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El 'fenómeno Topuria' catapulta las artes marciales valencianas

Los gimnasios valencianos han incrementado hasta un 200% los inscritos y las mujeres ya suponen casi la mitad del alumnado

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Imagen de una clase de defensa personal femenina FOTOGRAFIAEVORA
David Maroto

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Hace décadas, durante los años 50, Valencia fue considerada capital europea del pressing catch, una disciplina que combina tres artes: lucha, acrobacia y teatro. Todos los viernes y algunos domingos, la plaza de toros -conocida antaño como el 'Madison Square Garden valenciano'- quedaba completamente abarrotada de personas que ansiaban ver a sus luchadores sobre el ring. Este año se cumplen 75 años de los espectáculos de lucha libre en la capital del Turia, mientras en paralelo se dispara el interés por los deportes de contacto, sobre todo entre las mujeres y en cierta medida catapultado por el efecto Ilia Topuria.

Durante los últimos años, y especialmente desde la pandemia, la Guerra de Ucrania y la escalada bélica mundial, los gimnasios valencianos han experimentado un incremento notable de los alumnos matriculados en deportes de lucha como el boxeo, judo, karate, defensa personal femenina, jiu-jitsu, MMA, krav maga, aikido o muay thai, entre otros.

Según el Ministerio de Cultura y Deporte, el 1,4% de las mujeres en España practica algún arte marcial, algo que corroboran los gimnasios valencianos, que han llegado a registrar un aumento de hasta el 50% de alumnas en clases de judo. «De los veinte alumnos por clase, apenas una o dos eran mujeres, ahora casi hay paridad. Hemos notado mucho el aumento de mujeres en las clases de artes marciales en los últimos años, asegura Andrés Mínguez, profesor y gerente de Ronin Valencia.

De acuerdo con los datos que ofrece la Federación Española de Boxeo, las licencias aumentaron un 34% entre 2019 y 2023, mientras que la Federación Española de Kickboxing y Muay thai también registró un aumento significativo del 28% en el número de federados durante el mismo periodo. En cuanto a las Artes Marciales Mixtas (MMA), la Asociación Española de MMA (AEMMA) cerró 2023 con aproximadamente 850 licencias de gimnasios, y en los primeros meses de 2024 ya alcanzaban las 1.500 licencias, lo que supone un aumento de más de 600 licencias en poco más de tres meses.

Algunos gimnasios valencianos han incrementado hasta en un 200% los inscritos en artes marciales y cada vez son más las mujeres inscritas en este tipo de deportes de contacto. El fenómeno Ilia Topuria, también ha tenido un «efecto llamada», inspirando a muchos jóvenes a iniciarse en estos deportes.

Empoderamiento femenino

La creciente conciencia sobre la importancia de la defensa personal ha propiciado que muchas mujeres busquen en las artes marciales herramientas para sentirse más seguras y empoderadas. Según la Federación Española de Boxeo, entre 2017 y 2023, las licencias femeninas se doblaron en tan solo cinco años.

«Hace una década el porcentaje de mujeres matriculadas en deportes de contacto era muy inferior al de los hombres, apenas representaban el 10% de la clase. En la actualidad, hay casi paridad, tanto en niños como en adultos. Hoy, las niñas y mujeres quieren aprender a defenderse, a luchar y deportes de fuerza y resistencia», afirma Andrés Mínguez, gerente del gimnasio de artes marciales Ronin Valencia; uno de los más antiguos de la ciudad con casi 65 años de historia.

75 años de pressing catch

En paralelo, Valencia celebra 75 años de espectáculos de lucha libre tras décadas doradas donde se erigió como capital europea del wrestling. «Kamikaze» o el Ángel Blanco estaban en boca de todos los valencianos, incluso algunos luchadores locales llegaron a lo más alto a nivel nacional e internacional, ganando múltiples campeonatos como los hermanos Nino y Julián Pizarro, Rafael Blasco, Marco «El Maldito», Modesto Aledo, Hércules Cortés, Antonio Montoro o Mariano Alcázar, conocido como «Young Apollo», que consiguió hacerse con el campeonato de peso ligero en Reino Unido.

Lo que se rebautizó como «pressing catch» en los años 90, se convirtió en un momento de diversión, evasión y familia. Muchos padres acudían con sus hijos a la plaza de toros de Valencia para disfrutar de un espectáculo que rebasó fronteras. «Hasta los topes», «el Madison Square valenciano», así reflejaban los periódicos valencianos cómo de abarrotada se presenta el coso de la calle Xàtiva durante los encuentros de lucha libre.

Pressing catch en Tyris Wrestling Benetússer ABC

«La lucha libre era la ópera del pueblo, era lo que le gustaba a la gente, donde pasaban sus mejores momentos a lo largo de la semana», recuerda Pepe Serrano, promotor de lucha libre y experto en espectáculos marciales. «Bastantes luchadores llegaron a vivir muy bien de este deporte». «Muchos los luchadores procedían de la zona de La Albufera de Valencia. Su dieta se componía principalmente de arroz y pescado. Entrenaban cargando sacos de arroz por los arrozales de la albufera y usándolos como punch de boxeo», afirma Andrés Mínguez, experto en artes marciales y documentalista.

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