Ester Muñoz, la niña que soñaba con la política será el nuevo azote del Gobierno en el Congreso

Un encuentro con Miguel Tellado durante las elecciones municipales de 2023 fue suficiente para atraer la mirada del entonces responsable de Organización del partido, que no dudó en poner a Feijóo en la pista de aquella joven leonesa que años atrás había pasado por el Senado y que con la llegada de Pablo Casado había visto frenada su progresión en el partido. La llamada de Génova le pilló desprevenida, pero no dudó en subirse al equipo del nuevo líder y asumir un lugar como diputada en el Congreso con el que llevaba soñando desde que era una niña.

Porque a Ester Muñoz siempre le gustó la política. Y no solo por esas tertulias familiares que se alargaban tras la comida en un fin de semana cualquiera, sino por la vocación de servir y de ayudar que le inculcaron en casa desde pequeña. Los que mejor la conocen recuerdan cómo la nueva portavoz del PP en el Congreso se entretenía viendo el telediario o leyendo los periódicos siendo una niña. Infancia marcada por los estertores del PSOE de Felipe González y el liderazgo incipiente de José María Aznar al frente del PP. De hecho, Muñoz sintió como propia la derrota del popular en las elecciones de 1993 y eso que apenas tenía ocho años. Aquella mañana postelectoral, recuerdan en su círculo familiar, la pequeña Ester se levantó tras haberse acostado ilusionada la noche anterior, pero cuando vio la botella de champán sin descorchar aún dentro de la nevera comprendió que las cosas no habían ido como quería.

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Tuvo que esperar tres años para ver al fin al PP en el Gobierno. Alegría que no ocultaba y que pregonaba en el colegio siempre que podía. Porque Muñoz nunca ha sido de ocultar sus ideas. Ni siquiera cuando las críticas del 'No a la Guerra' calaban entre los más jóvenes. Ahí, cuando más complicado parecía ser del PP, ella se empeñaba más en demostrarlo. De hecho, fue con el trío de las Azores en primer plano y la guerra de Irak martilleando en cada telediario, cuando se plantó en la sede del PP de León para afiliarse.

Desde entonces, la nueva portavoz del PP en el Congreso se fue acercando cada vez más al partido, pero sin olvidarse nunca de su formación. Licenciada en Derecho por la Universidad de La Coruña, cursó también un máster en Derecho Internacional en la Universidad de Murcia y es una apasionada de la Historia y de la literatura política. En aquellos veranos de juventud, solía ser una más en los campus que FAES, la fundación de Aznar, organiza cada año en la sierra de Madrid.

Allí tuvo ocasión de conocer en primera persona al expresidente, que en un golpe del destino terminó llevándola de vuelta a León en su coche particular en un viaje inolvidable para la diputada. «Tenía unas magníficas condiciones políticas», reconoce a ABC el propio Aznar al recordar aquel viaje que compartió con una joven Muñoz camino de León. Tres horas que la ahora diputada aprovechó para conocer cada detalle de la etapa presidencial que tanto había admirado desde fuera. «No hubo ni un minuto de silencio en ese coche», apunta con cierta ironía una persona cercana a la leonesa, que acabados sus estudios y tras la crisis económica de 2011 acabó en Génova trabajando antes de convertirse en la mano derecha de Carlos Floriano, por entonces vicesecretario de Organización. «Aquello fue para ella un máster de política brutal», apuntan desde su entorno sobre esa primera experiencia, que desembocó después en su paso por el Senado antes de regresar de nuevo a casa tras la llegada de Pablo Casado a la dirección del partido. Una montaña rusa política que le sirvió para entender cómo funciona este mundo. Cicatrices que tiene muy en cuenta y que le han hecho ser cauta al extremo hasta que Feijóo le comunicó este miércoles su nuevo cometido.

Sin saberlo, aquella legislatura que pasó en la Cámara Alta le sirvió de aprendizaje acelerado para la nueva tarea que comenzará a partir del próximo fin de semana, cuando se convertirá de manera oficial en portavoz del Grupo Popular en el Congreso. Sus primeras intervenciones en el Senado, recuerdan en su casa, pasaban antes por el filtro familiar. «Le cantaba las intervenciones a los abuelos y a sus hermanos y, si ellos las entendían, las llevaba al pleno», apunta una persona de su entorno, que desvela que se sigue poniendo nerviosa en cada discurso, como si fuera el primero.

Su figura aúna consenso en el PP. «No genera ningún rechazo. Es una persona que empatiza con la gente desde el primer momento. Que tiene discurso y que tiene conocimientos», explica a ABC un dirigente del PP que la conoce bien. Ese don de gentes es el que Feijóo quiere que instaure en el Congreso, ejerciendo una labor de unión con los grupos, más allá de las ideas políticas.

De aquellos campus de FAES, además del viaje con Aznar, le quedan muchos amigos. Entre ellos, Santiago Abascal, con el que mantiene una buena amistad que facilitará el diálogo con Vox en la Cámara Baja. De hecho, hace una semana se pudo ver a los dos charlar alegremente durante un buen rato en el patio del Congreso. La relación con el otro partido de la derecha es fundamental para Feijóo. Otra razón más para elegir a Muñoz como su voz en el Parlamento.