Caso Maje, el crimen de agosto de la viuda negra de Patraix: amor, obsesión y mentiras
El asesinato de Antonio Navarro, a manos del examante de su mujer, cumple cinco años con el recuerdo de un caso que conmocionó a todo el país
La vida entre rejas de la 'viuda negra de Patraix': una mamá con pareja ajena a la película
VALENCIA
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Iniciar sesiónLa próxima semana, el 16 de agosto, se cumplirán cinco años desde que el ingeniero Antonio Navarro fuera acuchillado en seis ocasiones en un garaje de Valencia a manos del examante de su mujer, María Jesús Moreno -conocida como 'Maje' o la 'viuda negra ... de Patraix'-, en un asesinato con alevosía orquestado «de común acuerdo» entre ambos.
Un crimen con tintes de novela negra que trascendió la esfera local y se convirtió en un verdadero fenómeno mediático, al mismo tiempo que conmocionaba a las nueve personas anónimas que formaron el jurado popular, como ha ocurrido recientemente con el juicio contra Jorge Ignacio Palma por el asesinato de Marta Calvo y de otras dos mujeres -declarado culpable y visto para sentencia- y, como en los próximos meses, se vivirá con la segunda instrucción del misterioso caso de la viuda de la CAM, que tendrá que revisar un nuevo tribunal ante las dudas del primer y dudoso veredicto.
El pasado 31 de octubre de 2020, el jurado popular declaró culpables por unanimidad tanto a Maje como a su examante, Salvador Rodrigo, por el asesinato del marido de ella, ejecutado «con un arma blanca» en el aparcamiento de la vivienda. Según quedó probado, la mujer facilitó al autor confeso del crimen la llave de acceso al parking, así como información «precisa» sobre los horarios de su pareja, además de los datos necesarios sobre el vehículo: modelo, matrícula y plaza.
La disyuntiva que trató de vislumbrar el jurado se centraba en saber si Salvador actuó por su cuenta, como bien aseguró la acusada durante su declaración- o bien contó con el beneplácito y la ayuda de la viuda, como aseguró su examante. Dos versiones contradictorias emitidas desde la detención del hombre en enero de 2018, cuando decidió cambiar su declaración alegando que hasta el momento había estado protegiendo a su «amor».
Ambos condenados, compañeros de trabajo en un hospital, mantenían una relación primero de amistad y luego sentimental desde 2015. Durante este tiempo, según apuntó la defensa del acusado, Salvador quiso salvar a Maje de «una vida de malos tratos» a la que presuntamente era sometida por parte de su marido, situación que quedó desacreditada en el juicio. «Actuó para liberarla de la vida que llevaba, no era consciente de la realidad, estaba pensando en otra cosa», argumentaron los expertos que estudiaron el perfil psicológico de ambos.
La versión del amante enamorado
«Nada ni nadie podría prever que su mundo se desmoronaría, ha sido realmente un iluso», aseveró Julita Martínez, abogada de Salvador, durante al inicio del juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Valencia. También matizó que «no es normal que una buena persona cometa un crimen y destroce una familia, incluida la suya propia», pues el acusado tenía mujer y una hija en el momento de los hechos.
Días después, el 28 de agosto de 2020, Salva volvió a confesar ante el juez que mató al marido de Maje con su beneplácito. Relató que se veían «todos los días» tanto en el trabajo como fuera de él, cuando la esposa de la víctima le empezó a comentar que su relación no iba bien, aludiendo a maltratos psicológicos y físicos, e incluso fantaseando con una hipotética muerte de su pareja cuando un compañero del ingeniero murió en un accidente laboral.
«Al principio no le hice mucho caso, era pura fantasía», detalló hasta que un día, entre mayo y junio de 2017, la viuda le pidió que acabara con la vida de Antonio, a quien este ni siquiera conocía personalmente. Aceptó porque «estaba enamorado» y «temía perderla» y solo actuó «para protegerla a ella» porque «pensaba que podía pasarle algo».
Salvador confirmó que Maje le entregó una copia de las llaves del garaje que no utilizaba. Hubo un primer intento de asesinato pero se frustró porque ella no pudo convencer a su marido de que aparcara dentro del garaje: «sentí un gran alivio porque no quería hacerlo», matizó. Después, quedaron en llevarlo a cabo después de las vacaciones concertando la fecha del 16 de agosto, cuando ella, apunta, le dijo «no quiero que falles».
Entre sollozos y nervios, reconoció que «fue todo muy rápido» y que «no se acuerda porque llevamos intentando olvidarlo». Poco después de perpetrar el asesinato, se citaron en el domicilio de la hermana de Maje, donde le contó que «estaba hecho y ya está». Ella no le recriminó el crimen e incluso, recuerda, que le dijo que «le había quitado un peso de encima».
En los siguientes meses, mantuvieron la amistad hasta que tuvieron conocimiento de que la Policía estaba investigando a un posible sospechoso. Fue a comienzos de 2018 cuando cambió su versión, aludiendo a que su hija «le convenció para que dijera la verdad» aunque durante la vista también se especuló que pudo tener relevancia al respecto diferentes relaciones sentimentales posteriores de Maje con otros hombres.
En la cárcel, ella le llegó a escribir cinco cartas de amor que le hizo llegar a través de varios presos, pero eso no evitó finalmente marchara a la Ciudad de la Justicia para confesar que ambos planificaron el acuchillamiento. «Te vas a alejar de mí, porque yo siempre te lo voy a recordar», le dijo Salva a Maje.
La versión de Maje
La acusación mantuvo en todo momento que Maje fue «la ideadora», quien marcó los tiempos y las formas en las que debía acometerse el asesinato de Antonio. Su abogado se refirió al acoso mediático y al juicio paralelo sobre su representada, señalada por tener «uno, dos o tres amantes» y no por haber matado a su marido.
El día del asesinato, recuerda la viuda que se vio sorprendida por el aspecto renovado de Salva, «repeinado, con ropa nueva y depilado». Argumentó que su amante le dijo que él y Antonio se habían peleado, que había hablado mal de ella y que le había dado un mal golpe hasta acabar con su vida.
«No preparé con Salva ningún crimen, nunca», espetó la acusada, quien también remarcó sentirse «muy presionada» por la Policía durante su declaración. En su intervención frente al juez, reconoció sentirse arrepentida por su cobardía y de no «haberle hecho honor» yendo a denunciar lo que pasó. «No podía seguir con la persona que había matado a mi mirado, puse fin y ya está», se refirió sobre la relación con el procesados.
«Justicia, alegría y ganas de descansar»
El pasado 27 de enero, el Tribunal Supremo confirmó la condena a diecisiete años de cárcel a Salvador por el asesinato de Antonio, mientras que Maje no recurrió los veintidós años de prisión impuestos por la Audiencia de Valencia, ambas sentencias ratificadas previamente por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.
Tras conocer el fallo del juez tras el veredicto del jurado popular, la familia del ingeniero se mostró «alegre» y con «muchas ganas de descansar y de olvidar después de tres años muy largos», tras los que «por fin se ha hecho justicia. Al mismo tiempo que ocurrían estas muestras de satisfacción, Maje daba el último abrazo a sus padres, con permiso del magistrado, antes de volver al centro penitenciario de Picassent, donde permanece desde entonces.
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