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La Eurocámara admite que «probablemente» fue ilegal entregar el acta a Puigdemont hace casi tres años

Así lo reconocen sus servicios jurídicos ante el Tribunal General de la UE

El expresidente catalán Carles Puigdemont, en el Parlamento europeo el pasado mes de mayo VÍDEO: EP
Enrique Serbeto

Enrique Serbeto

Corresponsal en Bruselas

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Los servicios jurídicos del Parlamento Europeo han reconocido abiertamente que la decisión de abrir las puertas de la institución a Carles Puigdemont tomada en enero de 2020 por el entonces presidente David Sassoli fue «probablemente» incorrecta. Ese reconocimiento es un hecho poco corriente, porque ha ocurrido precisamente ante el Tribunal General de la UE, lo que sin duda va a añadir aún más derivadas al laberinto jurídico en el que el expresidente de la Generalitat huido de la Justicia ha logrado enredar a media Europa.

Es muy probable que esta constatación de los juristas de la Eurocámara sea también un indicio de que la actual presidenta, Roberta Metsola, no tendrá más remedio que retirarle el acta a Puigdemont y a los otros tres independentistas que ejercen como tales, después de que la Junta Electoral Central informase este mes que, efectivamente, no han cumplido los requisitos para ello. La vista de este viernes en el Tribunal General se refería al recurso contra la decisión del Parlamento de tramitar el suplicatorio enviado por la Justicia española.

Argumento enrevesado

El recurso lo interpuso el abogado de los huidos, Gonzalo Boye, condenado por terrorismo y que ya ha aprovechado para utilizar abiertamente la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de eliminar el delito de sedición como argumento con el que convencer a los jueces de que sus clientes «son perseguidos políticamente en España», aunque lo haya hecho de una forma particularmente enrevesada: «Es público y notorio -dijo Boye en la vista- que varios ministros españoles importantes y el propio presidente del Gobierno, el señor Sánchez, han estado diciendo estos últimos días que el cambio en la legislación es para obtener la entrega del señor Puigdemont a España».

La idea del abogado de Puigdemont es pedir a los jueces que defiendan a sus clientes de la amenaza que a su juicio supone para ellos el propio Parlamento, que después de tramitar el suplicatorio aprobó correctamente el levantamiento de su inmunidad, aunque después este tribunal accedió a mantenerla de forma provisional, a la vista de la abrumadora cantidad de recursos y alegaciones acumuladas por su abogado.

Los representantes del Parlamento no han tenido más opción que explicar ante los jueces hasta qué punto la institución ha sido condescendiente con Puigdemont y los demás huidos, hasta el punto que han tenido que reconocer que «probablemente» nunca debieron haber sido reconocidos como eurodiputados.

Este reconocimiento se refiere a la sentencia por un recurso interpuesto por Oriol Junqueras, que se quejaba de que estando en prisión preventiva, es decir no privado entonces de sus derechos políticos porque todavía no había sido condenado, le fue permitido presentarse a las elecciones europeas y fue proclamado electo, pero no se le permitió salir de la cárcel para recoger su acta.

Aunque la sentencia llegó en diciembre de 2019, cuando ya había sido condenado en firme con una pena de inhabilitación, los jueces le dieron la razón al recordar que la condición de eurodiputado electo se adquiere en el mismo momento en que son publicados oficialmente los resultados.

Claves del laberinto judicial

¿Cuál es la situación política de Carles Puigdemont?

El ex presidente de la Generalitat de Cataluña es diputado en el Parlamento Europeo como consecuencia de las elecciones de 2019, cita con las urnas en la que lideró la lista de Junts per Catalunya y en la que venció a Oriol Junqueras (ERC) y el PSC.

¿Tiene inmunidad parlamentaria?

Todos los eurodiputados están protegidos por una inmunidad europea, que les permite viajar por la UE, y una nacional, la que corresponde a cada diputado de la cámara nacional respectiva. Es decir, Puigdemont tiene en España la inmunidad de los diputados de las Cortes Generales y en Europa, la del Parlamento Europeo.

¿Qué dirime ahora el Tribunal General de la Unión Europea?

Básicamente, dos asuntos. Ambos a requerimiento de Puigdemont. El importante es el que trata sobre su inmunidad parlamentaria, ya que la cámara europea se la retiró en marzo de 2021, a petición del magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena, para poder ser juzgado en España por los hechos del 'procés' y cuyos compinches fueron juzgados y condenados en 2019 por el Supremo. Al perderla, manteniendo el acta de diputado, Puigdemont acudió a los tribunales comunitarios para recuperarla.

¿Qué sucederá si el tribunal de Europa confirma que no tiene inmunidad?

En este caso, el expresidente catalán quedaría 'vulnerable' a la acción de la Justicia belga, por ejemplo, y esta tendría que entregarlo a España para que se le juzgue por los delitos por los que le reclama el juez instructor Llarena. Si, por el contrario, el tribunal comunitario decide mantenerle la inmunidad, entonces Puigdemont podrá seguir viajando por Europa.

¿Queda algún caso judicial importante por decidirse en Europa?

Uno muy importante que planteó Llarena al Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Es la cuestión prejudicial, presentada después de que la Justicia belga -en contra de la opinión de la Fiscalía de aquel país- negase entregar a Lluís Puig, consejero de Puigdemont, entrando en el fondo de la cuestión y desatendiendo una euroorden.

En aquel momento se produjo una especie de tsunami político en Bruselas y Barcelona, de modo que se impuso la opinión generalizada de que ese principio podía aplicarse a todos los huidos que habían aprovechado para presentarse a las elecciones europeas y, en cuestión de horas, el socialista italiano David Sassoli, que fallecería solo un año después a falta de unos días para terminar su mandato, decidió por su cuenta (o mal aconsejado por personas interesadas), que debía otorgar las credenciales a Puigdemont para que empezase a ejercer como eurodiputado.

El mismo servicio jurídico de la Eurocámara tiene ahora la misión de aconsejar a la presidenta si debe retirarles o no las actas.

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