Un disidente chino: «Las asociaciones son las que monitorizan nuestra comunidad»
Estas oficinas, que vertebran la diáspora china están conectadas con sus autoridades

En una calle del distrito madrileño de Legazpi, en apenas 70 metros, se concentran una asociación de ciudadanos chinos en España, una asesoría/consultoría y un restaurante chino. Con una decoración llamativa, farolillos rojos, un gran toldo del mismo color y letras en grande se ... presenta el 'Restaurante Hot Pot'. Dos números más abajo, la asesoría resalta las palabras 'Law' (derecho en inglés) y 'Abogados', acompañadas con grandes inscripciones : 'Legalización-Visados; Mercantil-Marcas; Extranjería', como reclamo a potenciales clientes.
Algo más discreta, sin embargo, y entre los dos bloques, se encuentra la sede de la Asociación General de Qingtianes en España. Según la investigación de la ONG Saferguard Defenders, se trata de una de las nueves 'comisarías' que la Policía china habría abierto en España para «persuadir» a los ciudadanos chinos que tienen cuentas pendientes con la Justicia de su país de origen. Además, esta sería la estación en la que, según documentos públicos expedidos por la Oficina de Seguridad Pública de Qintiang, se habría producido la «persuasión» en 2020 al ciudadano Liu para que volviera a China por un delito medioambiental pendiente de resolverse en su país de origen.
Cerrada a cal y canto, a través del cristal se pueden ver una serie de trofeos, certificados y fotos de la región china de Qingtian, de donde son una gran parte de los chinos residentes en España. Desde fuera, un cartel en chino anuncia algo que traducimos con cierta facilidad con el teléfono móvil: «Preste atención para protegerse contra el fraude de telecomunicaciones en nombre de una embajada falsa«, comienza la advertencia y dirige cualquier consulta que el lector pueda tener al número de la legación diplomática china en España, que es quien firma más abajo el comunicado con una frase: »En el camino de la lucha contra el fraude, ¡tú y yo caminaremos juntos!«. Una lucha contra el fraude de telecomunicaciones también compartida por el Gobierno chino a través de sus páginas webs.
La vinculación de la asociación con la Embajada es patente y aunque, en sus redes sociales aseguren que se tratan de simples 'oficinas administrativas' cuya labor es ayudar a la comunidad china en ultramar, sus lazos con ella van más allá de un simple cartel de advertencia.
Control de disidentes
«Las asociaciones chinas, y esta especialmente por la importancia que tiene en España, controlan y monitorizan a la comunidad de mi país» advierte Yuan Lee, un ciudadano chino disidente con el régimen de Xi Jinping que abandonó su país hace ya doce años. Lee pidió asilo político en España al verse perseguido por sus ideas en China, pero aún tiene a toda su familia allí. «Son ellos los que sufren las amenazas. Mi madre fue llevada a una comisaría sin razón«, cuenta. Intuye que está controlado. »Los ojos del Gobierno chino están en todas partes«, dice convencido.
En Madrid, de las tres supuestas estaciones de 'policía' abiertas, una estaría en la sede de la asociación y las otras dos, en oficinas de consultoría. En estas asesorías, como la de Legazpi, la labor que hacen es, según una de sus trabajadoras, «ayudar a los chinos en España para documentos, visados, labores de extranjería y también traducciones». Algo que desde la ONG ponen en duda. «Se presentan para atender necesidades administrativas, (...) pero sirven para un objetivo más siniestro y contribuyen a reprimir con determinación todo tipo de actividades ilegales de los chinos en ultramar», dicen en su informe.
Una prolongación más de los tentáculos de la Embajada china que le sirve en sus labores de vigilancia, manteniendo conectadas a las autoridades con la diáspora china.
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