Tezanos y la escopeta de feria

A mi amigo, repárese en su edad, el nombre de Acisclo Karag le sonaba a húngaro. Y hubo que decirle que fue médico y periodista deportivo, subdirector de Marca, pero su bien ganada fama le vino por sus pronósticos futbolísticos. Tenía muy buen ojo clínico-deportivo lo que le permitió adelantar mucho antes de que terminase el Campeonato Nacional de Liga, qué equipo iba a ser campeón, acertando la mayoría de las veces sus augurios.

Pero si no fueron de suficiente mérito sus adivinaciones, que sí lo fueron, Acisclo Karag fue autor de un Diccionario de los Deportes, sabia enciclopedia para la que contó con la colaboración del secretario de la Real Academia Española, Julio Casares. Por cierto, del desapego generalizado que gran parte del paisanaje tiene hacia el libro impreso en papel, es buena muestra que su Diccionario de los Deportes, en seis volúmenes, se pueda adquirir en Wallapop por 60 euros.

Acisclo Karag no le decía nada a Rafa, que ese es su nombre de pila, pero la mera posibilidad de que su intuición fuese comparada con las artimañas de Tezanos, lo puso de los nervios y le enfadó sobremanera y así me lo hizo saber. «Yo me puedo equivocar, pero no tengo datos ni encuestas como las que dispone Tezanos, que las que usa, manipula y tergiversa para agradar a su jefe, el que lo mantiene en el cargo pese haber sido tantas sus meteduras de pata». Concluía su mensaje con esta expeditiva sentencia: «Tezanos falla más que una escopeta de feria».

Los pronósticos de José Félix Tezanos, presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), no son erróneos por no disponer de datos suficientes. O por no contar con equipos debidamente preparados para la recogida de datos y su tratamiento. No, sus augurios son falsos de toda falsedad por malintencionados. Por pretender movilizar y condicionar el voto de una parte de la opinión pública a favor del sanchismo, sobre todo de aquella que se deja convencer por la propaganda y que suele apostar por el caballo ganador, aunque que en este caso, a la hora del recuento, haya vuelto a perder. Y van cuatro.

Teniendo como tiene Tezanos las espaldas cubiertas cual concha de galápago y el sueldo garantizado, al menos mientras el matrimonio Sánchez-Gómez siga en La Moncloa, bien podría haberse guardado para sus adentros el insolente reproche que hizo a la periodista que quiso conocer las razones de sus reiterados errores y pifias. Echarle en cara a la colega que no supiese de Sociología no sólo resultó estúpida sino insolente manera de tratar de escabullirse. Procediendo de ese modo no lo hacía de modo muy distinto a los del propio presidente del desgobierno de España, al que se le pregunte lo que se le pregunte su respuesta no será otra que cargarle todas las culpas a la fachosfera, al Partido Popular y a su presidente, Alberto Núñez Feijóo.

Y a medida que el cerco judicial va estrechándose alrededor de Begoña Gómez de Sánchez y de su cuñado, David Azagra, crece la indignación del presidente Sánchez contra jueces y periodistas. Por mucho que este nuevo «mihemmano» de la política española (y no nos olvidemos que por aquí también tenemos otro hermano, Francis Puig ) trate de pasar desapercibido, la Justicia lo tiene identificado, localizado e investigado como quien es: David Sánchez Pérez-Castejón, que forma para de una familia que apunta maneras y a la que de no ponerle coto judicial y periodístico puede que acabe emulando al pujolismo más cleptómano.