La Tomatina de Buñol 2023: el origen de la fiesta y de los tomates que se lanzan

El acceso a esta Fiesta de Interés Turístico Internacional, con aforo para alrededor de 20.000 personas, se realiza con entrada para garantizar la seguridad. Antes de la carcasa que da inicio a la Tomatina, a las once de la mañana, se celebra el conocido como 'Palo Jabón', un juego en el que los más atrevidos tienen que trepar por un palo enjabonado para conseguir el jamón que cuelga de lo alto.

Una pregunta recurrente es de dónde vienen los 120.000 kilos de tomates que se lanzan. Su origen es el mismo desde hace dos décadas: la empresa Citromed en el municipio castellonense de La Llosa es la encargada de cargar los seis camiones con la 'munición'.

«Tienen que estar lo suficientemente maduros para que suelten su jugo y no hagan daño», ha explicado Idoya Mecho, responsable de Citromed, en declaraciones a Europa Press. Unos cinco meses antes de esta fecha, la compañía tiene que planificar la plantación de todos los tomates que se emplearán y pedir previamente las semillas para que puedan ser cultivadas.

El producto final se traslada en boxes hacia el almacén, aproximadamente un mes antes de la celebración, y allí se va guardando en cámaras donde van ajustando las temperaturas para que los tomates alcancen una maduración «idónea» y se puedan emplear en esta festividad.

La historia de la Tomatina comienza el último miércoles de agosto del año 1945, cuando unos jóvenes pasaban el rato en la Plaza del Pueblo de Buñol para presenciar el desfile de gigantes y cabezudos. Los chicos decidieron hacerse un hueco en la cabalgata, aunque su ímpetu provocó que cayera un participante. Éste, preso de la ira, empezó a golpear todo lo que encontraba a su paso.

Por un capricho del destino, allí se ubicaba un puesto de verduras que fue utilizado por la multitud enfurecida para soltar adrenalina: los presentes comenzaron a arrojarse tomates hasta que las fuerzas del orden público pusieron fin a tan particular batalla.

Al año siguiente, los jóvenes repitieron el altercado de forma voluntaria, llevando incluso los tomates de su casa. Lejos de aceptar como habitual este suceso, la policía prohibió que se repitiera al objeto de evitar que arraigara como tradición.

La Tomatina fue prohibida a principios de los 50, decisión que no disuadió a sus participantes, a pesar de que alguno de ellos fuese detenido. Pero el pueblo habló y la fiesta volvió a autorizarse; sumando cada año más participantes y tornándose cada vez más frenética. Finalmente, se permitió la Tomatina y se institucionalizó como fiesta local, alcanzando con el tiempo una gran popularidad dentro y fuera de nuestras fronteras.