En cuanto a la posibilidad de traslados, los más cercanos estarían a más cien kilómetros de distancia, en la planta de producción de Paterna, en la provincia de Valencia, en este caso únicamente para 15 trabajadores. «Es un trastorno mayúsculo», ha señalado González. Y las otras opciones de reubicación están mucho más lejos, hipotéticamente en Madrid y Guadalajara.
De hecho, hay incluso familias cuyos progenitores trabajan ambos en la fábrica alicantina, predominan los jóvenes y en muchos casos compraron vivienda y pagan hipotecas, lo que dificulta este éxodo forzoso.
Tras la última reunión con representantes de la compañía, hace dos días, la plantilla ha decidido salir a la calle. «Les manifestamos nuestra negativa al cierre como principal argumento, pero ellos siguen impasibles, a la suya y, por consiguiente, les dijimos que seguíamos con el calendario de movilizaciones y además les hicimos saber que tenemos armas para hacerles recapacitar», ha explicado José González (CCOO), presidente del comité de empresa.
Incluso partiendo ya del cierre con carácter irreversible, las condiciones económicas de las indemnizaciones para los despidos tampoco convencen a los afectados. «Al final, dijeron que estarían dispuestos a dar 25 días por año trabajado con el límite de doce mensualidades, lo cual seguimos considerando parte de la misma burla de la última reunión», ha detallado, tras esta contraoferta que sólo aumenta las cantidades en cinco días sobre el mínimo legal.
Ambas partes se han emplazado para otro encuentro negociador el día 31, después de los dos primeros días de huelga, previstos para el 28 y el 29. Salvo que se desconvoquen antes, también hay jornadas de paros el 5 y 7 de febrero y el 12, 13 y 14 de febrero.
De momento, se mantiene el pulso por parte de los empleados: «Da la impresión de que quieren ver nuestra fuerza», ha interpretado el representante del comité de empresa.
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