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El Gobierno concedió 350 nacionalidades españolas diarias en el primer semestre

La cifra ya se aproxima a las 79.000 otorgadas en 2009; a la cabeza, ecuatorianos y colombianos

CRUZ MORCILLO

La crisis no ha llegado a la concesión de nacionalidades. Aparte de los nacimientos, cada día entre enero y junio el número de españoles ha crecido en 350 personas de media, las mismas que han obtenido la nacionalidad. Solo entre quince países sumaron más de 60.000 nuevos españoles con una posición destacadísima de ciudadanos ecuatorianos y colombianos (ver gráfico), seguidos por marroquíes, peruanos, argentinos y bolivianos; con cifras mucho más modestas nuestros flamantes compatriotas pasan del medio centenar de países de procedencia.

La cifra es llamativa, no solo por la situación económica que atraviesa el país y la dramática tasa de desempleo del veinte por ciento, sino por la multiplicación, casi exponencial, registrada en los últimos años. Sirva como ejemplo que en todo 2009 el Ministerio de Justicia concedió 79.595 nacionalidades y, como se ha dicho, en seis meses ya se han acordado más de 60.000.

De uno a diez años

La nacionalidad española se puede adquirir por varios motivos. La mayoría de los inmigrantes la solicitan por residir en España tras la modificación que se introdujo en 2002. Para lograrla la persona tiene que haber vivido diez años en nuestro país de forma genérica, pero para todos los nacionales de países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial, Portugal y para los sefardíes es suficiente con que hayan residido dos; los refugiados la pueden solicitar a los cinco y los nacidos en territorio español al año.

Hay más supuestos como el que introdujo la Ley de Memoria Histórica que permite adquirir la nacionalidad española de origen a aquellos cuyo padre o madre era español y para los nietos de quienes la perdieron o tuvieron que renunciar a ella a consecuencia del exilio. La controvertida ley, de 2007, fijó un plazo de dos años para solicitarla, pero en enero de este año el Consejo de Ministros optó por la «repesca» y amplió un año más.

Los tiempos exigidos de residencia son los que marcan la avalancha de peticiones y concesiones, de ahí que los ciudadanos suramericanos estén a la cabeza de beneficiados, pese a que rumanos y marroquíes les duplican en cuanto a tarjetas de residencia en vigor. No es solo que los procedentes de Suramérica puedan solicitar la nacionalidad a los dos años, es que además mantienen la propia, con lo que la situación es ventajosa para ellos. Por este motivo, muchos de ellos la solicitan en cuanto tienen oportunidad —ya hay más de cien mil nacionalizados ecuatorianos según las asociaciones de este país—, y suelen obtenerla mucho antes de tener la tarjeta de residencia permanente para la que se exigen cinco años de estancia.

Que nadie crea, pese a todo, que es fácil convertirse en español. La documentación exigida es exhaustiva y los extranjeros deben peregrinar por decenas de organismos oficiales españoles y de sus países para reunirla y hacerlo en plazo. Una vez presentada la solicitud, la tramita un juez de lo Civil, que debe comprobar personalmente el grado de adaptación a la cultura y estilo de vida españoles del peticionario. Eso sobre el papel porque hay algunos que se conforman con preguntarle a un chino, por ejemplo, si le gusta España y que este responda un sí y otros, como el caso conocido hace unos meses en Getafe, donde el magistrado pretendía que los aspirantes supieran qué ocurrió en España en 1868 o cuál es la receta de la tortilla española. En caso de que el candidato «apruebe» ya solo le queda para ser español de pro jurar fidelidad al Rey y obediencia a la Constitución, y renunciar a su nacionalidad salvo en los casos citados.

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