Recogen firmas contra el «robo» de la época gloriosa de la Historia de España en los planes educativos
Un centenar de asociaciones y personalidades signantes del Protocolo de Santa Pola alertan de que la UE considera de «extrema gravedad» esta supresión en la enseñanza y la EBAU
«Quienes se oponen a la libertad lingüística en España porque segrega rechazan lo que hizo Nelson Mandela»
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Iniciar sesiónPersonalidades del mundo de la cultura y asociaciones firmantes del denominado Protocolo de Santa Pola (Alicante) recogen firmas con el fin de frenar el «robo» de la enseñanza de un periodo histórico glorioso de España en los planes docentes ... para los adolescentes, una medida que ha suscitado inquietud fuera de las fronteras entre dirigentes comunitarios.
«Ante los planes del Ministerio de Educación de borrar o minimizar la relevancia del estudio de los siglos XVI, XVII y XVIII en la asignatura de Historia, dentro de la educación Secundaria y Bachillerato, así como en la prueba de acceso a la Universidad (EBAU), la cuestión ha sido incluso valorada desde algunas instituciones europeas como en asunto de extrema gravedad», aseguran.
De entrada, han suscrito este «llamamiento» a la comunidad educativa y académica, a los consejeros de Educación de las Comunidades Autónomas, a «los movimientos feministas dignos de tal nombre» -dado que peligra la enseñanza del bagaje de mujeres preeminentes en ese período histórico- y «a las fuerzas políticas de uno u otro signo, y de uno y otro lado del Atlántico».
No en vano, las 29 asociaciones firmantes y el centenar largo de personas a título individual protagonizaron el I Congreso Internacional de la Hispanidad Villa de Santa Pola, por lo que esta cuestión trasciende del ámbito español y ha suscitado adhesiones en varios países latinoamericanos.
En su mensaje, los impulsores de esta iniciativa coordinada por Alberto Abascal apelan a todos los partidos «no convertidos todavía en cómplices del robo de nuestra historia a que adopten todas las medidas legales posibles, directas e indirectas, para oponerse a este paso más en pro de la cancelación de las aportaciones que supusieron los siglos XVI, XVII y XVIII en el mundo hispano, tan sólo por intereses espurios».
Nombres propios y muchas mujeres
Como ejemplos de figuras clave en estos pasajes del pasado, mencionan a los neoescolásticos salmantinos, creadores del Derecho natural y los derechos subjetivos, los «primeros filósofos modernos», Francisco Suárez y Francisco de Vitoria, también Domingo de Soto y García de Céspedes, que sentaron precedentes después mundialmente conocidos a través de otros, como Descartes, Spinoza, la escuela de Hugo Grocio o Francis Bacon.
Igualmente, Isabel I como fundadora del Imperio Hispánico, que alcanzaría su máximo esplendor en tiempos de Carlos I en territorio más extenso a lo largo y ancho del mundo, o con Felipe II, cuando «no se ponía el sol» en sus dominios, que abarcaban igualmente varios continentes, tal como quedó patente en una moneda acuñada con ese lema.
«En un momento donde se refuerza el neofeminismo, parece contradictorio y paradójico que se trate de silenciar un siglo que bien podría ser denominado «el de las mujeres empoderadas hispanas», encabezado por Isabel I, a la que se unen doña Juana, Isabel de Portugal, gobernante de España y las Indias cuando Carlos I guerreaba por Europa, Juana de Austria, Regente de España; María de Austria, gobernadora de Flandes durante 24 años donde se conoció un periodo de progreso como nunca antes»
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Otros personajes destacados mencionados por este grupo son Doña Marina, primera traductora de lenguas y co-fundadora de Nueva España; Isabel de Moctezuma, «gran empresaria»; Luisa de Medrano, primera catedrática de Europa; Catalina de Bustamante, primera educadora de América; Beatriz Galindo, María Pita, Isabel Barreto, primera almirante; Teresa de Jesús, Ana Caro, «y tantas otras mujeres empoderadas sin ninguna ideología específica de apoyo ni cuotas ni subvenciones que valiesen», comparan.
Además de lamentar esta «indignante» intención que «refuerza el vasallaje cultural» ante el mundo franco-anglosajón, que puede aspirar de forma «comprensible» a silenciar este bagaje hispano, los firmantes ponen el acento en que «otros modelos culturales no pueden decir lo mismo por eso lo ocultan, pero que gobernantes de países hispanos que presumen además de feministas y progresistas lo hagan, resulta chocante y esperpéntico». Y apostillan que «ningún Ministerio de Igualdad que se crea realmente su misión podría permitir que el Ministerio de Educación perpetre tamaña felonía», en referencia a la omisión de los antes citados nombres propios femeninos en la historia española.
Entre las consecuencias que auguran a medio y largo plazo, subrayan que «sólo puede redundar en impedir que los estudiantes hispanos gocen de una sana autoestima colectiva».
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