El corto sobre los novios asesinados por ETA que clama en Whatsapp

Unos encapuchados se plantaron delante de su Renault 5 en Beasáin (Guipúzcoa) y les acribillaron a tiros con una metralleta Sten y una pistola calibre 9 milímetros Parabellum. Recibieron 18 disparos: ocho Antonio, 10 Hortensia. El claxon del vehículo se mantuvo sonando durante 27 minutos sin que nadie acudiera a ayudarles.

Este viernes se proyectará en el festival internacional de cine de San Sebastián la entrevista documental de Jordi Évole al exjefe de ETA Josu Ternera, titulada 'No me llame Ternera', de Netflix. A la vez, en el Pequeño Cine Estudio de Madrid, antes de todos los pases de cualquier película, se proyectará la producción de La Dalia Films, '27 Minutos'. Desde que ésta se estrenó, en 2019, se ha visto en círculos reducidos y en algunas televisiones, pero esta semana superó las 270.000 visitas en Youtube saltando de móvil en móvil. Sus creadores calculan que en total ya han podido ver el corto medio millón de personas. Y todo, gracias a una campaña de lo más sencillo: un boca a boca virtual.

Su productor, José Luis Rancaño, lo envió a las asociaciones de víctimas de terrorismo, de la Policía y de la Guardia Civil y él mismo se vio desbordado por la cantidad de personas que lo difundieron y lo entendieron como un homenaje a las víctimas de la banda terrorista. «Estamos hablando de la plataforma audiovisual más grande del mundo, Netflix, y del festival de cine más importante de España y de uno de los más importantes del mundo, como es el de San Sebastián, y el protagonista va a ser un jefe de la banda terrorista ETA y un criminal que en cualquier otro país estaría proscrito. ¿Cuál ha sido nuestra reacción? Pues intentar aprovechar la fuerza que nos dan las redes sociales y el apoyo que nos da la sociedad civil para que ese mismo día se intente hacer viral y se vea nuestro cortometraje», afirma el productor cinematográfico José Luis Rancaño en un encuentro con ABC este miércoles, en el Gran Hotel Inglés de Madrid.

El corto, idea de Rancaño y dirigido por Fernando González Gómez, no sólo recoge la historia de los ya conocidos como 'novios de Cádiz', sino que también refleja la espiral del silencio social que rodeó a los atentados de ETA durante décadas. Una conversación entre un padre y un hijo, una joven que llora mientras se esconde tras una cortina sabiendo lo que ha ocurrido en la calle pero con miedo a reaccionar o el interminable claxon, 'leitmotiv' del metraje, trasladan al espectador diversa información y emociones en menos de siete minutos. «Creo que las víctimas de ETA deberían ocupar un papel protagonista en nuestra sociedad. Tienen una doble condición, que a veces olvidamos. Son víctimas, pero también son héroes porque murieron por nada. Murieron por defender la libertad de la que disfrutamos todos».

El joven Antonio era guardia civil. Natural de Tarifa (Cádiz), estaba destinado en la localidad guipuzcoana de Ordizia. Su novia Hortensia, de San Roque, había salido del pueblo gaditano para ir al País Vasco con su hermana, también casada con un guardia civil. ETA le impidió conocer más mundo. Los productores del corto estuvieron en contacto con sus familiares, que décadas después todavía sufren su pérdida: «Cada vez que hemos proyectado el corto, hemos sentido emoción y agradecimiento. Es lo que nos han dado los familiares de las víctimas o ellas directamente. Yo no sé lo que sienten cuando tienen noticias de este tipo de documentales como el que se va a poner en San Sebastián, pero imagina que eres el hermano, la hija, el padre, el nieto o el amigo de uno de los asesinados por Josu Ternera. Creo que la sensación debe ser de absoluta tristeza e indignación», reflexiona Rancaño.

'27 minutos' no se grabó en Beasáin, sino en Cantabria, en distintas localidades que se extienden alrededor del río Nansa. «Es una de mis mayores frustraciones como productor. Yo quería grabar este reportaje en el pueblo del País Vasco donde sucedieron los hechos, pero mis colaboradores de producción ejecutiva me recomendaron no hacerlo. Nosotros somos una productora independiente. Este cortometraje no cuenta con ayudas públicas, está financiado al 100% con recursos de los productores y, como no queríamos tener ningún problema, pues teníamos poco dinero y poco tiempo, decidimos rodarlo en los montes de Cantabria, donde nos recibieron de manera estupenda. Pudimos contar lo que queríamos contar sin ningún tipo de problema».

Los productores encontraron en la historia de Antonio, Hortensia y sus familiares todos los elementos que representan el dolor producido por ETA y por eso la eligieron como un homenaje a las víctimas de la banda. Rancaño está convencido de estar «en el bando de los buenos» al centrarse en las víctimas y no en sus verdugos: «Cada uno es libre de expresar su creatividad de la manera que crea conveniente, pero también tiene que ser responsable de las consecuencias de lo que expresa. Tenemos muy claro cuál es nuestra posición ideológica y también vamos a protestar por aquellas posiciones que creemos que no son adecuadas. A veces tenemos la sensación de que estamos en la resistencia, de que estamos en la minoría. No sé si somos pocos, pero creo que estamos en el bando adecuado, en el bando de los buenos, por tanto seguiremos», concluye.