Copa América, sí

Valencia, hace más de 20 años, disfrutó de una edición con el trofeo de las 100 guineas en juego. Ahora quiere repetir tras la renuncia definitiva de Barcelona y la victoria del sindicato New Zeland. La tradición del trofeo es tal, que el New York Yacht Club histórico defensor de la copa en varias ediciones guardaba en sus estatutos que el patrón que perdiera la jarra de las 100 guineas debería sustituirla en la sala de trofeos del club por su cabeza. Dennis Conner perdió en 1983, primera vez que el defensor caía ante un retador. Afortunadamente los estatutos no se cumplieron, Conner siguió de cuerpo entero y recuperó el honor americano en la edición de 1987.

Valencia ofrece según los expertos un campo de regatas incomparable por las corrientes marinas y de viento que se generan. En 2003 todos los equipos ganador y perdedores quedaron prendados. Antes que la Copa de 2024 viajase a Barcelona, el defensor New Zeland apuró todas las opciones para retar a todo aquel que quisiese el trofeo en Valencia. Nunca hubo opción, ni Joan Ribó alcalde, ni Ximo Puig presidente, quisieron el evento. Llevaba según ellos marca PP. No hacía falta más.

Los grandes eventos son necesarios en la estrategia de crecimiento de la Comunidad Valenciana. Y además hay otro estigma que debería eliminarse de la ecuación. No pueden, ni van a ser a coste cero, fue un error pregonarlo así con la Fórmula 1. Los grandes eventos deben verse como una inversión para obtener una rentabilidad. En el caso de Copa América proyección internacional y atracción de turismo de alto nivel algo que me imagino será bien visto desde cualquier perspectiva, ahora que parece que el turismo, el sector por el que más ingresa la Comunidad Valenciana, a más de uno le molesta.