El jubilado español que se fue a la guerra, «abandonado a su suerte» en una cárcel de Crimea

«Mario está vivo, está preso en Crimea. Hablé con un ucraniano que estuvo en la misma celda. Estamos buscando la manera para que lo incluyan en una lista de intercambio de prisioneros de guerra», estas fueron las palabras que recibieron los familiares de Mario esta misma semana después de meses de angustia, desesperación y preguntas sin respuesta.

Uno de sus mejores amigos y representante de la familia, Francisco Santisteban, ha confirmado a ABC que tras las últimas informaciones sobre Mario llegadas desde Ucrania la Fiscalía ha abierto una investigación sobre su desaparición, al mismo tiempo que Cruz Roja Internacional ha iniciado los trámites para conocer más detalles sobre la situación del jubilado español de 74 años apresado el pasado 19 de marzo.

«Mario está bien dentro de lo que cabe. Estamos intentando buscar la manera de saber algo más, pero poco más podemos hacer», comenta una amiga de Mariano García Calatayud, quien al igual que el exfuncionario de Carlet también dice aparecer en «listas rusas de terroristas ucranianos». Por otra parte, explica que «el problema reside en que la Federación Rusa no reconoce oficialmente que esté detenido por ellos», matiza esta persona.

Asimismo, detalla que Mariano sí ha sido incluido en la lista de Ucrania para intercambiar presos con Rusia, pero que «la sensación es que primero el Gobierno de España debe exigir a Rusia la confirmación oficial de que lo tienen preso». Por su parte, ante una hipotética liberación, su amigo Francisco espera y desea que regresara a España, pese a las repetidas ocasiones en la que el voluntario valenciano ha manifestado que «ayudará al país hasta la muerte».

Su familia y amigos han agradecido la intervención de la Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana, después de seis meses de silencio administrativo por parte del resto de instituciones públicas. «Este hombre ha estado abandonado a su suerte. Ahora es cuando se están empezando a mover las Administraciones», manifiesta Santisteban. «Solo estamos encontrando zancadillas. Cruz Roja me pide que rellene una instancia en su página web pese a que Delegación del Gobierno ya tiene toda la información y ya se puso en contacto con ellos», critica el allegado de Mario.

Preguntada por este hecho, la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, ha informado que mantienen conversaciones con Cruz Roja porque es una organización que está «sobre el terreno» y son quienes «tienen la información para acceder a las personas que están en alguna ciudad de Ucrania».

«Vamos a ver si efectivamente se confirma que está y, en ese momento, empezaremos todos los trámites para hablar con el Ministerio de Asuntos Exteriores y todos los procedimiento que tengamos que hacer para traer aquí a Mario», ha indicado Bernabé. Por su parte, desde el departamento que dirige José Manuel Albares insisten en que no tienen «información contrastada» sobre el paradero del jubilado español. No obstante, apuntan que «están en contacto con la esposa y siguen con atención el caso», al mismo tiempo que las «autoridades del gobierno legítimo de Ucrania están informadas formalmente de la investigación».

Durante las últimas semanas, los intercambios de presos de guerra entre Rusia y Ucrania se han intensificado, mientras que el Kremlin trabaja en la anexión de casi una quinta parte del país tras la celebración de referéndums ilegales celebrados en zonas ocupadas y sin garantías de legalidad internacional.

Uno de los presos liberados, Aiden Aslin, un soldado británico que decidió marchar al frente ucraniano como voluntario, ha relatado en el diario Daily Mirror el horror que sufrió durante su cautiverio en una cárcel controlada por los rusos en la República Popular de Donetsk. «Un oficial estaba fumando un cigarro y se arrodilló delante de mí para preguntarme si sabía quién era. Me dijo que era mi muerte», explica al rotativo inglés.

Respecto a la situación de Mario, sus amigos se mostraron en repetidas ocasiones partidarios de pagar un rescate por su vida con el objetivo de liberarle de las «terribles condiciones» en las que se encontraba tras ser capturado. «Le están presionando psicológica y moralmente. No está bien y le están intentando sacar información por su pasado con las milicias ucranianas», afirmaba el empresario español Julio Suárez.

Tanto es así que el jubilado español fue incluido por diferentes medios de comunicación rusos en un listado de «combatientes extranjeros engañados por la propaganda ucraniana y occidental», dudando de su «caridad y activismo humanitario», pues existen fotografías donde posa junto a armas y banderas del partido político neonazi y paramilitar Pravy Sketor (Sector Derecho).