De las islas euroescépticas a la movilización manchega y extremeña
Los votos en estas citas no llegan al 50% en Baleares y Canarias, pero superan el 60% sobre todo en regiones del interior
Los partidos recurren a la política nacional contra la baja participación de la que adolecen estos comicios
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Las elecciones europeas son con diferencia los comicios con menor participación de todos los celebrados en España. Tanto es así que incluso los años que se celebraron simultáneamente con otras elecciones, como municipales o autonómicas, la participación es inferior a ellas, a pesar de ... que el votante está ya dentro del colegio electoral. La movilización del electorado el próximo 9 de junio, con sólo la papeleta europea sobre la mesa, es fundamental, más aún en las comunidades autónomas con mayor desafección europea.
La participación en las elecciones europeas sólo ha superado el 60% en España cuando ha coincidido con elecciones municipales o autonómicas. De lo contrario, en este siglo, no ha votado ni la mitad del censo. En España se han celebrado hasta la fecha ocho elecciones al Parlamento Europeo, con una media de participación del 56,2%, que baja al 48,1% cuando se celebran en solitario, como ocurre este 9-J, según cálculos propios a partir de los datos del Ministerio del Interior. La participación más baja ocurrió en 2014, unos comicios recordados por la irrupción de Podemos en el tablero político español.
Conscientes del mayor reclamo electoral de la política interna que la europea, la estrategia de todos los partidos pasa por convertir la disputa del voto al Parlamento Europeo en una discusión de política nacional. El ánimo plebiscitario de las elecciones, con la gestión de Pedro Sánchez en el foco, podría animar la participación el 9-J, al convertir los comicios en una evaluación al Gobierno socialista y sus socios.
La participación media española, a pesar de todo, es superior a la del conjunto de la UE, del 51,0% desde que España forma parte del club europeo. Aunque hay que tener en cuenta que la primacía española algunos años está condicionada por la coincidencia con otros comicios municipales y autonómicos. En las jornadas electorales sin elecciones múltiples, las media española y europea están próximas.
Dentro de España, no obstante, hay grandes diferencias entre comunidades autónomas, con unas más euroescépticas que otras. Baleares y Canarias son las regiones menos participativas, por debajo del 50%, peor incluso que la media de la UE; y Castilla-La Mancha y Extremadura son las más interesadas, ligeramente por encima del 60% de votantes sobre el total del censo.
Baleares, poco participativa
Baleares es la comunidad autónoma con la participación media más baja en las elecciones europeas, un 47,9% teniendo en cuenta las ocho celebradas en España desde su incorporación a la UE. Baleares tiene además la marca histórica de participación más baja de una comunidad autónoma, el pírrico 36,0% en 2009, sin tener en cuenta los datos de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Además de ese año, Baleares tuvo la participación más baja en 2019, 2014 y 1994, y la segunda peor en 2004, 1999 y 1989. Es decir, en siete de las ocho celebradas hasta ahora ha tenido una de las dos participaciones más bajas.
Y todo eso ocurre a pesar de su estrecha relación de Baleares con ciudadanos de la Unión Europea, tanto visitantes como residentes. Es, de hecho, la región con mayor porcentaje de censados nacidos en otro país comunitario, un 6,0% de la población que sube hasta el 7,6% contando también a los británicos.
Baleares es, en general, una región poco participativa en los procesos electorales. Es, de hecho, la segunda comunidad autónoma con la media más baja en todas las elecciones generales, con 66,9%. Sólo participa menos Canarias, por muy poco, apenas dos décimas menos (66,7%). La media española en los comicios al Congreso y Senado está en el 73,5%.
Sin embargo, en Baleares, la distancia entre la participación en las elecciones autonómicas y las generales es mucho mayor que en Canarias. Mientras que en Canarias en las generales la participación es 16,8 puntos mayor que en las europeas, ligeramente por encima de la media española (17,6 puntos), en Baleares esa distancia sube hasta 19,0 puntos, la segunda mayor de todas las regiones.
Tan solo Cataluña supera esa diferencia entre el voto de las generales y las europeas, con 19,9 puntos más a favor de las elecciones nacionales. Aunque hay que tener en cuenta que, a diferencia de Baleares, donde han coincidido elecciones europeas con municipales en dos ocasiones y en tres autonómicas, en Cataluña sólo han coincidido las dos locales
Manchegos movilizados
En todas las comunidades autónomas hay una amplia diferencia entre la participación de las elecciones europeas y las generales. Incluso en las regiones con mayor participación en los comicios a la Eurocámara. Castilla-La Mancha es la más participativa, con un 62,1% de media, y Extremadura es la segunda, con un 61,7%. En ambas regiones el sector primario tiene un gran peso en su economía, y, por tanto, tienen un gran interés en la Política Agraria Común (PAC) marcada por la UE.
Extremadura es la región con menos distancia entre la participación en las generales y las autonómicas, 14,3 puntos más para elegir a los diputados nacionales. En el caso de Castilla-La Mancha, son 15,1 puntos más, hasta el 77,3% de media en las generales, la media más alta de España junto con la Comunidad Valenciana. Mientras que la presencia de Baleares en la participación media más baja es una constante en todas las europeas, entre las comunidades autónomas más participativas hay mayor diversidad, ya que no ha habido ninguna región que haya repetido ningún año en el primer puesto.
Extremadura y Castilla-La Mancha son también las regiones con mayor participación histórica en las elecciones municipales, un 74,4% y un 74,1% respectivamente, teniendo en cuenta los comicios desde 1987. Cataluña y, de nuevo, Baleares son las participaciones más bajas, un 59,6% y un 60,1% respectivamente. La participación en las elecciones municipales es siempre más baja que en las generales, y, por tanto, la distancia entre el voto local y el europeo es menor, aunque siempre a favor de la elección de concejales frente a europarlamentarios.
Circunscripción única
La influencia de la participación en las comunidades autónomas en el reparto final de escaños es limitada puesto que la circunscripción es única para toda España, a diferencia de las elecciones generales, donde la circunscripción provincial hace que el número de votos necesarios para conseguir un diputado sea diferente en cada provincia. Así, a Coalición Canaria le costó más de 81.000 votos conseguir un escaño por Santa Cruz de Tenerife en 2023, mientras que el PSOE con menos de 15.000 logró uno por Soria.
En las europeas no hay un umbral mínimo de votos para optar a conseguir un europarlamentario, aunque el menor número de asientos repartidos,—61 este año en Bruselas en comparación con los 365 de la Carrera de San Jerónimo— complica las opciones de los partidos minoritarios. De ahí las coaliciones entre partidos regionales de diferentes comunidades autónomas, con dificultad de lograr representación en solitario en una circunscripción única. Ahora Repúblicas agrupa a ERC, Bildu, BNG y Ara Més. CEUS aúna a PNV, Coalición Canaria y El PI. Junts va por libre desde la huída de Puigdemont.
Según las encuestas, hasta diez formaciones españolas podrían obtener representación en el Parlamento Europeo en la nueva legislatura. En Bruselas, los parlamentarios elegidos se unirán a los grupos de sus familias políticas junto al resto de diputados elegidos en los países comunitarios.
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