AL PUNTO
Pedro Sánchez supera a Ramonet
Especular con la posibilidad de que Pedro Sánchez se hubiese reencarnado en Ramonet sería despropósito por incompatibilidad manifiesta
Franco, presente
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Iniciar sesiónCon la muerte de Ramón Gabín Martínez, en 2007, fueron muchos los que consideraron que con él desaparecía un estilo bien característico de hacer comercio, marketing, persuasión y ventas. Quienes le conocieron y le escucharon, le comprasen o no algunas de sus fantásticas propuestas, ... le reconocían su personalísimo modo de hacer y convencer en plazas y mercados.
Ramonet se murió y con él lo hizo ese mercadeo directo sin más medios para dejarse oír que una voz potente que con el paso del tiempo se ayudó del megáfono. En la memoria quedan sus ofertas capaces de convencer a la más escéptica de las posibles compradoras, que en esos años eran mujeres quienes acudían en mayor número a plazas y mercados.
La manta era su prenda de cama favorita, la primera que aparecía en su oferta y que él mismo había comprado en fábricas de Ontinyent. En más de una ocasión escuché a empresarios paisanos ponderar su seriedad comercial y su diligencia en el pago.
A la manta añadía Ramonet una colcha; y un juego de sábanas; y dos toallas; y «un magnífico juego de tocador con doce piezas» que no era sino un peine que al exhibirlo provocaba las risas de quienes le escuchaban. Todo lo vendía por un precio que sorprendía por su baratura. Es muy probable que en más de una ocasión alguna impulsiva compradora no fuese sino un gancho capaz de levantar el ánimo de otras más indecisas. En un santiamén, formado el remolino alrededor de la plataforma desde la que vendía junto a su furgoneta, el género desaparecía de sus manos.
Pensábamos que con la muerte de este oriolano tan conocido, del gran Ramonet, la figura del charlatán –que incluso ha sido objeto de concursos en los que demostrar buena labia y capacidad oratoria al servicio de la seducción – estaba condenada a su desaparición en ferias, ferias, mercados y rastros. Craso error el que eso pensó.
La prueba evidente, y que como axioma no necesita de demostración alguna, nos la acaba de proporcionar el mismo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, que con el desparpajo, desvergüenza, desenvoltura, cinismo, e inabarcable capacidad de embuste, añadió este miércoles a la oferta de las cincuenta mil viviendas que se sacó de la chistera de la Sareb en su visita a Valencia del pasado fin de semana, otras cuarenta y tres mil viviendas. Le faltó añadir lo del peine o el bolígrafo que eran recursos propios de Ramonet.
Tan sanchista anuncio lo hizo ante el pleno del Congreso después de haberse pasado por las axilas, o puede que otra parte de su juncal figura, todas y cada uno de las ocho preguntas que se le hicieron por parte de los distintos grupos sobre Marruecos y la abrupta y sospechosa destitución de la ministra de Asuntos Exteriores; las razones o sinrazones de su radical y personalísimo cambio de parecer sobre nuestra vinculación y compromisos con el Sáhara; y el entreguismo y sumisión a las tesis del reino alauita. Una dictadura, por cierto, según la cursi lideresa de Sumar.
Especular con la posibilidad de que Pedro Sánchez se hubiese reencarnado en Ramonet sería despropósito por incompatibilidad manifiesta. El alma de un pillo y hábil comerciante como fue Ramonet rechazaría de inmediato la presencia en su cuerpo de un granuja mendaz, amoral y sin escrúpulos.
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