A algunos vecinos ya les ha sorprendido y comentan que al acudir por una emergencia cualquiera a horas intempestivas, se han encontrado en la puerta del retén con un cartel que reza: «Cerrado. Urgencias, llamar al Servicio de Emergencias 112». También se añade el teléfono del cuartel de la Guardia Civil, precisamente el consuelo que les queda y el recurso al que han aludido los responsables municipales para tranquilizar, ya que al menos la «seguridad» está garantizada.
Además del factor retributivo, la plantilla arrastra una escasez de efectivos, por debajo de la ratio aconsejable para su peso demográfico, y cuenta en la actualidad con 20 agentes -en 2023, antes de las bajas actuales- cuando ha llegado a disponer de 34 en el año 2010.
Se trata del último episodio de una serie de deficiencias en los servicios públicos locales debido a esa asfixia económica de las arcas, arrastrada desde el final de la anterior legislatura -con Gobierno del PP- y ahora no enmendada por los dirigentes socialistas, tras las elecciones municipales.
Otro momento grotesco, en el caso de la vigilancia policial, se vivió en octubre del año pasado, cuando no se patrullaba y había coches aparcados por falta de carburante, al no poder sufragar un gasto tan básico.
La austeridad ha llegado a extremos que extraña a más de un ibense, como la decisión reciente de suspender el rally que se venía disputando desde hace años por la carretera conocida como de «Las Revueltas» hacia Banyeres de la Mariola, para ahorrar. Exactamente, 30.000 euros que representaba para el erario municipal. Por lo visto, todo euro hace pared en Ibi, de momento. Y de noche, recuerdan aquel título de un western convertido en tópico: «ciudad sin ley».
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