El fenómeno rosa de Barbie llega a los helados artesanos

«Cada uno le da un toque diferente, debe tener un sabor que sea agradable, claro, sobre todo lo piden los niños y, por ejemplo, hay quien le está poniendo Lacasitos, otros lentejuelas, nubes de helado... cualquier complemento que pueda hacer el helado más decorativo, en definitiva, la imaginación no tiene límites», explica Marco Miquel, presidente de la Asociación Nacional de Heladeros Artesanos (Anhcea).

Se trata que la receta sugiera la figura de esos personajes conocidos, «otro año ocurrió con Bob Esponja, se sabe que van a pedirlo y hay que conseguir que les evoque eso», añade este profesional que tiene su establecimiento en Denia (Alicante).

Como esas modas se presentan en muchas ocasiones de forma repentina y resultan efímeras, los artesanos del oficio cuentan con cierta ventaja frente a la industria, que necesita más tiempo para preparar producciones a gran escala. En cambio, el autónomo y pequeño empresario puede improvisar con más agilidad y aprovechar el tirón de estas marcas de temporada corta.

«Tienes que sumarte a la tendencia, que no irá muy lejos, cuando vas a sacarlo igual ya se ha acabado», explica Miquel, que además señala cómo en este sector »no hace falta pasar por el departamento de marketing« para estar atentos a estos fenómenos y reaccionar.

Aparte de este detalle anecdótico aunque más llamativo para los consumidores, la campaña de este verano con los termómetros en registros récord se mantendrá en cifras similares a las del año pasado. En contra de lo que pudiera pensarse, tanto calor no se convierte en un aliado para el sector, especializado en crear delicias al tiempo que uno se refresca.

«Una temperatura demasiado elevada no nos ayuda: cuando se pone a hacer este tiempo la gente no sale mucho de casa, en el horario de mediodía no se puede hacer nada», describe el presidente de Anhcea.

Menos mal que horas después, al caer la tarde y mejorar, sí acompaña y la impresión que transmiten los profesionales da pie al optimismo a escala nacional. En Alicante y la Comunidad Valenciana, donde hay una pionera tradición artesana desde el siglo pasado en municipios como Ibi y Jijona, esta temporada de verano arrancó con algo de retraso, hasta julio no despegó con la llegada de turistas, y la situación sigue variando según el lugar por muchas «circunstancias».

Pasó algo parecido en Semana Santa, con unas expectativas que no apuntaban bien por la climatología, y ahora en zonas del interior va muy bien. Como indicador global del sector, se está consumiendo bien según los volúmenes de la central de compras.

Y hay una diferencia fundamental con el verano de 2022: «La energía no está a los precios del año pasado, cuando buena parte de los beneficios se fueron con el recibo de la luz», recalca Miquel.