Confiscan a un informático en paro explosivos y armas que fabricaba con impresoras 3D

Por el momento, no se han encontrado relaciones ni con grupos terroristas ni de delincuencia común, pero su perfil es calificado por los investigadores de «inquietante». No obstante puede haber sorpresas en esta línea porque aún no se ha podido analizar ni su teléfono móvil ni su ordenador, donde eventualmente podrían encontrarse conexiones por el momento desconocidas.

La investigación arrancó en diciembre pasado cuando el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) recibió una información de una transacción sospechosa de precusores de explosivos a través de una plataforma de comercio 'on line'. Los suministradores de estas sustancias son sujetos obligados; es decir, tienen que informar a las Fuerzas de Seguridad cuando alguien compra productos que pueden ser utilizados en la fabricación de explosivos. Siempre se investiga, aunque la mayor parte de las veces los compradores los usan con fines lícitos.

En esta ocasión, sin embargo, no fue así. Los agentes comprobaron que el sospechoso, de 51 años, adoptaba medidas de seguridad para intentar ocultar sus actividades. Además detectaron que había adquirido los precusores para la fabricación de mezclas explosivas, como la pólvora –en concreto nitrato potásico y azufre–, con intenciones que en ese momento se desconocían. Y a medida que era sometido a un control más intenso se supo que también tenía armas de fuego, algunas de ellas de contrabando, y que incluso fabricaba elementos esenciales de las mismas con impresoras 3D.

Las fuentes consultadas por ABC explican que el sospechoso era un tipo introvertido, tímido, con pocas relaciones sociales. Parte de las armas y los explosivos los fabricaba en casa, pero también en un garaje próximo. La mayor parte de su tiempo lo ocupaba en esta actividad, veía tutoriales y sus conocimientos de informática le eran de gran utilidad para sus propósitos.

Con toda la información en su poder, la Guardia Civil decidió actuar, entre otras cosas porque las actividades de este hombre suponían un peligro para su familia y el resto de vecinos, ya que en cualquier momento se podía producir un accidente por la manipulación de los explosivos.

En los registros de la casa y el garaje se intervinieron cinco pequeños artefactos explosivos ya montados y dotados de un sistema de detonación eléctrica a distancia, 197 iniciadores eléctricos, alrededor de tres kilos de pólvora, otros seis y medio de precusores y sustancias químicas para la fabricación de artefactos. El Tedax de la Guardia Civil fue el encargado de desactivar y destruir el material incautado.

Además, se intervinieron tres fusiles de asalto, pistolas municionadas y una escopeta, así como 400 cartuchos y dos impresoras 3D. Varias de las armas tenían sus números de serie borrado o carecían de ellos. Además, se encontraron fundas como las que usan los agentes de paisano para llevar pistola sin que se note, por lo que los investigadores creen que este individuo salía a la calle armado.

De entre esas armas, destacan por su peligrosidad los tres fusiles de asalto, considerados como armas de guerra, tanto por su calibre como por su capacidad de hacer fuego automático (ametrallador). Se trataba de armas originalmente inutilizadas (desactivadas) que el detenido había manipulado en su taller clandestino para reactivarlas, dejándolas de nuevo en condiciones de hacer fuego real.

También le fueron intervenidas otras dos pistolas desmontadas y numerosos armazones, correderas, cañones semi-elaborados de fabricación artesanal, adaptadores para el acople de silenciadores y otras piezas y herramientas, que evidenciaban que el también se dedicaba a fabricar armas mediante el ensamblaje de piezas de diferentes orígenes.

En el garaje tenía instalados bancos de trabajo con tres máquinas de recarga de cartuchería, cientos de vainas vacías, proyectiles, pistones (fulminantes) y pólvora para fabricar munición de los calibres 45 ACP, 6,35 ms., 9 mm parabellum, 44 magnum y 223 Remington, alguno de ellos catalogado como calibre de guerra.