Todo lo que no encaja con San Chin Choon
El juez y la Fiscalía sospechan que los mensajes que envía al juzgado son burdos escritos de un hispanohablante
El registro en casa del comisionista enreda la trama con la aparición de una placa del CNI
Madrid
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Iniciar sesiónEl caso mascarillas, al inicio, parecía sencillo y la mayor complicación que se atisbaba en la investigación era el grado de escalada política, habida cuenta de que los grupos de la izquierda en la Asamblea de Madrid reclamaban al juzgado que depurase responsabilidades, de ... haberlas, en la gestión del Ayuntamiento. Sin embargo, ha desarrollado una subtrama que algunos tildan ya de «rocambolesca». Los ingredientes: unos emails de un supuesto empresario malasio que parecen escritos por un niño español y una placa del CNI que aparece como si nada en un registro domiciliario.
La causa investiga a los comisionistas Luis Medina y Alberto Luceño por una supuesta estafa millonaria en la venta de material sanitario al Ayuntamiento en la primera ola de la pandemia y desde el inicio, falta un eslabón clave. San Chin Choon, el supuesto empresario malayo que habría suministrado las mascarillas, guantes y test de covid para aquel negocio y nombrado a los dos españoles como agentes exclusivos de su empresa, Leno, para acometer la venta.
De no colaborar a enviar emails al juez
La primera aproximación al empresario la intentó la Fiscalía Anticorrupción cuando todavía investigaba este asunto a puerta cerrada. Por cauce oficial, recibió un portazo. Las autoridades de Malasia contestaron que contactado San Chin Choon, había declinado colaborar con las pesquisas. Y de su declaración depende la salvación de los comisionistas, especialmente de Luceño, que fue quien sacó su nombre a relucir y presentó documentos que justificarían un contrato y unas ventas.
Por eso a los investigadores desde el inicio les escamó que una vez con la causa ya en el Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid y las pesquisas avanzadas, de repente San Chin Choon diese, por así decirlo, señales de vida. Unas declaraciones a la Agencia EFE por teléfono en Malasia afirmando que había colaborado con la investigación y después, un goteo de emails al juzgado, desde una dirección distinta de la aportada en los papeles de Luceño la primera vez, apoyando a su supuesto emisario.
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El juez dejó claro que en las cosas de lo penal, el sistema epistolar y encima, digital, poca validez tiene. En una providencia, emplazó al empresario a dar la cara si realmente quería declarar. La respuesta, también por mail, una supuesta declaración ante un fedatario público de Malasia prestada por el asiático y un ofrecimiento de comparecer en la Embajada de España en aquel país por videoconferencia. Avisando, eso sí, de que sólo podría testificar en chino.
«To Mr Luceño, yes»
Luceño, que en su día declaró que se comunicaba con él por la aplicación similar a whatsapp que funciona en China (¿por qué, si está en Malasia?) ya avisó de que San Chin Choon inglés no hablaba. Pero el modo en que están redactados en esa lengua los escritos que ha ido enviando al juzgado han llevado al instructor, Adolfo Carretero, como al fiscal Anticorrupción Luis Rodríguez Sol a sospechar que no es un chino con dificultades en lengua inglesa quien se expresa, sino un español que además, conoce poco de ese idioma.
«Presenta varias incorrecciones gramaticales que evidencian que ha sido redactado por alguien que no solo no habla correctamente el inglés, sino que tiene el español como lengua materna» , dice un informe de la Fiscalía. Se refiere a que aparece el término «indefension» así, sin tilde, que no existe en lengua inglesa y parece reemplazar de forma «burda» al castellano «indefensión».
Hay otra frase llamativa. «To Mr. Alberto Luceño yes, to Mr Medina no», que conforme aprecia el fiscal, «vuelve a ser una burda transcripción de la respuesta que se daría en castellano (al señor Luceño sí, al señor Medina no). Un anglófono no utilizaría esa fórmula. Lo mismo cuando dice »sojabean« para referirse a la soja, que sólo en castellano se escribe con »j« .
Cero euros por operaciones de importación
Pero esto es sólo la puntilla. La supuesta declaración enviada por ese supuesto San Chin Choon que los investigadores creen que pudiera ser el propio Luceño, explica cosas «carentes de toda lógica» y que no encajan: contradice los metadatos de los documentos aportados por Luceño (y que han resultado estar fabricados por un tal «Alber») pero tampoco con la realidad de sus cuentas, pues según esa declaración, habrían trabajado juntos en varias operaciones de importación desde 2018. A la luz de sus extractos bancarios, lo habría hecho gratis: Cero euros en 2019.
Además, aunque «parece evidente» que ambos debieron tener interlocución tanto para el negocio de mascarillas objeto de la causa como para esas relaciones que Luceño y el supuesto San Chin Choon dicen que tuvieron, ninguno aporta mensaje alguno. Ni del whatsapp chino ni de ningún otro soporte. «El único motivo razonable que el Sr. Luceño ha podido tener para no aportar a esta causa ninguno de estos mensajes es la de que contradirían la versión que hasta ahora ha dado de los hechos», opina el fiscal.
Una placa del CNI
El juez le dio la razón y ordenó una entrada y registro en casa del comisionista y en su empresa que ha arrojado más incógnitas. Los investigadores se incautaron de ordenadores y un teléfono móvil y dieron cuenta de tres perfiles de email (ninguno coincidente con el del supuesto San Chin Choon). Pero es que además encontraron una placa de identificación del CNI y una tarjeta que le sitúa como agente y que incluye su fotografía.
Fuentes de la defensa señalan a ABC que probablemente fuese de un disfraz. La letrada de la Administración de Justicia que levantó el acta de objetos intervenidos no se pronuncia sobre si eran de pega. Sólo dice que incautan «un portaplacas» con la «placa del CNI» dentro. Además de documentos con sellos del CNI y del Ministerio de Defensa y el nombre de Alberto Luceño.
Él ya ha contestado al juzgado. Según adelantó El Periódico de España, ha presentado un escrito combatiendo la orden de entrada y registro por considerar que fue «excesiva». La lista de bienes intervenidos abarca varios pendrives , discos duros y documentación diversa tanto en su casa, como en su empresa., que ahora tendrán que ser volcados y procesados para su análisis en el juzgado.
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