La Universitat de Valencia y la Católica se desvinculan de la compra de cadáveres: «Sólo aceptamos donaciones»
La Policía Judical realizó una inspección en la Cardenal Herrera CEU en el marco de las investigaciones por la venta de cuerpos
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VALENCIA
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Iniciar sesiónLa Universitat de Valencia (UV) y la Universidad Católica de Valencia (UCV) sostienen que no están involucradas en el caso de la red criminal de venta de cadáveres a facultades destapada este lunes en la capital del Turia, conforme informó ABC. Las ... dos instituciones aseguran que sólo trabajan con donaciones altruistas a través de protocolos seguros para docencia e investigación.
Por su parte, fuentes de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia señalan a este periódico que la Policía Judicial se personó en sus instalaciones para recabar información vinculada al caso.
Fue en enero de 2023, cuando los investigadores solicitaron la documentación relativa a un cadáver que acababa de llegar a la facultad y que, según informó la policía, presentaba irregularidades por parte de la funeraria. En este sentido, la universidad colaboró en las pesquisas poniendo a disposición de la policía toda la documentación de este y del resto de donaciones tramitadas con esta empresa.
La Universidad CEU Cardenal Herrera recibe entre 10 y 15 cadáveres por año, todos ellos procedentes de donaciones, según matizan. La institución académica únicamente sufraga a la funeraria los gastos de traslado y cremación de los cuerpos, como es habitual en las universidades. «Cumplimos con los criterios de calidad definidos a nivel nacional e internacional y acreditados por diferentes instituciones», subrayan a este diario.
«No compramos cadáveres»
Por lo que respecta a la UV, la institución pública remarca que «no compra cadáveres, sino que acepta donaciones en vida después del cumplimiento de unos requisitos rigurosos». Así, señala que no se ha visto afectada por el caso policial y concreta que anualmente reciben entre 40 y 50 cadáveres, de los cuales sólo paga el traslado a la facultad.
Todo ello, en el marco del Programa de Donación de Cuerpos de la Universitat de Valencia, que garantiza a los donantes y a sus familias que los cadáveres «serán tratados con dignidad, respeto y anonimato en todo momento». Este programa, según explican sus docentes, sirve para formar a las futuras generaciones de profesionales médicos, fisioterapeutas, logopedas, enfermeros, farmacéuticos, así como para que los especialistas quirúrgicos mejoren sus técnicas y desarrollen nuevos procedimientos.
«Gracias a ello -subrayan- se mejora la asistencia sanitaria que recibirá toda la población gracias a la formación técnica», ya que «el conocimiento de la anatomía humana es una parte imprescindible de la educación de los profesionales sanitarios que no se puede llevar a cabo a través de vídeos, maquetas de plástico o programas informáticos».
Así, defienden que los alumnos son conocedores de que los cadáveres que estudiaran son los de personas que realizan «un gran regalo a la sociedad» donando su cuerpo a la docencia y a la investigación de forma altruista, cuyo acto requiere de «voluntariedad, libertad, solidaridad, aceptación y agradecimiento».
Funerarias y empresas anatómicas
Del mismo modo, la Universidad Católica de Valencia también se ha desvinculado de la trama mediante la que una funeraria vendía cadáveres a facultades y ha remarcado que sólo trabaja con donaciones, tal y como establece la normativa vigente a través de la Ley 30/1979, de 27 de octubre, sobre extracción y trasplante de órganos.
El decano de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la UCV, Carlos Barrios, ha aseverado a este periódico que «tienen toda la documentación en regla» y que únicamente operan con donaciones facilitadas por funerarias o empresas anatómicas especializadas, pero nunca sin pagar más allá del traslado y la incineración posterior.
La Ley 30/1979, de 27 de octubre, sobre extracción y trasplante de órganos establece que «no se puede percibir compensación alguna por la donación post-mortem de órganos». Así, pauta que la extracción de piezas anatómicas de fallecidos puede realizarse con fines terapéuticos o científicos, en el caso de que estos no hubieran dejado constancia expresa de su oposición.
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