«No se puede llevar comida de fuera a un bar por una cuestión sanitaria», precisa el portavoz de la asociación de restaurantes de Benidorm y comarca (Abreca), Alex Fratini. Tiene lógica, porque si las autoridades sanitarias someten a estrictos controles e inspecciones a estos locales con sus materias primas, dejar abierta la puerta para que entren otras de procedencia desconocida no tendría sentido.
«Nosotros tenemos muchos controles y tenemos que estar seguros de que se cumple todo», corrobora el propietario del Restaurante Pinocchio.
Más allá de las exigencias legales, esta política responde a prevenir males mayores inesperados. «Igual dicen que se sienten mal en nuestro establecimiento y realmente no es por culpa de algo que han tomado aquí», describe Fratini.
Además, esa normativa no es exclusiva de aplicación a la hostelería, sino que rige también las condiciones, por ejemplo, en estadios de fútbol o espacios para espectáculos. «Si el cliente viene con comida de fuera, le intentamos decir que la próxima vez no venga, porque nuestra política no es aceptar comida o bebida que viene del exterior, como pasa con los parques o los estadios», apostilla el portavoz de Abreca.
Uno de los casos recientes que ha tenido repercusión en redes sociales, divulgado por Jesús Soriano (@soycamarero), surgió por un cliente que protestó por esta cuestión, ya que sí había pedido una consumición de cerveza, y el hostelero justificó esta negativa y con ironía le conminó, para futuras ocasiones, a pedir una bebida para llevar y comerse un pollo asado de supermercado en un parque.
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