El enemigo está en casa

La ampliación final del puerto de Valencia dormía hasta hoy el sueño de Morfeo entre recursos judiciales, declaraciones de impacto medioambientales y resistencia de partidos políticos que se hacen llamar valencianos que y ahora afirman que el desarrollo del proyecto final «sólo beneficia a cuatro interesados» Baldoví dixit.

El puerto de Valencia no es cualquier cosa. Un día que un problema cualquiera afecte a la infraestructura influye en el PIB de la Comunidad. Maneja más responsabilidad la nueva y recién nombrada presidenta de la Autoridad Portuaria de Valencia que más de un conseller. En la decisión de Volkswagen o en la permanencia en la Comunidad de Ford, algo tiene que ver que haya una 'cosa' llamada puerto de Valencia.

Lo más preocupante es que del letargo judicial en el que está instalada la ampliación, podemos pasar a su defunción política. Si los independentistas, los de la amnistía, los de los 450.000 millones de euros de indemnización por vaya usted a saber, los de la consulta para la independencia piden el puerto de Valencia, el futuro gobierno que todo apunta entregará algunas de esas concesiones puede tardar entre una hora y dos en desmantelar el puerto, ordenarlo por partes, y empaquetarlo de manera definitiva.

De todas formas no olvidemos que para la ampliación los enemigos no hay que buscarlos fuera de la Comunidad, aquí nos bastamos solos. La oposición de Compromís no se da más risa o más vergüenza, incluso estando dispuestos a paralizar la ampliación para apoyar a Pedro Sánchez. Aquí ya no me sorprendo, porque son los mismos que votaron a favor de la ley de 'solo si es si' y en contra de su enmienda cuando ya había beneficiado a cientos de agresores sexuales. Es lo que hay...