás de las 13 toneladas de cocaína intervenidas el pasado 14 de octubre en el puerto de Algeciras y no se sabe de cuántas decenas de contenedores más, «seguramente miles de ellos, dado el volumen de negocio de la empresa pantalla», señalan fuentes del caso.

«Para meter en una lata (contenedor) 13.000 kilos de coca los narcos deben tener una fe ciega, absoluta en que no van a abrir el contenedor», insisten. La tenían. Hasta ahora, el policía nunca les había fallado. Cualquier dato de una investigación que tuviera relación con esos narcos él lo conocía y les avisaba. Decidía qué contenedores de fruta llegados a Algeciras se abrían. «Si la empresa Abadix mandaba mil contenedores determinaba cuál abrir y cuál no. Con esos volúmenes tenía margen. Aunque ya esté mandado el contenedor podía decidir cuál sí y cuál no». Sus socios son españoles y la organización es muy potente a nivel internacional, según las fuentes consultadas. Pero entre los implicados hay individuos de varias nacionalidades, algunos clientes.

Es incalculable el número de operaciones policiales que ha podido abortar con ese método, aprovechándose además de que conocía a la perfección las dos patas de las investigaciones antidroga al haber sido jefe tanto en la Udyco Central (jefe de grupo) como en la UDEF de Madrid desde que ascendió a inspector jefe hace tres años. «Ha utilizado los métodos de los narcos para lavar sus ganancias pero sin cometer los errores que cometen».

Fue precisamente una de esas operaciones abortadas la que puso tras la pista de su excompañero a los agentes de la Udyco Central, en concreto a la Sección de Cocaína. Estaban detrás de una red pero las pesquisas fracasaron y las sospechas apuntaron a un policía nacional chivato. Esos datos se los trasladaron a la Unidad de Asuntos Internos. Para entonces ya había aparecido la empresa alicantina Abadix de importación de frutas desde Suramérica, una sociedad pantalla al servicio de los narcos.

En enero, Asuntos Internos presenta la denuncia ante la Fiscalía Antidroga de la Audiencia Nacional y durante todo el primer semestre se dedican a investigar a Óscar Sánchez y al resto de implicados. En junio, el titular del Juzgado Central 1 de la Audiencia Nacional, Francisco de Jorge, asume las pesquisas y en solo cuatro meses, consciente de la gravedad de los hechos, se logran los indicios para detener a los sospechosos.

El 14 de octubre, la Udyco Central intercepta el contenedor estrella. Durante tres semanas se viven jornadas agónicas para que nada se frustre hasta que se produzca la detención. En una pirueta deliberada, la entrada en el chalet del policía y del resto de implicados se produce casi al mismo tiempo que los mandos policiales explican los detalles de la operación en Algeciras. Solo los implicados, la Fiscalía y el juez saben lo que está ocurriendo y que los agentes de drogas no empezarán a hablar hasta que los sospechosos hayan caído. No todos, aún tiene que haber más detenciones.

Las cifras de la operación 'Augur' no tienen parangón: 13 toneladas de cocaína intervenidas, el mayor alijo de España y el segundo de Europa. Y solo una vez en la historia policial se ha superado esa cantidad, los 25 millones que se encontraron en un zulo de Álvaro López Tardón, el jefe de los Miami.