Según ha informado el diario Las Provincias, el análisis de este elemento clave lo llevará a cabo el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, por lo que el juez ha ordenado trasladar la pieza a su sede de Madrid y no tomar el análisis en el almacén de Ribarroja donde actualmente se encuentra junto a otras pruebas del triple rapto, violación y asesinato que conmocionó a España a principios de los años 90.
De hecho, el primer estudio se realizó en 1993 en el Instituto Anatómico de Forense de Valencia, mientras que el segundo lo practicó el catedrático de Medicina Luis Frontela, quien halló posibles restos de semen o sangre en algunas prendas, aunque no pudo ratificar dichos indicios. Así, ahora se utilizarán técnicas avanzadas que no estaban al alcance de los investigadores de la Guardia Civil hace treinta años.
Un informe del Instituto Armado apunta que los nuevos trozos de papel a analizar podrían ser una entrada a una discoteca o un billete de autobús, aunque no es posible leer el texto impreso tras haber sido introducidos en una prenda lavada, de acuerdo con la información Las Provincias.
Por otro lado, la Asociación Laxshmi para la Lucha contra el Crimen y la Prevención, acusación popular en el caso, solicitó que se analizaran una sábana blanca y la funda de un colchón, cuyos resultados no dieron resultados positivos en sangre y semen.
Hace dos semanas se cumplieron treinta años desde que las tres niñas de Alcàsser desaparecieran cuando se disponían a ir una fiesta en una discoteca ubicada en el pueblo de al lado. Meses después, sus cuerpos sin vida fueron hallados semienterrados en un paraje natural y se inició una investigación en la que fue detenido Miquel Ricart y por la que huyó su compañero y amigo Antonio Anglés, al que todavía busca la Interpol y la Europol.
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