El día que cambió la historia del PSOE

Sería la una del mediodía cuando terminó su discurso, el último, después de Matilde Fernández, Rosa Díez y José Bono, y los delegados se dirigieron a votar, pero ya entonces empezó a cundir la sensación en los pasillos de IFEMA de que podía ganar al "elegido" Bono. Aunque sólo fuera por ver salir al entonces todopoderoso en el PSOE andaluz Gaspar Zarrías arropando a aquel tipo de León, secretario general de una federación uniprovincial, que había sobrevivido a las batallas de guerristas y renovadores, más bien inclinado hacia los primeros, y al que sólo se le conocían algunas intervenciones como portavoz del Grupo Socialista en la Comisión de Administraciones Públicas.

El entonces presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, era el "barón" por antonomasia y planteó su elección casi como un plebiscito por aclamación en un partido en el que mucho enemigos le estaban esperando, y no solo los guerristas. Fiel a su estilo, de esa aparente fortaleza del adversario se aprovechó Zapatero. Amagó durante semanas con presentarse y no hacerlo. Bono nunca creyó que fuera rival, pero conforme él se fue aprovechando de los enemigos del manchego y empezaba a no estar tan claro su triunfo intentó neutralizarle ofreciéndole un "ticket": él sería secretario general y Zapatero portavoz del Grupo Socialista.

Zapatero dudó en un principio, pero el grupo que habían forjado los nuevos valores del partido en el apartamento de Trinidad Jiménez y en otro sitios, que luego se denominó "Nueva vía", le empujó a plantar cara a Bono.

"Recuerdo", confesaría meses después a ABC un compromisario de la entonces FSM madrileña, "que nos reunió a todos (los compromisarios) como un mero trámite, no para ganarse el apoyo uno a uno. Y eso en la izquierda se paga".

Testimonios semejantes aparecían en aquellos días desde otras federaciones. Y Bono lo pagó. Se quedó en 409 votos frente a los 414 de Zapatero. La historia oficial dice que fueron los guerristas los que inclinaron la balanza, pero, en privado, a quien culpó Bono durante los años posteriores fue al mismísimo Felipe González por no haber usado su influencia para decantar a su favor a los compromisarios de la primera federación del PSOE, la suya, la andaluza.

El resto es ya historia de España. El publicista Juan Campmany convirtió a Zapatero en el ZP del "talante" que contraponer al Aznar crecido de la mayoría absoluta, y la guerra de Iraq y el 11-M hicieron el resto.

Hoy, diez años después se reúnen en Ferraz los restos de "Nueva Vía", muchos de ellos desaparecidos de la primera linea política.

Sigue José Blanco, el menos ideologizado de todos ellos y "el mejor secretario de Organización que ha tenido el PSOE en 125 años", según dijo el propio Zapatero. Siguen también Trinidad Jiménez, Carme Chacón o Leire Pajín... Y Rubalcaba, que apostó fuerte por Bono pero luego se hizo perdonar aquel "desliz" y hoy es el más valorado del Gobierno socialista en las encuestas. Fuera de la política está ya Jordi Sevilla, Jesús Caldera es el director de IDEAS, la macrofundación socialista, y Juan Fernando López Aguilar está en el Parlamento de Estrasburgo.

No es probable, pero en la mente de todos, en el acto de esta tarde, estará la pregunta que se hacen muchos en privado: ¿se presentará Zapatero a las nelecciones de 2012? Muchos creen que sí y otros tantos, que no. El aseguró hace meses que no diría nada hasta después de las elecciones municipales de 2011.