En un hilo en su cuenta de Twitter, Sánchez Caldentey, a raíz de un reciente tuit de Iglesias sobre una periodista, habla de su doble vara de medir: si un hombre le lleva la contraria «es un valiente, un retador»; pero cuando se trata de una mujer, la denigra y la aparta «no se nos acerque más».
Así, relata, le ocurrió a ella, cuando le tocaba ser la jefa de la delegación del Parlamento Europeo de Podemos «por veteranía y puesto en lista», pero primó a Tania Sánchez, expareja de Iglesias, ya que, afirma, «por aquel entonces le era totalmente fiel. Hasta que dejó de serlo».
Fue entonces cuando la eligió para liderar a los morados en Bruselas a Miguel Urbán. Que, según Sánchez Caldentey, no le era fiel, «pero era hombre, claro. Menos fiel que yo [la exeurodiputada], pero hombre».
Espiar a Miguel Urbán
Fue entonces cuando tomó forma la acusación más grave que le imputa a Iglesias. Según narra, le pidió que le enviara periódicamente un documento «sin firmar» sobre todo lo que hacía Urbán en la capital belga: «O sea, que fuera su espía».
Nunca llegó a mandar ninguno de esos informes, ya que esa orden del ahora exvicepresidente del Gobierno fue lo que le hizo desistir de su labor política, ya que le daban «ganas de vomitar». «Habían convertido un proyectazo en una puta mierda».
El eurodiputado Miguel Urbán, aún en el Parlamento Europeo por Podemos, no ha hecho ningún tipo de manifestación al respecto. Silencio que se extiende a Pablo Iglesias, aunque este, según ha manifetado Sánchez Caldentey, la ha bloqueado en Twitter.
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