Valencia estrena un medidor pionero en España para controlar la velocidad y la potencia de los patinetes

«Estos controles no van dirigidos a la gran mayoría de usuarios de patines eléctricos que llevan vehículos legales y homologados, sino a por los pocos usuarios que utilizan vehículos ilegales que, además, son los causantes de los siniestros más lesivos», ha explicado el concejal de Movilidad y Policía Local, Jesús Carbonell, sobre todo para los peatones.

Al margen de las campañas de concienciación para los usuarios, el cuerpo municipal lleva nueve meses colaborando con una empresa de ingeniería valenciana que ha trabajado con la UPV para desarrollar un instrumento de medición homologado. Se trata de un aparato portátil -por lo que se podrá utilizar en cualquier punto de la capital del Turia- que está conectado mediante bluetooth al ordenador y que va a dar seguridad jurídica a las inmovilizaciones de aquellos que no cumplan con la legalidad.

«Lo que hace que esta herramienta sea pionera a nivel nacional», ha señalado el Comisario Jefe de la División de Seguridad Vial, Paulino Parrilla «es que emite, en el acto, un certificado que va a servir para determinar la velocidad máxima y la potencia del vehículo, un informe técnico que tiene valor legal y que va a servir como prueba en unas diligencias policiales o en un acto administrativo».

«Hasta ahora habían máquinas que medían la velocidad, pero nos era imposible adjuntar esta medición en un informe o en una denuncia, era una simple información que no tenía ningún valor legal», ha agregado el intendente. Estos vehículos no están obligados a pasar una inspección técnica y, por tanto, hasta este momento no existía una forma de verificar que un patinete es capaz de superar los 25 km/h de velocidad o los 1000 W de potencia que la ley establece como tope para ellos. A eso se suma que, hasta enero de este mismo año, se podía comercializar cualquier patinete sin necesidad de certificar sus características, por lo que la mayoría de los que circulan no están obligados a presentar el certificado VMP que ya exige la Dirección General de Tráfico (DGT).

Como es lógico, su mayor presencia en las calles de Valencia ha aumentado la siniestralidad, según ha indicado el Ayuntamiento en un comunicado. Los accidentes con VMP implicados se han duplicado desde 2018, cuando se registraron 478, frente a los más de 900 que se produjeron en 2023.

«Por nuestro clima, por la orografía y por nuestra importante red de carriles bici somos una de las ciudades en la que este tipo de transporte ecológico más se utiliza, por eso queremos ser los primeros en desarrollar acciones que nos ayuden a reducir la siniestralidad de estos vehículos», ha sostenido el edil Jesús Carbonell.