Ferraz se inclina por la ministra Morant para suceder a Ximo Puig al frente del PSOE valenciano
El expresidente de la Generalitat prepara su salida como secretario general del partido pactada con Pedro Sánchez
Ximo Puig, ante el Comité Nacional del PSPV-PSOE: «Comienza una nueva etapa»
Toni Jiménez y Alberto Caparrós
VALENCIA
Ximo Puig anunciará este sábado su intención de cerrar su tiempo al frente del PSPV-PSOE más de una década después. El expresidente de la Generalitat y secretario general de los socialistas valencianos desde 2012 dejará paso a «nuevos liderazgos», tal y como ha ... anticipado este viernes. Con el Comité Nacional de la formación –el máximo órgano entre congresos– «comienza una nueva etapa».
«Se necesitan nuevos vientos, nuevos cambios», señaló, anticipando una decisión sobre su futuro esperada por muchos tras perder el Gobierno autonómico –y las principales ciudades de la Comunidad Valenciana– el pasado 28 de mayo. Esa misma noche electoral, Puig amagó con irse, pero la convocatoria anticipada de las generales lo cambió todo y primó la llamada a la estabilidad para evitar guerras internas que erosionaran al partido. Ahora, es momento de encontrar «la mejor solución posible».
La presencia del Secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, en la reunión de la dirección valenciana da cuenta de que la salida de Puig está consensuada con Ferraz e incluso agita los rumores de un congreso extraordinario para elegir a su sustituto, antes del previsto para finales de 2024.
La carrera por la sucesión tras un largo liderazgo ya tiene nombres propios, aunque ninguno de ellos recoge el perfil mediático del todavía dirigente de la federación valenciana. El que suena con más fuerza es el de la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, que cuenta con el aval de la cúpula nacional. Su renovada posición en el Consejo de Ministros se ve como una oportunidad para ganar notoriedad entre los electores. Ya se habló Morant como posible candidata a la Alcaldía de Valencia el 28M, un movimiento que finalmente se descartó.
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Pero tendrá contricantes si no se llega a un acuerdo. El diputado nacional y secretario provincial de Alicante, Alejandro Soler, ha reclamado en los últimos días movimientos en el seno del partido y se ha puesto a disposición de la militacia para que le atribuyan el papel que consideren. Soler ha sido uno de los pocos dirigentes que ha mostrado en público su malestar por la acumulación de cargos de Puig. Sus reiteradas ausencias en las Cortes Valencianas –sobre todo en las sesiones de control al Gobierno de PP y Vox que encabeza Carlos Mazón– han hecho saltar las alarmas por el desgaste que podía producir en un grupo parlamentario que sigue digeriendo un cambio de rol que no esperaba.
En la terna de aspirantes también se encuentra el homólogo de Soler en Valencia, Carlos Fernández Bielsa, aunque su candidatura perdió fuelle al no conseguir la presidencia de la Diputación. Por contra, la número dos del PSPV y delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, se ha descartado de ese proceso sucesorio tras confirmarse que seguirá representado al Ejecutivo central en la región. «Soy delegada del Gobierno y a ello me voy a emplear porque, sin duda alguna, es la mejor manera de hacer contrapeso a las políticas regresivas del PP y Vox», ha indicado.
En cualquier caso, sin la presencia de una figura de consenso, la idea de una transición sosegada –con diálogo e integración entre las distintas familias– parece una utopía. La única certeza, de momento, es que el núcleo duro de Pedro Sánchez tutelará ese camino que los socialistas quieren transitar hasta poder recuperar la Generalitat en 2027.
El principal objetivo: evitar el precedente de 1995, cuando la derrota de Joan Lerma inició un periplo en la oposición de dos décadas en las que se encadenaron gobiernos del PP sin rival en las urnas. El peor resultado histórico de los socialistas en la región les llevó de nuevo al poder en 2015 de la mano de Compromís. Un pacto de legislatura al que se sumó Unidas Podemos, que no entró oficialmente en el Consell hasta cuatro años después. Ximo Puig –por su cuenta y riesgo– adelantó las elecciones un mes para hacerlas coincidir con las generales y aprovechar el voto dual a un PSOE al alza, en los primeros comicios que Pedro Sánchez ganó tras la moción de censura a Mariano Rajoy.
La oferta de la OCDE
Tras fallar las quinielas que lo situaban en el Consejo de Ministros, Puig tiene encima de la mesa la propuesta de convertirse en embajador de España en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aunque su marcha a París no sería inminente. Aceptar la oferta supondría dimitir y dejar el partido en manos de una gestora. Además, como senador por designación territorial, Sánchez le colocó en la presidencia de la única comisión del Senado –la de Presupuestos– que los socialistas ostentan en la Cámara Alta.
Todo apunta a que seguirá manteniendo el acta en las Cortes Valencianas y la presidencia de un grupo parlamentario descabezado. La marcha de sus actuales portavoces, Rebeca Torró y Arcadi España, al segundo escalón del Gobierno como secretarios de Estado obliga a replantear su organización. José Muñoz parece ser el mejor posicionado para convertirse en síndic, algo que no se confirmará hasta la Ejecutiva del próximo lunes, que se celebrará una semana después de lo previsto, a la espera de los detalles que revele el discurso de Puig de este sábado.
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