Edmundo Bal prepara su adiós a la política: no disputará las primarias de CS a un oficialista

El abogado del Estado, según su entorno, no quiere someterse al «calvario» de enfrentarse al aparato

Ciudadanos abandonará la sede en la que cayó del todo a la nada

El portavoz adjunto de Ciudadanos en el Congreso, Edmundo Bal, en la sala de prensa de la Cámara Baja Ep

El portavoz adjunto de Ciudadanos (CS) en el Congreso, Edmundo Bal, ha cambiado de opinión. Si hace unos meses, pese a su derrota en las primarias para dirigir el partido, estaba decidido a mantener la batalla y aspirar a ... ser el candidato de los liberales en las próximas elecciones generales, ahora pisa el freno. Fuentes de su entorno, en conversación con ABC, garantizan que no está dispuesto a presentarse a los comicios internos «contra nadie apoyado por la dirección».

El abogado del Estado sopesa un regreso a su profesión, convencido de que no revalidará su actual escaño en la Cámara Baja si no es el candidato de CS. Fuentes cercanas a él aseguran que no pasará «otra vez» por el «calvario» que, a su juicio, supuso un enfrentamiento fratricida contra una candidatura respaldada mayoritariamente por la anterior dirección.

Estas fuentes subrayan que ya «se ha inmolado dos veces» y que tiene la conciencia «tranquila». «Lo ha intentado», remarcan. Bal, cuando CS empezó a promover un modelo bicéfalo que diluía la figura del presidente del partido, pero en el que Inés Arrimadas conservaba la portavocía del grupo parlamentario en el Congreso —el puesto de mayor visibilidad—, se rebeló y denunció una suerte de cortina de humo con la que Arrimadas, supuestamente, pretendía protegerse con un parapeto que asumiese las riendas orgánicas a escasos meses de las elecciones autonómicas y municipales del mes de mayo, en las que la mayoría de encuestas prevén la salida de CS de la inmensa mayoría de parlamentos y ayuntamientos importantes.

El choque entre Arrimadas y Bal fue total, pero finalmente la expresidenta de CS decidió apoyar desde un puesto simbólico la candidatura encabezada por Adrián Vázquez (secretario general) y Patricia Guasp (portavoz), en la que también se integró la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. La opción de Vázquez-Guasp se granjeó el respaldo de la entonces líder del partido, de la mayoría de su dirección y de territorios de peso como Cataluña y Madrid —aunque en este último hubo división—. A Bal lo secundaron la mayoría de diputados en el Congreso, lo que fracturó el grupo con Guillermo Díaz como último leal a Arrimadas, y el procurador de CS y exvicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea.

Derrota ajustada

La derrota de Bal, mucho más ajustada de lo esperada (39 por ciento vs. 53 por ciento de la lista ganadora), no le impidió en enero, tras las primarias, mantener su determinación por pelear por el control del partido, convencido de que el espacio político que representa es necesario en España. Pero el paso de los meses, en los que la cordialidad ha vuelto al grupo parlamentario en el Congreso, pero en los que también se han instalado en él la apatía y el pesimismo, han terminado de contagiar al abogado del Estado, que se ha sentido relegado y marginado en todo este tiempo.

El Comité Permanente de CS tomó la decisión de mantener a Bal como portavoz adjunto del grupo parlamentario —él en la campaña de primarias había exigido que Arrimadas dejase de ser la portavoz—, pero lo cierto es que su presencia y protagonismo son mucho más residuales que antes de su pulso a su antigua jefa, de quien dijo ser «su fiel escudero». Esta semana, en la rueda de prensa posterior a la Junta de Portavoces, fue Bal, y no Arrimadas, quien compareció ante los medios. Pero esta imagen, antes un fijo de los martes e incluso con repeticiones otros días de la semana, ahora es más bien excepcional.

Son varios los diputados de CS que asumen en privado que su etapa en política acaba y Bal, ahora, no es una excepción. Algunos parlamentarios, como publicó ABC, incluso meditaban dejar el acta antes de las elecciones de mayo para regresar a su labor profesional anterior a la política y no enviar el mensaje, después de los comicios, de que su movimiento responde a una crítica a los presumibles malos resultados del 28M. Por ahora, nadie ha dado ese paso, pero el estado de ánimo del grupo parlamentario, semanas después de anunciarse la mudanza de Arrimadas a Jerez de la Frontera (Cádiz), se mide en esta maniobra de Bal, que desde su entrada en política parecía incombustible.

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