Las críticas de socios y oposición agrian el estreno de año a Sánchez

El Gobierno aprueba su tercer paquete de medidas anticrisis, pero sus aliados le exigen mayor ambición en lo social 

El PP critica la 'ley del solo sí es sí' y la postura con Marruecos, y Vox arremete contra Génova por el aborto

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sube a la tribuna Ángel de Antonio / Vídeo: atlas

Pedro Sánchez ha llegado al Congreso satisfecho. Bajo el brazo llevaba calentito, recién salido del horno, el tercer decreto con medidas anticrisis para paliar los efectos de la guerra en Ucrania, convalidado por la Cámara Baja. Quince minutos antes de su comparecencia por ... los últimos Consejos Europeos, el Gobierno ha logrado el respaldo a su paquete de ayudas con una mayoría de 175 síes, 164 abstenciones y siete noes.

El Ejecutivo ha salvado el real decreto ley gracias a las abstenciones de la derecha al completo, PP, Vox y Ciudadanos (CS), y la de sus socios independentistas de ERC, que han querido marcar distancias con dos leyes aún en el alero, la de vivienda y la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana -conocida por sus detractores como 'ley mordaza'-.

El entusiasmo lo arrastraba Sánchez desde su participación la semana pasada en el Foro de Davos, que ha salido a relucir en su comparecencia en varias ocasiones, en un abanico de críticas que ha ido de Vox a Bildu, pasando por Unidas Podemos. El jefe del Ejecutivo ha tomado la palabra por primera vez a las cuatro de la tarde, tras el pleno matutino que ha arrancado a mediodía.

Su intervención inicial no ha llegado a la hora de duración y ha repetido el esquema ya visto antes: balance triunfalista en lo económico, con reivindicación de las medidas sociales impulsadas por el Gobierno de España. El plan de respuesta a los efectos de la invasión rusa ha movilizado ya, ha dicho, 45.000 millones de euros. El nivel de empleo ha recuperado ya los valores previos a la pandemia, ha continuado, y el del PIB lo hará «pronto».

Un «pronto» que después han resignificado Cuca Gamarra (PP) e Inés Arrimadas (CS), al advertir que España es el único país de la Unión Europea que aún no ha vuelto al producto interior bruto del año 2019. Pero Sánchez, en su línea, ha jugado a comparar sus recetas para sortear una doble crisis -la de la pandemia del coronavirus y la guerra en Ucrania- con las «neoliberales» del Gobierno de Mariano Rajoy para hacer frente a la crisis financiera.

Ahora, ha enumerado Sánchez, España «exporta» soluciones frente a la crisis energética y hace diez años, «importaba» rescates a la banca y recortes en el Estado del bienestar. Ha olvidado el presidente, como acostumbra, poner la vista un poco más atrás, cuando el socialista José Luis Rodríguez Zapatero bajó el sueldo de los funcionarios y congeló las pensiones en 2010.

Las consecuencias de 'la ley del solo sí es sí'

Ha dicho Sánchez, previsor, que él habla de las «cosas importantes» aunque después el resto de oradores saquen a la palestra todo tipo de cuestiones. No se ha equivocado. Gamarra, sin dilaciones introductorias, ha pasado revista al presidente con temas por los que ha pasado de puntillas: las consecuencias de la 'ley del solo sí es sí' con la rebaja de penas a agresores sexuales -que luego Sánchez ha defendido sin entrar en la polémica de las excarcelaciones- y el «Código Penal a medida» de los separatistas, con la derogación de la sedición y la rebaja de la malversación. «Homologación con las democracias europeas», ha repuesto Sánchez. La presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, ha llamado a la cuestión a la secretaria general del PP y ha recordado que el orden del día eran los Consejos Europeos y las medidas anticrisis del Ejecutivo.

Después de ella, cada uno ha hablado de lo que ha querido, de su libro, pero Batet solo ha actuado de nuevo para reconducir a la portavoz de Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, cuando esta se estaba explayando en sus críticas a las reticencias del PSOE para lo que ella llama «derogar los aspectos más lesivos de la 'ley mordaza'». Gamarra todavía ha tenido tiempo después, tras reprochar el «triunfalismo económico» de Sánchez, de preguntar qué motivo hay detrás de la votación de los eurodiputados del PSOE en contra de censurar violaciones de derechos humanos y libertad de prensa en Marruecos. Ni una palabra de Sánchez.

Aitor Esteban, sobre la política exterior de Sánchez: «Menudo trago han tenido que pasar sus compañeros»

Su política exterior ha sido atacada no solo por PP, Vox y CS, sino por aliados habituales del Ejecutivo, como el PNV. «Menudo trago han tenido que pasar sus compañeros», ha dicho Aitor Esteban, portavoz de los nacionalistas vascos en la Cámara Baja. Santiago Abascal, líder de Vox, ha acusado incluso al jefe del Ejecutivo de estar sometido al «dictado» de «millonarios» con los que se da «palmaditas y besos» en Davos.

Pero de Abascal, más allá de sus pullas habituales al Gobierno, han destacado sus reproches al PP a cuenta del protocolo con medidas para desincentivar el aborto en Castilla y León. Un pacto cerrado para los primeros, un acuerdo inexistente para los segundos, Abascal ha preguntado a los populares si deberá pedir «permiso», desde ahora, «al PSOE y a Prisa». De la propuesta de Alberto Núñez Feijóo para que gobierne la lista más votada, ha dicho que es «antidemocrática». Sánchez, con sorna, le ha espetado que está a la espera de su anunciada moción de censura, en la que no hay avances, y después, más serio, le ha advertido que no permitirá ni un paso atrás con el aborto.

Arrimadas, en su primer discurso como portavoz en el Congreso desde que dejó la presidencia del partido, ha exigido «reformas valientes» que, según ella, tampoco pueden llegar de la mano del PP. Una, la reiterada reforma del sistema de pensiones para garantizar su sostenibilidad, y otra, recentralizar competencias como la sanidad. Tanto ella como Esteban han reclamado además un mayor compromiso en el envío de armamento a Ucrania, a lo que ha vuelto a oponerse Pablo Echenique (Podemos).

Pero sin duda, los avisos que más deben preocupar a Sánchez son los de sus socios. Tanto Jaume Asens (Unidas Podemos), como Gabriel Rufián (ERC) y Aizpurua (Bildu) han reclamado aprobar ya la ley de vivienda y le han recriminado su encuentro con el CEO de BlackRock, Larry Fink, «el desahuciador». «No le echará de Moncloa un exceso de valentía en lo nacional, pero puede que sí un exceso de prudencia en lo social», ha avisado el republicano. Esteban se ha sumado: «Si no abona sus relaciones, esta legislatura le va a parecer un camino de rosas en comparación con la siguiente».

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