Piscina de olas y miles de habitantes más en nuevas urbanizaciones: alertan de restricciones por la sequía en Benidorm y su entorno

Como ejemplo evidente de las crecientes necesidades hídricas en la zona más visitada de la Costa Blanca alicantina, señalan la piscina de olas proyectada en La Nucía y varios planes urbanísticos de grandes dimensiones con viviendas de lujo diseminados en municipios de la zona, además una de las más visitadas de España.

«El pasado 3 de julio, se activó la alerta por sequía en la Marina Baixa, situación consecuencia de un año especialmente escaso de precipitaciones que ya provocó la activación de prealerta en octubre de 2023, y que se ve directamente influenciada en los meses de verano por la llegada de turistas en los pueblos alicantinos, por lo que, sin duda, se agravará», advierten.

De hecho, las estadísticas reflejan las lluvias más bajas en cincuenta años, tal como publicó ABC. Hasta el punto de que las autoridades en la materia ya han adoptado medidas de emergencia: «La escasez de agua ya llevó a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) a la compra de cinco hectómetros cúbicos de agua este mes de mayo o en Benidorm a pedir agua a la desaladora de Mutxamel en diciembre del 2023 para asegurar el abastecimiento».

En esta coyuntura, a su juicio, «es esperable por los protocolos oficiales que se apliquen restricciones de agua debido a la previsión de un verano naturalmente cálido y escaso de lluvias y una situación mínima de reservas en acuíferos y embalses». Hasta ahora, no obstante, la CHJ sólo ha hablado de ese escenario en el caso de la actividad agraria, no para consumo en los hogares.

A continuación, AE-Agro enumera los principales proyectos urbanísticos en marcha para dar una idea de cómo se va a incrementar exponencialmente la demanda hídrica.

El PAI la Serreta en la Nucia, que ya ha iniciado la construcción del antes citado proyecto con piscina de olas, centro de tecnificación de golf y 3.500 viviendas que supondrán un aumento de 10.000 habitantes en la población. También sigue adelante el PAI Medina en Llíber con 488 chalés unifamiliares en un municipio de apenas un millar de vecinos, «a pesar de haberse conocido hace escasas semanas no tener garantizado el abastecimiento de agua con las obras ya iniciadas». Igualmente, continúan vigentes el PAI Pego Golf, con 1.300 viviendas y el PAI Peña-Roja con 2.500 más en «enclavadas en el Marjal de Pego-Oliva, un espacio natural de alto valor ecológico».

Asimismo, recuerdan otras iniciativas residenciales como Polop Hills, Benidorm Beach o Balcón de Finestrat, «basados en la construcción de viviendas unifamiliares para público objetivo europeo y norteamericano, como destacan las propias promotoras», con el detalle añadido de que «se trata de proyectos absolutamente turísticos enfocados a personas de alto poder adquisitivo y para comprobarlo no hace falta más que pegar una ojeada a las inmobiliarias destacadas para comprobar que las construcciones fácilmente alcanzan el cuarto o medio millón de euros».

Ese nivel económico, según esta organización ecologista, influye también en el consumo previsible de agua, por el perfil de nuevos residentes en la zona.

Finalmente, ponen el foco en que en otros destinos, como la ciudad de Valencia, ya se han adoptado medidas de moratoria para los alojamientos turísticos, y describen los efectos que puede tener la escasez hídrica en el medio natural, al perder calidad los caudales en ríos y otros espacios.