José Antonio Rovira: «Menos de un 50% de participación en la consulta será un fracaso»
El conseller de Educación de la Generalitat Valenciana pide neutralidad a los equipos directivos de los centros y a los docentes en un proceso en el que están llamadas a votar 570.000 familias para elegir la lengua base
Rechaza una parálisis en sus políticas culturales: «Existe una hoja de ruta muy clara. Queremos pasar de un sector de subvención a uno de industria»
Presión en las aulas valencianas: «Si votas castellano, tu hijo irá con inmigrantes»

570.000 familias de más de 1.700 centros educativos de la Comunidad Valenciana están llamadas a votar, del 25 de febrero al 4 de marzo, la lengua base en la que quieren que se eduque a sus hijos. La consulta para elegir entre valenciano y castellano -que engloba a los padres de alumnos desde segundo ciclo de Infantil hasta tercero de la ESO- no está exenta de polémica, con protestas en las calles y recursos en los tribunales. Se tuvo que posponer por la catastrófica dana que arrasó la provincia de Valencia y se activa ahora tras abordar la emergencia que dejó sin clase a miles de alumnos.
Ante uno de los hitos que se marcó para esta legislatura tras aprobar la ley de libertad educativa, José Antonio Rovira se muestra tranquilo. En una entrevista con ABC, el conseller de Educación, Cultura, Empleo y Universidades de la Generalitat defiende que su sistema garantiza que todos los estudiantes sean competentes en ambas lenguas cooficiales y asegura que su departamento asumirá los costes que una nueva planificación de recursos pueda generar para satisfacer a las familias si es posible.
En paralelo, Rovira responde a las críticas del sector cultural y rechaza que haya una parálisis en sus políticas tras asumir las competencias que estuvieron durante un año en manos de Vox hasta la ruptura, el pasado verano, de la formación con el PP de Carlos Mazón, que gobierna en solitario desde entonces.
—¿Por qué es necesaria ahora esta consulta?
—Es necesaria porque viene recogida en la ley de libertad educativa. No hemos engañado a nadie. Aquí se planteó un modelo de inmersión lingüística muy similar al catalán, que era el objetivo de Compromís con la aquiescencia del PSPV-PSOE, y dijimos que si ganábamos las elecciones íbamos a desmontarlo. Entendíamos que había que establecer un sistema equilibrado con las dos lenguas, en las zonas valencianoparlantes, que son la gran mayoría. Un sistema en el que hay más carga en la parte inicial de las etapas educativas, segundo ciclo de Infantil y los dos primeros cursos de Primaria, que es cuando los niños aprenden a leer y escribir.
—¿Qué criterios se han seguido para establecer los porcentajes?
—Criterios técnicos. En una zona de predominio valencianoparlante o bilingüe, el 65% de la docencia en Infantil se impartirá en la lengua que elijan los padres, el 25% en la otra y el 10% en inglés. En primero y segundo de Primaria, el porcentaje de inglés varía entre un 15 y un 25%, la lengua no base será de un 25% y la base entre un 50 y un 60%. A partir de tercero, la diferencia entre la lengua base, que es la que eligen los padres, y la otra será de un 20%. Es un modelo similar al antiguo, en el que había dos líneas, pero lo hemos mejorado y equilibrado más.
«Ni siquiera el Gobierno de Ximo Puig se atrevió a suprimir la exención del valenciano»
—¿El valenciano va a quedar arrinconado?
—No, está en un nivel similar al castellano. El anterior gobierno sí arrinconó al castellano con la que excusa de que ya se hablaba en la calle y en los medios. Esos modelos de inmersión lingüística están fracasando en Cataluña y en el País Vasco.
—¿Garantiza este sistema que todos los alumnos adquieran un nivel adecuado en ambas lenguas?
—Sí, porque la diferencia es mínima. Los padres que elijan el castellano como lengua base van a tener de media un 30% del tiempo lectivo en valenciano.
—Desde la Conselleria recomiendan que no se pida la exención del valenciano en zonas castellanoparlantes. ¿Por qué no la suprimen?
—Porque la recoge la Llei d'Ús i Ensenyament del Valencià, aprobada en 1983 con un amplio consenso. Ni siquiera el Botánico –el gobierno autonómico de PSPV, Compromís y Unides Podem que lideró Ximo Puig- se atrevió a suprimirla. Hicieron una cosa más bárbara: siguieron permitiendo a los alumnos no examinarse de la asignatura de Valenciano mientras les metían asignaturas troncales en valenciano, cuando no se habla en su entorno. Queremos cambiamos el modelo imposición por el de promoción. Vamos a hacer campañas en las zonas castellanoparlantes para pedirles a las familias que no pidan la exención, porque si se examinan tendrán un título que les puede venir muy bien en el futuro. En cuatro meses, hemos repartido más de 60.000 certificados de valenciano.
—¿A partir de qué cifra considerarían representativa la participación en la consulta?
—Tomaría como un fracaso que haya menos de un 50% de participación. El resultado nos da igual. El objetivo es devolverles la voz a las familias y que no sean los consejos escolares de cada centro, con mayoría del profesorado, los que decidan el idioma. Nuestros docentes están capacitados para impartir clases en las dos lenguas. No hay ningún problema de organización. Espero que la participación sea suficiente porque hay un sector, como Hablamos Español, pidiendo el voto para el castellano, y toda la izquierda pidiéndolo para el valenciano.
