«Se meten en tu mente»: el miedo de la familia de una joven de Elche a que esté raptada por una secta en Perú

¿Cómo han podido embaucar a una joven estudiante de 21 años trabajadora, aplicada, hogareña y a gusto entre los suyos? «A nosotros nos explicaron en SOS Desaparecidos que en las sectas buscan a personas inteligentes, que tienen inquietudes, a través de eso se meten en tu mente, en tu ser», relata David Marín, hermano de la joven ilicitana.

Aparte del análisis que le facilita un experto, este joven periodista presiente con mucha seguridad que pueden estar suplantando o manipulando a su hermana. «A través de los audios, de sus mensajes, estamos en contacto, pero tienes la sensación de que no es ella«, explica, angustiado además porque esas comunicaciones «son muy frías, no hay sentimientos». Máxime, cuando él está rogándole que regrese y contándole que tanto sus padres como él mismo están «destrozados», sin que eso parezca afectarle, cuando siempre han tenido una buena relación.

Otro de los indicios que hacen desconfiar al entorno más personal de Anna de que se encuentre libremente y en circunstancias normales en Perú surge cuando trata de justificarles que ya cuenta con una ocupación laboral. «Trabajo allí no puede tener con visa de turista, además de que otras veces nos dice que ha estado a prueba y está buscando trabajo», recuerda David, poniendo de relieve unas contradicciones que apuntalan más su convencimiento de que los mensajes pueden proceder de otras personas que la retienen en contra de su voluntad. Además, usa expresiones hispanoamericanas que no parece verosímil que haya adquirido en tan poco tiempo.

Incluso pidió a sus allegados que retiraran la denuncia ante la Policía por su desaparición para no perjudicarla, porque podría «perder el trabajo y la vivienda» además de que afectaba a dos personas con las que convive ahora, presumiblemente en un piso situado en la capital, Lima, o en las inmediaciones de la ciudad.

Cuando saltó la noticia después de la difusión de la foto de la joven en el portal de SOS Desaparecidos, suscitó un interés de los medios de comunicación y de las autoridades, además de particulares, que David agradeció públicamente por calmar inicialmente los ánimos de la familia al sentirse al menos respaldados. «Estábamos más tranquilos dentro de lo malo, porque nos están ayudando», comentó, aunque sin ocultar la tristeza e inquietud con que siguen la evolución de los acontecimientos, sin poder hacer mucho más. También pidió a cualquiera que pudiera aportar detalles de los últimos meses relacionados con Anna, por haber tenido contacto con ella en la Universidad o en otro ámbito, lo facilitara por si da pistas de dónde está ahora y por qué razón.

Obviamente, quien más luz les ha arrojado estos días dentro del oscuro túnel en que se encuentran ha sido Patricia Aguilar, ya que ella vivió el proceso de acabar atrapada dentro de una secta en Perú hace un lustro. En su caso, el gurú Steven Manrique la llevó a su grupo pseudreligioso y sufrió un cautiverio de un año y medio en el que pasó un embarazo y fue localizada en la selva con su bebé, una vivencia estremecedora que ha quedado ahora plasmada en una docuserie de Disney+: «548 días captada por una secta»

Aunque con Anna Marín se ansía ese mismo final feliz de vuelta al hogar, al tratarse de una persona mayor de edad, su rescate resulta más complejo por cuestiones legales. «De hecho, la dificultad radica ahí, pero bueno, no por ello vamos a bajar los brazos», se reafirma con firmeza su hermano. «Nos dicen que en estos casos se le localiza y hay que ver si hay signos de captación por una secta, pero que es complicado por su mayoría de edad», reconoce.

Desde la Comisaría de la Policía Nacional de Elche, un agente que precisamente participó en la investigación de la otra desaparición en Perú en 2017 corrobora ese matiz fundamental: «La gran diferencia es que al final, si ella no quiere que se revele su paradero, siempre que no esté en peligro nosotros no podemos hacer nada, por eso cuesta tanto traerla y llevarla con sus padres». En cambio, cuando se trata de una menor de edad, «siempre hay que ponerla a buen recaudo» y la operación se simplifica con rapidez.

«Mis compañeros están investigando, tenemos mucha voluntad, pero nos surge este impedimento, ojalá pudiéramos», asegura este policía. Los protocolos nacionales e internacionales para estas desapariciones se han activado y hay investigadores de la unidad especial especializada en sectas destructivas en el caso. Al parecer, Anna acudió ya al Consulado a instancias de las autoridades peruanas y aseguró que se encontraba bien. Su familia no se lo cree, visto su extraño comportamiento reciente, lo que alimenta la hipótesis de su rapto por una secta, tras manipularla.

Durante meses fingió que iba a diario a la Universidad, cuando posteriormente comprobaron que ya no acudía a clase, y aprovechó un supuesto viaje de fin de curso al principio de este verano para desplazarse a Perú. A finales de agosto, no regresó de una excursión al campo con unas amigas y les avisó de que se iba a Madrid a trabajar, antes de dar el salto al país americano.