Díaz no respaldará a Podemos en mayo si no se pliega a su proyecto
La vicepresidenta estará presente en las campañas de Madrid y Cataluña, donde le dan garantía de compromiso con ella
Si Podemos pierde poder territorial en las autonómicas, llegará más débil a negociar espacios en las nacionales
Meses de desencuentros entre la vicepresidenta segundo y los 'morados'
Díaz, Belarra y Montero, en junio, tras meses de distancia
Unidas Podemos, la desgastada alternativa a la izquierda del PSOE, está a nueve meses de desaparecer de muchas plazas y regiones. Ya sin ningún apoyo por parte de Yolanda Díaz, que busca pasar página y superar este espacio.
La coalición que materializaron Pablo Iglesias ... y Alberto Garzón entre botellines de cerveza, en un bar de Madrid, en 2016, morirá en las próximas elecciones autonómicas y municipales previstas para mayo de 2023.
La actual mala relación entre Podemos e Izquierda Unida aboca a ese final. Y Díaz no quiere mancharse la manos. El fracaso absoluto de Andalucía en junio fue casi profético. Y la configuración de las candidaturas corren el alto riesgo de convertirse en guerras cainitas simultáneas. De este previsible escenario, la vicepresidenta segunda busca alejarse lo máximo posible.
Escapar del desgaste
Díaz no apoyará a Podemos en mayo si no se pliega a sus planteamientos políticos. Según ha podido saber ABC, la vicepresidenta tiene decidido que participará en las campañas de la Comunidad de Madrid y en las catalanas. Proyectos ganadores. Mónica García, líder de Más Madrid, y Ada Colau, líder de los comunes y alcaldesa de Barcelona, son valedoras territoriales de la plataforma Sumar, la asociación con la que articulará su proyecto electoral.
Ellas son las candidatas fuertes de la izquierda alternativa al PSOE en sus territorios, por encima de Podemos. La vicepresidenta tiene así la garantía de su compromiso con un proyecto de unidad en sus territorios, en los que apoyar luego su proyecto nacional durante las elecciones generales.
Pero Díaz no pondrá el cuerpo; es decir, no participará en las campañas que no respalden este plan de unidad. Así que Podemos tendrá que perder poder y deshacerse en los proyectos de unidad que plantea. Está convencida de que la garantía del éxito es esa unidad. «Sumar no va de partidos, no es una suma de siglas ni de partidos, es un proyecto de país», insiste con frecuencia. Lo contrario, cree, es todo fracaso. Así que ya lanza avisos a Podemos: quien se mueva, no sale en la foto. Díaz evita el desgaste prematuro de Sumar tomando esa distancia. «No llegará a tiempo», dijo ella; «Es un proyecto de país, es nacional», añadió.
«Sumar no va de partidos, no es una suma de siglas ni de partidos, es un proyecto de país»
Yolanda Díaz
Vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo
Pero también hay otra lectura mucho más importante: si Podemos sigue perdiendo poder territorial en las autonómicas –una tendencia que tiene prácticamente desde que nació–, llegará debilitado a negociar espacios en la lista nacional, muy desactivados, lo que facilitará sin dudas el proceso.
Podemos e Izquierda Unida son incapaces de negar lo evidente: los dos partidos políticos se preparan para un proceso muy complicado. En público, prefieren decir que «todavía no se ha hablado» o regatear con un «no estamos en eso, falta mucho». Pero, entre bambalinas, micros en off, los dirigentes aprietan la mandíbula y admiten que los meses que quedan por delante serán un absoluto quebradero de cabeza, porque la relación entre los dos partidos cada vez está peor.
El líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, también ministro de Consumo, está alineado con Díaz. Se meterá de cabeza en Sumar. Mientras llega ese día, la relación entre Podemos e IU sigue degenerando más. Por ejemplo, desde que Ione Belarra e Irene Montero, ministras y líder y número dos de Podemos, respectivamente, fulminaron de sus departamentos a Enrique Santiago (PCE) y Amanda Meyer (IU) como secretario de Estado y jefa de Gabinete. Las dos colocaron en sus puestos a personas de Podemos y de su confianza.
Elecciones en 12 territorios
En mayo, se celebrarán elecciones en 12 comunidades: Asturias, Aragón, Castilla-La Mancha, Cantabria, Canarias, Comunidad Valenciana, Madrid, Murcia, Navarra, La Rioja, Extremadura y Islas Baleares, además de en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Unidas Podemos perdió fuerza en todos estos territorios en las elecciones de 2019, menos en Madrid, que se mantuvo tras el salto a la arena autonómica de Pablo Iglesias para después dejar la política.
A nivel municipal, la situación de Podemos es pésima porque nunca enraizaron. Su falta de estructura les penaliza, no son fuertes. Y es ahí donde IU tiene ventaja por su mayor implantación. No se espera que la coalición Unidas Podemos salga reforzada de las municipales. A nivel autonómico, también hay pocas expectativas de sobrevivir. Asturias es posiblemente la mejor expresión de este desastre. La portavoz adjunta de Unidas Podemos en el Congreso, Sofía Castañón, fue elegida líder en Asturias en las primarias de diciembre. Candidata del aparato, se impuso a Daniel Ripa, exsecretario general de esta sucursal asturiana.
Ripa respalda el proyecto de Díaz en todos sus términos; estuvo, de hecho, en la presentación de Sumar, y hace tiempo que dejó de ser afín a la cúpula 'pablista'. Castañón mantiene la misma tensión con IU que Belarra. Ripa, no. Hoy, el asturiano pone en duda de las primarias y acusa a la dirección de «cacería política».
Podemos la reduce a «aliada»
Un sector mayoritario de IU–y acomplejado por estos últimos años– está harto de plegarse a Podemos y están dispuestos a pelear por encabezar las candidaturas de unidad de mayo. Ya lo hicieron en Andalucía con Inma Nieto, de IU, como cabeza de lista. Contó, además, con el aval de Díaz. Como publicó ABC, fue la vicepresidenta quien le pidió a su jefe de gabinete, Josep Vendrell, que llamara a la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, para presionar y que cedieran con Nieto. En roman paladino: la impuso. Sentó muy mal. La negociación de Por Andalucía fue tal desastre que su electorado no sabía el día de la votación cual era la papeleta de Podemos. No es una duda menor, dado que el malestar y la lucha soterrada alcanzó tal nivel que IU registró por «error» la coalición sin contar con el partido de Belarra. Un fallo que en la dirección Podemos nunca se creyeron.
La experiencia les endureció. Podemos no piensa ceder ni un ápice más del poder que creen merecer; viven de haber tenido en 2016 71 diputados. Quieren liderar y tener el protagonismo. Desde hace semanas, coincidiendo con la presentación de Sumar, Belarra ya pone límites a Díaz y la reduce a «aliada».
La respaldan como «la mejor» candidata del «arco progresista» para las próximas elecciones generales, sí, pero dejan claro que no van a desintegrarse en Sumar. Prefieren la independencia de una coalición electoral. Lo que, otra vez, solo pronostica una compleja negociación sobre el poder. Lo que pase en las autonómicas determinará esto.