—¿Cómo se está vigilando la neutralidad de los centros y las presiones denunciadas?
—La Inspección Educativa ha actuado en algunos centros donde nos han llegado algunas denuncias. Yo pido neutralidad a todos los docentes, a todos los funcionarios públicos y a los equipos directivos.
—¿Teme que prosperen los recursos judiciales?
—Entendemos que no lo harán. La ley de libertad educativa establecía el desarrollo de una orden para llevar a cabo la consulta, que ha pasado por el Consell Jurídic Consultiu. Nos están haciendo trabajar mucho, porque en vez de agruparse todos y hacer una misma demanda, las van haciendo una por una. Han presentado recurso Acción Cultural del País Valencia, UGT, Comisiones Obreras o Compromís. Vienen todos del mismo sector, aunque Hablamos Español también ha dicho que igual se lo planteaba. Eso es señal de que lo hemos hecho bien.
«La nueva planificación educativa nos puede generar algún coste, pero estamos dispuestos a asumirlo»
—¿Cómo se garantizará el derecho de las familias a estudiar en una u otra lengua si su elección no es la elegida? Puede suponer un problema en los municipios con un solo centro.
—Si en un municipio sólo hay un centro y una línea, y 19 alumnos piden valenciano y uno pide castellano, no puedo montarle una especificidad para él. Pero imaginemos que son diez por un lado y diez por otro. A lo mejor, dotándoles de algún maestro más podemos atender esa demanda, porque la diferencia es del 20%, que son básicamente dos asignaturas. Sabemos que la planificación educativa de esto nos puede generar algún coste, pero estamos dispuestos a asumirlo.
—¿Qué ocurrirá con los bancos de libros?
—Están garantizados, pese a las acusaciones que nos están haciendo. El otro día me contaban una anécdota de un colegio que tiene el 90% de la docencia en valenciano y el 10% de inglés. Una maestra de Inglés le dijo a una niña que les dijera a sus padres que votaran por el valenciano porque si no iban a tener que gastarse 250 euros en comprar libros. Eso es falso.
—¿Se repetirá la votación todos los años?
—No. Se hace este año en aplicación de la ley. En los siguientes cursos la elección de lengua se hará en el proceso de admisión ordinario. Tenemos que hacer la consulta ahora para tener unos meses y poder hacer toda la planificación. Estaba prevista para noviembre, pero decidimos posponerla por la dana.
«La cultura tiene que ser una industria más»
—¿Los asuntos culturales se quedan diluidos en una macroárea con las competencias en educación, empleo y universidades?
—No. Cogimos las competencias de cultura en verano y estábamos empezando a ver cómo estructurarlo todo cuando llegó la dana, con el esfuerzo que ha supuesto para recolocar al alumnado en centros educativos. Nos queda terminar de instalar aulas prefabricadas para que los estudiantes que están desplazados a otra ciudad, puedan volver a su pueblo. Pero eso no ha hecho que nos hayamos olvidado de la cultura. Tenemos la selección del nuevo director del IVAM en marcha y recientemente aprobamos las bases de las dos direcciones artísticas que nos faltaban en el Instituto Valenciano de Cultura (IVC).
Además, en diciembre aprobamos dos paquetes de ayudas, uno de cinco millones para industrias culturales y otro de un millón para el sector editorial. Hasta la fecha se han concedido más de 4,5 millones a 215 beneficiarios por encima de los 20.000 euros de media cada uno. Y ahora vamos a aprobar dos millones más para artes escénicas.
Se nos ha criticado por tener alguna sala del IVAM cerrada, pero allí se han guardado obras de artistas que tenían sus talleres destrozados. En el Centre del Carme también hay obras de zonas afectadas por la dana con humidificadores para quitar la humedad y abordar su restauración. Tenemos a gente del Instituto Valenciano de Conservación, Restauración e Investigación (IVCR+i) en una sala gigantesca de Feria Valencia secando y limpiando archivos municipales y de iglesias. Se ha hecho mucho trabajo y lo que pretendemos a plazo inmediato es tener ya toda la estructura montada.

—¿Hay una hoja de ruta para el sector cultural? ¿Por qué existe esa sensación de parálisis?
—Existe una hoja de ruta muy clara. Pese a tener que atender la urgencia, la política cultural no se ha paralizado y ha seguido. Hemos presentado la programación del IVAM de los primeros seis meses de 2025. ¿Por qué no hemos hecho todo el año? Porque mejor esperar a que el nuevo director o directora que sea nombrado empiece a trabajar. En el Centre del Carmen no hemos eliminado nada, sino que hemos reprogramado.
Queremos ir pasando de lo que es el sector de subvención cultural a un sector de industria cultural. La cultura tiene que ser una industria más, donde tiene que haber una política de ayudas, pero tiene que a su vez también generar.
—¿A qué responden los cambios organizativos en el área de Cultura?
—Hemos aliviado de carga administrativa a la Secretaría Autonómica de Cultura -que dirige Pilar Tébar tras ser directora general con Vox- para que pueda dedicarse al 100% a la programación, al diálogo constante con el sector y al estudio de sus necesidades. Todo lo que es más farragoso, como presupuestos o plantillas, se gestionará directamente desde los servicios comunes de la Conselleria.
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