Para evitar males mayores, solicitó nuevos créditos para pagar los antiguos. No obstante, fue peor el remedio que la enfermedad ya que las deudas no dejaron de acumularse y, sumadas a otros gastos que le surgieron después de la separación como la pensión para la manutención y alimentación de sus hijos, la cantidad de dinero que tenía que abonar se volvió completamente inasumible.
Así, ya eran más de 100.000 euros los que debía, por lo que decidió acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad, procedimiento que requiere acreditar la insolvencia del interesado, no haber sido exonerado en los últimos cinco años y carecer de delitos de orden socioeconómico.
Tras el estudio de su caso, los letrados aseguraron al interesado que terminarían con uno de los dos posibles fines del proceso. «Sólo existen dos objetivos en esta ley: conseguir una rebaja de la deuda total con un plan de pagos asumible para el deudor o el perdón del 100% de las obligaciones», señalaron.
La primera actuación realizada por los abogados fue avisar de la insolvencia del afectado a los Juzgados de Valencia. Con ello, el deudor obtendría el primer beneficio: no debe pagar nada y suspender posibles embargos hasta el fin del proceso.
Después de este trámite, tras constatar la imposibilidad de llegar a un acuerdo con los acreedores, presentar demanda de concurso de acreedores y solicitar tal derecho. Los abogados lo hicieron efectivo en el Juzgado Mercantil Nº1 de Valencia, quedando resuelto este mes de noviembre, en tan solo cinco meses.
Después del procedimiento, además de recuperar la estabilidad económica y olvidarse de las deudas, ha mantenido su vivienda habitual y su coche en propiedad. «El caso de este protagonista demuestra que estar en una cómoda situación económica no te salva de tener problemas financieros», argumenta la letrada Laura Muñoz.
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