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La profesora que echaron del conservatorio: «No tengo título de valenciano, pero el lenguaje de la música es universal»

La primera mujer de España con la carrera de su instrumento relata el impacto de irse al paro con 62 años y que una hija renuncie a estudios superiores

El Gobierno de Ximo Puig despide a un músico y profesor de prestigio mundial por no tener título de valenciano

Encarna Grau, con la trompa, en un parque de Xàtiva MIKEL PONCE
José Luis Fernández

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La Generalitat Valenciana ha dejado en el paro a Encarna Grau, la primera mujer que consiguió en España el título de profesora de Música para el instrumento de la trompa, en 1980. La razón es que no cumple el requisito lingüístico del título de valenciano, aunque es su lengua materia. Una paradoja dramática, después de 35 años de ejercer la docencia como interina.

«Soy una ciudadana valencianohablante, pero lo que me ha hecho la Generalitat me ha dañado en mi familia, vivo en Xàtiva y todos mis hijos hablan valenciano, pero ahora a raíz de esto veo que se están haciendo muy reaccionarios, estamos educando a los jóvenes en el odio, y aunque yo ya estoy en una edad en la que puedo superar el daño, a otras familias les afectará más», relata, sobre el rechazo absurdo que suscita el idioma en su entorno más cercano.

«¿Lo próximo que será, que midamos todos 1.80 y tengamos los ojos azules?», ironiza, hundida anímicamente por la decisión de la Generalitat Valenciana de no renovar su contrato laboral, que la ha descolocado por completo para la economía familiar, con siete hijos y cuatro de ellos a su cargo y de su marido, los que todavía no se han independizado.

Del ingeniero de Telecomunicaciones afincado en Suiza y el que abrió un bar con varios empleados ya no tiene que preocuparse, pero todavía quedan hijas más jóvenes en edad de estudiar y abrirse camino en la vida, una con solo 16 años. «Otra de mis hijas toca la viola y se ha desengañado, ya no quiere seguir, con 20 años está desencantada y me ha dicho 'mamá, haré un módulo de FP», confiesa impotente por no poder pagarle esa enseñanza a la que renuncia. «Tiramos adelante en casa, pero comprar solo el arco de la viola vale 1.600 euros y el instrumento 4.000, más la carrera 10.000 y ahora no te dan créditos: no puedo invertir en ellos», se lamenta.

A lo largo de los años, ha ampliado dos veces la hipoteca de su casa para que estudiaran sus hijos y «hay un coche para todos». Por eso, al sentirse acorralada, se hace una reflexión en voz alta: «Y pensar que ahora todos mis hijos van a cotizar para mantener a los mismos políticos que me hacen esto».

La docente se ha quedado sin trabajo después de 35 años como interina MIKEL PONCE

Con todo, mantiene su pundonor por encima de todo y espera que la Conselleria de Cultura, Educación y Deportes atienda su «denuncia» presentada en agosto para reclamar su plaza de profesora. «Doy gracias a la vida, no me arrepiento de nada, tengo también el título de viola, antes de empezar mi vida laboral ya fundé un conservatorio y conseguí todo en una época en que para las mujeres era muy difícil», rememora. Hasta el punto de que un responsable educativo de aquellos tiempos la quiso convencer de cambiar de instrumento para su carrera por una cuestión de género, cosa de hombres: «Recuerdo que me dijo: hazme caso y verás cómo luego me lo agradecerás».

«Como delincuentes»

Encarna achaca su exclusión a un trasfondo puramente ideológico. Una hija suya estudió lengua castellana y acabó marchándose a Salamanca «porque aquí es como si fuera una delincuente», indica, como ejemplo de la imposición del valenciano en ciertos ámbitos académicos.

Aunque la Generalitat dio una moratoria para obtener el título, Encarna no se con ánimos para volver a presentarse. Es la primera de la lista de la bolsa de empleo para la única plaza de docente de trompa y los siguientes son alumnos suyos, porque no hay trabajo para esta especialidad más minoritaria. Un problema que «viene de largo, no se convocan oposiciones y a muchos nos ponían notas bajas para que no pudiéramos pasar de interinos a funcionarios, por lo que algunos llevamos 20 y 30 años de interinidad, ¿dónde se ha visto eso?»

Con la jubilación cerca, esta docente nacida en Alzira se ve apartada en la recta final de su trayectoria laboral. «Yo ya no tengo ni boca, solo sabiduría de años», describe, sobre sus aptitudes para tocar música.

Hablamos Español: «Reconozcan sus méritos»

En su escrito dirigido a la consellera de Educación, Raquel Tamarit, la presidenta de Hablamos Español, Gloria Lago, expone que esta profesora «tiene derecho a conocer los motivos concretos por los que no ha sido contratada para el presente curso cuando era la persona que mayores méritos acumulaba para seguir desempeñándolo».

Y añade que «si el único motivo» es el requisito lingüístico, considera que «no se han ponderado adecuadamente los perjuicios laborales, personales y morales» a esta profesional, tras ejercerlo hasta «su edad muy próxima a la de jubilación», así como que carecer del título de valenciano «no le impediría impartir las clases y demás funciones propias de su cargo de manera plenamente satisfactoria».

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