Lo que tocaba...

Tras más de una tensión Vox pasa a ser socio de gobierno, y por más ruido que la oposición en Valencia quiera organizar nada va a cambiar, nada va a pasar. Juanma Badenas, portavoz del partido de Abascal en Valencia, sube en el escalafón municipal, pero sale en clave interna de partido desgastado tras haber tensado la cuerda, quizá más de la cuenta. No apoyar la reducción de impuestos dirigida a las plusvalías, el IBI para comercios y particulares o las bonificaciones para familias numerosas era un tiro en el pie que con los primeros que iba a pasar factura a Vox era con sus propios votantes. Ni tenía lógica, ni tenía sentido, hasta el punto que PSPV y Compromís se frotaban las manos ante el espectáculo. Muy de Vox, Madrid llamó al orden y el resto ya es conocido.

Reconozco que me sigue llamando la atención tanto intento de llamar a la alerta social por acuerdos PP-Vox, sobre todo viniendo de donde venimos con el gobierno del Rialto; Reinas Magas republicanas, ayudas a entidades catalanistas, monolitos en homenaje al 15M o un alcalde que llegó a afirmar que «el estilo de las hogueras es más artístico, el de las fallas más grotesco». Como ejemplo más cercano en la Generalitat desde hace tres meses, poco tiempo, gobiernan ambos partidos en coalición. En julio se anunció el apocalipsis social, el fin de las libertades, el freno total en los avances obtenidos con tanto esfuerzo por el gobierno botánico. A esta hora nadie ha perdido nada, ni nadie lo va a perder, y la vida sigue.