La extraordinaria PAU tras la dana en Valencia: «Llegábamos a clase llenos de barro, pero los profesores nos han centrado»
Más de 400 de estudiantes afectados por las inundaciones del 29 de octubre alargaron un mes más las clases para poder terminar el temario y presentarse, sin penalización, a las pruebas de julio
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Valencia
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Iniciar sesiónEstudiar para las Pruebas de Acceso a la Universidad ya es de por sí un reto para cualquier estudiante, pero para los jóvenes valencianos afectados por la dana acontecida el 29 de octubre, ha sido una auténtica prueba de resistencia con una preparación ... a contrarreloj.
Miles de jóvenes de toda España se han presentado este martes al segundo llamamiento de la PAU. Sin embargo, en la provincia de Valencia, esta convocatoria extraordinaria de julio ha sido, en realidad, la primera oportunidad real para 471 alumnos afectados por los estragos de la dana, que han tenido que alargar un mes más las clases para poder terminar el temario de todas las asignaturas.
No ha sido un curso fácil. La mayoría del alumnado ha tenido que aplazar los exámenes, mientras veían cómo sus compañeros de otras comunidades o incluso sus propios amigos ya estaban de vacaciones. Todo esto, además, en plena ola de calor, lo que ha hecho aún más cuesta arriba un esfuerzo que se ha prolongado más de lo habitual, con el añadido del cansancio psicológico de lo vivido en su municipio.
A pesar de que su primera convocatoria es la extraordinaria para el resto, el alumnado no verá perjudicadas sus oportunidades de acceso a la universidad, y podrán competir en igualdad de condiciones con el resto del jóvenes para elegir la carrera. Como medida excepcional tras la barrancada, se estableció que los estudiantes pudieran examinarse en julio sin que eso perjudicara sus aspiraciones.
En el IES Andreu Alfaro de Paiporta, una de las localidades valencianas más afectadas por las inundaciones, de los 70 alumnos matriculados en segundo de Bachillerato, solo siete se presentaron a la convocatoria de junio. El resto —un total de 63 estudiantes— ha esperado a julio para examinarse por primera vez.
«De los siete que se presentaron en junio, algunos han suspendido y han decidido tomar otros caminos», explica el profesor Víctor Pérez, a ABC, a las puertas del aulario de la Universidad Politécnica de Valencia en el que desarrollan las pruebas. «En cambio, la gran mayoría ha seguido preparándose, con un mes adicional de clases que hemos impartido hasta el 13 de junio. Luego les dejamos dos semanas para estudiar por su cuenta», añade.
El esfuerzo docente ha sido clave, pero también exigente y emocionalmente desgastante. «Ha sido muy duro, por el calor y porque sus amigos ya estaban de vacaciones o de viaje a Mallorca, mientras ellos seguían estudiando», relata el docente. «Los he visto muy cansados, ya que este año ha sido especialmente largo y cada vez se les hacía más cuesta arriba seguir motivados. Ha sido un año agotador», subraya.
«Nos costó mucho recuperarnos a nivel psicológico»
Una de esas estudiantes es Laura García, que aún duda entre estudiar Física o Diseño de Interiores, dependiendo de la nota que obtenga. «Elegí presentarme en julio porque había temario que no habíamos acabado, y me parecía esencial comprenderlo bien antes de examinarme», cuenta a este medio. Para Laura, lo más difícil ha sido «ver a otros en redes sociales en la piscina o en la playa, mientras nosotros estábamos en casa, estudiando con el calor«. No obstante, «hemos tenido la ventaja de ver el examen modelo y practicar con él», reconoce.
Como muchos de sus compañeros, la joven siente que el aprendizaje se ha visto afectado tras la riada, dado que «perdimos un mes y luego tuvimos que dar el temario muy deprisa. Si hubiéramos tenido tiempo para profundizar más, probablemente nos habría ido mejor, no solo ahora, sino también de cara a la universidad».
También Daniel Aguado, un alumno del mismo centro, asegura que «este mes extra ha sido clave», puesto que «tras la dana nos costó mucho recuperarnos a nivel psicológico». El joven, que sueña con entrar a la carrera de Ingeniería Mecánica, sostiene que la mayor dificultad a la que se han enfrentado es la concentración. Para ello, incluso, han tenido que aprender «técnicas de relajación».
Una situación muy distinta es la del IES La Sénia, también en Paiporta. Aunque se vio gravemente afectado por el temporal, en su caso la mayoría del alumnado se presentó el pasado mes de junio y pudo disfrutar del viaje de fin de curso.
«Gracias a los profesores conseguimos llegar a tiempo a la primera convocatoria», indica Pablo Tortosa. No obstante, él es uno de los diez jóvenes que decidió esperar a julio porque quería «prepararlo más para sacar una nota más alta».
«La dana nos ha quitado mucho tiempo y la cabeza se ha centrado más en otras cosas», lamenta. «Cuando volvimos a clase todavía estaba el pueblo medio destrozado». «Empezábamos más tarde las clases en nuestro centro porque no había luz y la mayoría de días llegábamos llenos de barro, pero por suerte los profesores han sabido centrarnos», concluye.
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