La derecha aparca sus cuentas pendientes y sale fortalecida de la masiva manifestación en Madrid
El PP cede foco por la ausencia de sus líderes, Vox lidera la marcha pero sufre por su pulso con Ayuso y Álvarez de Toledo dibuja una alianza con Arrimadas y Villacís
Editorial | Defender la Constitución no puede ser «excluyente»
La oposición a Pedro Sánchez, a sus alianzas y a sus políticas es suficiente para que se manifiesten juntos. La figura del presidente del Gobierno como elemento polarizador cotiza al alza. Ayer se demostró nuevamente que es un sentimiento que tiene la suficiente ... fuerza como para atraer a personalidades y dirigentes políticos muy distintos, que se miran de reojo. Que saben que se necesitan, pero que buscan un espacio propio. Estar juntos pero sin ser lo mismo. Y es que la concentración de ayer en Madrid también fue una oportunidad para comprobar que todo el espacio a la derecha del PSOE tiene cuentas pendientes y asuntos por resolver.
La consigna de dejar el protagonismo a la sociedad civil llevó al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, a excusar su presencia. Al igual que la responsabilidad institucional llevó a ausentarse a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y al alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida. Pero no se atisbó reproche al PP por ese complejo equilibrio que les llevó a tener como máximos representantes a Miguel Tellado, vicesecretario de Organización en Génova, y a Alfonso Serrano, número dos de Díaz Ayuso en el PP de Madrid.
Esa decisión entregaba el liderazgo político y mediático de la marcha al presidente de Vox, Santiago Abascal, Y en cierta forma fue así, porque su llegada a Cibeles resultó muy jaleada con gritos de «presidente, presidente». Pero lo cierto es que Abascal y toda su delegación terminó diluyéndose sin estridencias entre la multitud de asistentes. La ausencia de los principales rostros del PP no fue el centro de atención. Y eso ya fue un éxito para el PP.
Entre todos estos dirigentes estaba Juan García-Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y León, a quien se pudo ver abrazado con su líder. No hubo momentos de tensión, pero sí discusiones entre algunos manifestantes. En la llegada de Abascal, además de los citados vítores, se le reclamaba también la necesidad de acuerdo entre los partidos de la derecha. No solo por lo sucedido en Castilla y León.
Ayuso y Vox, Cayetana y Cs
Algunos manifestantes más próximos al PP criticaban la decisión de Vox de no haber apoyado «por envidia» los Presupuestos en la Comunidad de Madrid. Y mostraban su indignación en el momento en que, de forma anónima pero casi en paralelo a la llegada de Vox, se distribuía un panfleto que equiparaba al PP con el PSOE y los propósitos de la Agenda 2030. Intercambio de reproches, pero que se quedaron simplemente en eso. Por ahora, PP y Vox tienen una guerra de profundidad en la que ambos se intercambian votantes. Aunque el saldo es favorable a Feijóo, el flujo en la otra dirección también existe.
La otra figura más vitoreada fue la de la diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo. Su llegada ofreció una de las fotos de la jornada, al aparecer y permanecer toda la manifestación junto a la expresidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. Se organizó una declaración a medios después de las que ofrecieron el PP y Vox en la que las tres actuaron como si fuesen de un mismo partido. Y no fue una casualidad, sino una coreografía ensayada que aparecieran escoltadas por los escritores Andrés Trapiello y Fernando Savater, además de por Maite Pagazaurtundúa o María San Gil.
Ese grupo quiso representar su propio espacio, sin asociarse ni a Vox ni al PP, pero también sin querer pasar desapercibidos. La escenografía de Álvarez de Toledo, Villacís y Arrimadas llamó mucho la atención. Generó comentarios y suspicacias.
Nadie entiende todavía muy bien lo que ha pasado en las últimas semanas en Ciudadanos. La candidatura derrotada que capitaneaba Edmundo Bal tenía el propósito claro de hacer de él su futuro candidato a la presidencia. Pero la que finalmente ganó, que contaba con el apoyo de Arrimadas y Villacís, liderada por Patricia Guasp y Adrián Vázquez -también ausentes ayer-, no ha querido centrarse en ese momento. En una entrevista reciente en ABC Guasp dejaba claro que no ha decidido ser candidata. El entorno de Bal siempre se ha maliciado con que los nuevos rostros no serán finalmente los aspirantes. Y que Villacís y Arrimadas no han dicho su última palabra. ¿Con Cayetana? Todavía quedan cosas por pasar en el espacio contrario a Sánchez.
Aparece como una idea consolidada que la formación naranja ha colapsado y que se integra de manera masiva en el PP. Y lo cierto es que cuantitativamente esto es así. Pero el espacio político de Ciudadanos no se ha disuelto. En el último barómetro del CIS, en las variables de voto cruzado, se puede observar cómo el 25% de sus votantes en 2019 o quieren seguir votándoles o todavía no saben qué hacer. Es decir, no están en el PP. Y eso significa en torno a 400.000 votos que en función de cómo se canalicen finalmente pueden ser determinantes.